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5. Sistema de ordenación de los colores
A lo largo de la historia son muchos y en las más diversas circunstancias los que han tratado de ordenar el color de modo científico o empírico, pero siempre con la intención de tratar de entender de qué manera se organiza el sistema de percepción visual a la hora de entender nuestro entorno.
Tras la Revolución Industrial y la proliferación de sistemas de impresión, se hace cada vez más necesario un control más preciso de los métodos de manejo del color, con la intención de que este sea lo más fidedigno al original del que se parte.
Primero fueron las industrias de estampados de tejidos, posteriormente, las imprentas de cartelería. Actualmente, y en consonancia con los medios informáticos, el control del color se hace más complejo y necesario, aunque a su vez, más uniforme y basado en códigos más comunes.
Es curioso cómo los sistemas de color empleados tanto en entornos industriales o informáticos cambian según la zona geográfica del planeta, tal vez debido a la herencia cultural de los estudios previos realizados en dichos lugares. Es necesario conocer los colores más habituales y sus características, con la intención de manejar trabajos en distintos ámbitos y con la seguridad de obtener resultados óptimos.
En este apartado se revisarán qué y cuáles son los usos de las cartas de color, profundizando en las diversas bibliotecas de color que se usan, sobre todo en los sistemas informáticos, a la hora de preparar documentos para diversos fines.

Recuerde
Conviene conocer cuáles son los sistemas de color empleados en los distintos países para poder afrontar cualquier trabajo en cualquier parte del mundo sin problemas.
5.1. Cartas de color
Las cartas de color son herramientas que diversas empresas desarrollan para poder generar posteriormente tintas de colores específicas con la mayor fidelidad posible a los colores que un cliente solicita. Estas cartas están basadas en unas escalas concretas de tonos, valor y saturación que, a través de unos códigos concretos planteados por las empresas, indican un color concreto con las variantes características que estos comprenden.
Físicamente, estas cartas son impresas sobre fichas de cartón y con parches de color que muestran los posibles tipos de gamas cromáticas desarrollables, acompañadas de sus respectivos códigos. Aunque el uso de las cartas de color está plenamente aconsejado, debe tenerse en cuenta que no existe una homologación del desarrollo y los datos de todas ellas, por lo que a la hora de usarlas debe elegirse una en concreto, ya que los datos obtenidos entre unas y otras son totalmente incompatibles.
Las empresas de creación de tintas suelen realizarlas como muestra de las gamas cromáticas que son desarrollables. También las usan las empresas de reproducción de imágenes como método de calibración entre los originales a reproducir y los diferentes aparatos de reproducción empleados. También tienen un uso muy extendido entre profesionales de fotografía de bodegones comerciales y productos, como medio de calibración de las cámaras fotográficas que usan (creando perfiles de color ICC que posteriormente usan en los programas y aparatos informáticos) y como muestra comparativa para poder corregir fallos cromáticos en las impresiones.
Dentro del apartado fotográfico, que es el que interesa en este manual, se usan incluyéndolas dentro de la fotografía que quiere realizarse para que sirva como referencia junto a los elementos que se reproducirán. De este modo, el fotógrafo, el editor de la imagen y el reproductor de la misma tendrán un referente común para corregir el color. Este ha sido tradicionalmente el uso de las cartas de color en lo concerniente a fotografía, aunque en la actualidad, con el auge de las herramientas informáticas en el proceso, aparecen nuevos factores que deben tenerse en cuenta.
Las actuales cartas de color exigen el empleo de nuevas herramientas como espectrómetros o colorímetros que miden los valores de estas cartas de color, creando los ya comentados perfiles ICC, que serán unos archivos informáticos con información precisa para todos los periféricos informáticos que harán que todas estas herramientas entiendan de forma precisa los valores de los colores exactos con los que se está trabajando, asegurando así una reproducción de color totalmente fidedigna.

Ejemplo
Ejemplos de periféricos informáticos son cámaras, monitores, programas de edición y printers digitales, etc.
Hasta ahora se ha hecho referencia a las cartas de color para dispositivos de entrada (es decir, las que sirven como referencia inicial para controlar el color en la toma), pero los dispositivos de salida (impresora, printer digital, plóter y otros sistemas de impresión) también generan unas cartas de color propias que se utilizan para calibrar el estado del dispositivo. Por ejemplo, un plóter fotográfico se debe calibrar antes de realizar un trabajo de impresión, para comprobar que las tintas usadas están en correcto estado.
También se debe realizar una carta o huella de color si se cambia el tipo de papel o soporte de impresión final, ya que las tintas y colores reaccionan de modo diferente dependiendo de las características de absorción o gramaje y acabados del papel.

Cartas de color Pantone (izquierda) y NCS (derecha)
Existe una extensa variedad de cartas de color en el ámbito industrial. De ellas, posiblemente las más extendidas sean las desarrolladas por la empresa Pantone o las cartas de color desarrolladas por NCS (Natural Color System, basado en la percepción de los colores naturales). El uso de estas está tan extendido que se han convertido en estándares de la producción industrial de color. Pero cada empresa desarrolladora de pigmentos y tintes suele utilizar su propia carta de color.
En el ámbito fotográfico existen varias empresas que generan dichas cartas y, para facilitar el procedimiento, se basan en unos estándares definidos. Pero hay que tener en cuenta que los datos de color de las cartas no son compatibles unos con otros, a no ser que utilicen el mismo estándar de calibración.
Hay distintas clases de cartas:
1 Kodak Q-13: esta ha sido la carta de color clásica de referencia. Se utilizaba masivamente en la época de la fotografía analógica y de printaje mediante químicos. Se divide en dos cartas concretas: una con los colores básicos a distinta densidad y otra que desarrolla una escala de grises. Estas cartas se incluyen en la toma de la imagen y, posteriormente, el operario que controla la máquina de printaje usa otra carta igual con la que calibra visualmente el resultado.

Carta de color Kodak Q-13
1 Colorchecker, de la empresa X-Rite: más conocida fuera de España, es otra de las cartas más difundidas de control visual. Se trata de una matriz de casilleros 6 x 4, donde la última fila se reserva para una escala de grises y en las filas superiores aparecen los colores primarios, más una selección del Munsell Color Science Laboratory de los colores más patentes en la naturaleza.

Carta de color Colorchecker
1 Estándar IT8: más que de una carta en concreto, se trata de un estándar usado por las principales marcas fotográficas. En un formato 10 x 15 vienen impresas unas escalas concretas de colores primarios luz y pigmento, sus diversas variantes y una escala de grises. Esta carta era utilizada anteriormente para ser escaneada por escáneres planos y crear a partir de ella perfiles ICC concretos. También se puede usar para calibrar cámaras digitales.

Carta representativa del estándar IT-8

Actividades
13. Construir su propia carta de color. Sobre una cartulina blanca de tamaño A5 (la mitad de un A4) dibujar 8 celdas divididas en 4 columnas y 2 filas. En la fila superior pintar cada una de las celdas con los colores amarillo, magenta, cian y negro. En la fila inferior, con los colores rojo, azul y verde. La cuarta celda déjela con el blanco del papel. Ahora, construir un bodegón que quede iluminado con luz natural no directa, y fotografiarlo con su carta de color. Después, comparar los resultados en la pantalla del ordenador con su carta de color original. También puede sacar una copia de la fotografía en un laboratorio para comparar con el resto.

Aplicación práctica
Un reconocido fotógrafo publicitario se acerca al laboratorio donde usted trabaja como técnico de impresión. El fotógrafo le muestra varias fotografías de un bodegón y le pide unas copias en un tamaño determinado. Le comenta que como registro de color ha usado una Q-13. ¿Cómo procederá usted?
SOLUCIÓN
En fotografía publicitaria, y sobre todo en bodegones, se suelen incluir dentro de la toma fotográfica unas cartas de color a modo de registro. En España, una de las más usadas es la Kodak Q-13. En este caso, sabiendo que el fotógrafo ha usado esta carta como referencia de color, usted deberá usar una carta del mismo tipo para calibrar que los colores en la copia final están correctos, comparando en este caso su carta Q-13 con la que aparece en la copia fotográfica y ajustando los colores para que coincidan.
5.2. Bibliotecas de color
Los diferentes programas informáticos que existen en el mercado trabajan generalmente en unos espacios de color determinados que organizan los distintos colores según unas características predefinidas. Estos diagramas de color organizan el espectro lumínico perceptible de forma gráfica y de este modo, es posible saber en qué rango se encuentra un color determinado. Por otro lado, se ha visto que las cartas de color ayudan a registrar los colores a representar de la forma más fidedigna posible.
Las bibliotecas de color son, como su nombre indica, bibliotecas incluidas dentro de estos programas informáticos que dan referencias concretas de un color determinado dentro del espacio de color en el que se trabaje. Así puede determinarse con exactitud el código concreto de un color para que luego en el proceso de printaje no se produzcan errores.
Estas bibliotecas de color, al igual que ocurre con las cartas de color, se basan en parámetros propios de las empresas que las desarrollan. Por eso debe elegirse muy bien qué carta de color se usará (dependiendo del acabado definitivo de la imagen) para poder trabajar con la mayor precisión posible en el procesado informático con la biblioteca de color correspondiente.

Nota
Una biblioteca de color de una empresa determinada coincide plenamente con una carta de color de la misma empresa, como ocurre con las organizadas por la marca Pantone.
Aunque las bibliotecas y cartas de color utilizan referencias incompatibles entre empresas desarrolladoras, se manejan (dentro del programa informático con el que se trabaje) con unos valores fijos, que son los que marcan el espacio de color adecuado. Por ejemplo, si el espacio de color es sRGB, se utilizarán valores HSB (basado en el sistema de Munsell, y por lo general el más utilizado) y se trabajará con valores de tono, saturación y brillo y con colores luz RGB: Rojo (Red), Verde (Green) y Azul (Blue). Estos colores se medirán lumínicamente con una numeración del 0 (sin ningún brillo, o negro) al 256 (brillo máximo, o blanco) y mediante los valores de cada color, la librería de color ofrecerá una referencia concreta a ese tono concreto.
Si en vez de trabajar en sRGB decide utilizarse un espacio de color basado en color-pigmento (CMYK), los valores no se darán en porcentaje de brillo, saturación o tono, sino por la cantidad de color Cian, Magenta, Amarillo (Yellow) y Negro (black) que, mezclados en proporción, darán ese color concreto. Igualmente, la biblioteca de color aportará una referencia concreta a ese color dentro de su muestrario.
También se encuentran denominaciones en espacio de color CIELAB. El modelo de color CIELAB está basado en el sistema CIE como baremo de medición del espectro lumínico.
El color LAB no depende del dispositivo donde se desarrolle (al contrario que los RGB o CMYK, que dependen del soporte final). Se trata de una representación numérica del color compuesto por la luminiscencia (L) y dos componentes cromáticos: (A), que se encuentra entre el verde y rojo y (B), que está entre azul y amarillo.

Recuerde
No confunda espacio de color (da parámetros específicos que representan colores visibles) y biblioteca de color (ordena los colores reproducibles en sistemas dentro del espacio de color).
Si el trabajo es meramente fotográfico y su procesado digital se realiza en Photoshop, Lightroom o Camera Raw (programas desarrollados por la empresa Adobe), aunque pueda hacerse uso de la librerías, se atenderá sobre todo al espacio de color sRGB, CMYK o Adobe 1998, ya que el procesado de las imágenes fotográficas, al tener un amplio espectro de color, obedece más a los valores de tono, saturación y luminosidad, que al registro de color concreto que ofrece una biblioteca de color.

Nota
Adobe 1998 es un espacio de color desarrollado por la empresa Adobe para gestionar el uso del color entre sus distintos programas y la posterior impresión.
En cambio, si la imagen está diseñada para ser materializada en tintas planas o en una gama de color concreta, deber hacerse uso de las bibliotecas de color que acompañan a nuestro software de edición para poder dar las notas precisas al impresor final de la imagen de los colores que se están usando. Este es un dato importante, porque así se asegura que el color que se trabaja en la imagen es el que finalmente se obtendrá en el procesado de impresión.
En definitiva, debe tenerse claro que el espacio de color en un programa informático ofrece los parámetros de colores que pueden verse y utilizarse y la biblioteca de color indicará el color preciso dentro del espacio de color con el que se trabaje.
A continuación, se hará referencia a algunas de las bibliotecas de color más conocidas:
1 Pantone Matching System (PMS): la empresa Pantone ha conseguido crear un estándar que es el más extendido en el mundo de las artes gráficas. Cuenta con un gran abanico de variantes, dependiendo de acabados y cualidades de las tintas. Se basan en códigos numéricos para cada escala cromática, acompañados de una letra concreta (M – acabados mate, Q – plásticos, TCX – tejidos, etc.) con la que se identifican cada uno de los tonos. Los colores Pantone se estiman en torno a los 1000 tonos directos, a los que hay que añadir todas las posibles variantes por degradación y acabados distintos.
2 Guía DIC, y guía TOYO Color Finder: es el equivalente a las librerías Pantone en Asia. Al igual que esta, cuenta con una inmensa cantidad de colores reproducibles, dependiendo del tipo de tinta y soporte.
3 ANPA-COLOR T: con una paleta de unos 300 tonos diferentes, es la librería de colores en la impresión de tramas más común para prensa.
4 Procesos HKS: es considerado el formato estándar europeo. Al igual que en Pantone, en HKS un valor determinado corresponde a una tinta CMYK concreta. También se encuentran distintas letras para denominar diferentes posibilidades de impresión: HKS E (para papel continuo), HKS K (para papel satinado), HKS N (para papel normal) y HKS Z (para papel de prensa).
5 TRUMATCH: este sistema cubre gran cantidad del espectro de colores CMYK, con cerca de 2000 tonos distintos. Está pensado sobre todo para sistemas de impresión electrográfica y colores generados por ordenador.
6 FOCOLTONE: aunque en un principio puedan parecer pocos tonos en comparación con otras librerías de color (en torno a los 700 tonos), los colores FOCOLTONE tienen una gran utilidad en preimpresión gráfica, ya que sirven para equilibrar la cantidad de tinta que compone cada color y así evitar fallos por reventado y movimientos de los registros en las copias finales.

Herramienta de selección de color en Photoshop

Aplicación práctica
Usted trabaja para una empresa de diseño gráfico. Un cliente le pide una tipología (tipo de letra) con un color concreto y le aporta una muestra del color que quiere. El cliente tiene mucho interés en que el color de dicha tipología sea exacto o lo más cercano posible al color que le aporta. ¿Cómo procedería usted en este caso?
SOLUCIÓN
El modo correcto de proceder consistiría en los siguientes pasos:
1 I. Usando una carta de color normalizada, buscar con el cliente el color que este aporta en su muestra.
2 II. En el programa de edición con el que se encuentre trabajando, usar la biblioteca de color en la que se basa la carta de color que se le ha mostrado al cliente para, mediante el código que marcaba la carta de color, encontrar el tono referido.
3 III. Trabajar la tipografía en el programa de edición con dicho tono.
6. Técnicas de reproducción del color
Trabajar una imagen mediante un software de edición conlleva considerar un fin concreto para estas. Si la intención es realizar una imagen para ser visionada en pantalla, (internet o algún otro tipo de dispositivo) habrá que ajustarla al espacio de color concreto basándose en las librerías de color estándar para estos medios (colores reales Web, HTML, lenguajes CSS, gamas de reproducción de vídeo, etc.). En estos casos, la manipulación de la imagen no es tan complicada, ya que el medio de manipulación y la proyección de la misma se realizan en periféricos con las mismas características y muestran las imágenes en un espacio de color similar.
El problema surgirá en el momento en que se intenten pasar las imágenes digitales a un medio distinto, como el papel. Existe infinidad de papeles con diversas características y multitud de sistemas de impresión y tintas con cualidades diversas. Debe tenerse mucho cuidado y adaptar las imágenes pensando en el soporte final y en los aparatos impresores.

Nota
Un pixel (del inglés picture element) es la menor de las unidades gráficas en las que se descompone una imagen digital.
6.1. Los píxeles
En fotografía e imagen digital, los píxeles son cada uno de los puntos luminosos de color que componen la imagen en una matriz. En la captura de la imagen mediante una cámara digital o un escáner, la imagen se transforma en un conjunto ordenado de puntitos de color organizados en una trama. También se verán de este modo en cualquier monitor o pantalla. Esta matriz será el mapa de bits y dependiendo de sus capacidades, mostrará la imagen con más o menos colores y degradados.

Ejemplo de una matriz de píxeles

Nota
Los estándares más utilizados serán los de 8 bits, 16 bits y 32 bits por canal.
La resolución total expresa el número de píxeles que forman una imagen de mapa de bits. La calidad de una imagen también depende de la resolución que tenga el dispositivo que la capta.
Si se trata de imágenes fotográficas, la cantidad de píxeles que contenga la imagen dependerá de la configuración de la cámara y de cuántos píxeles es capaz de captar el sensor CCD.
Los sensores CCD de las cámaras digitales actuales calculan su capacidad de captación en megapíxeles. Así, se tendrá presente que 1 megapíxel equivale a 1 millón de píxeles. Para saber qué resolución tiene una imagen digital, se multiplicarán los píxeles de ancho por los de alto. Por ejemplo, una imagen de 1200 x 1200 píxeles tendrá un total de 1440000 píxeles, o lo que es lo mismo, 1,4 megapíxeles.
Por otro lado, los dispositivos caseros de impresión o visionado, calculan su capacidad de reproducción de imágenes en píxeles por pulgada (ppp). Se sabe aproximadamente el tamaño de impresión de una imagen mediante una fórmula concreta:

Por ejemplo, en una imagen que mide 300 píxeles de ancho por 200 píxeles de alto y a una resolución de 72 ppp, la operación sería la siguiente:

Estas mediciones se hacen en sistema de pulgadas, ya que la gran mayoría de programas de gestión y sistemas de impresión han adoptado dicho sistema. Si se quiere extrapolar los resultados a centímetros, tienen que multiplicarse las pulgadas por 2,54 (el tamaño de una pulgada en centímetros) con lo que se obtiene un tamaño de imagen en el ejemplo de 10,59 cm de ancho por 7,06 cm de alto. Estos cálculos los realizan de forma automática todos los programas de gestión, pero siempre es necesario conocer el origen dichas medidas.


Actividades
14. Tomar una fotografía digital de su archivo de imágenes. Pulsando con el botón derecho del ratón sobre ella, ir a la opción de Propiedades. Después, abrir la pestaña Resumen (recuerde la ruta: botón derecho + Propiedades + Resumen). Aquí verá las proporciones en ancho y alto de la imagen, así como su resolución en ppp. Calcular con estos datos el tamaño de la imagen en pulgadas y centímetros.
Existen distintas resoluciones de impresión según el uso concreto de la imagen. Por ejemplo, para un visionado en monitor o internet, las imágenes deben tener en torno a los 72 ppp, y para impresión, en torno a los 300 ppp.
Pero no debe olvidarse que la imagen tiene un tamaño inicial y que no se puede estirar aumentando la resolución con la que fue tomada, ya que se creará el efecto de pixelación. Las imágenes con una resolución más alta reproducen más detalle que las imágenes con resolución más baja. Si se usa una resolución demasiado baja para una imagen impresa aparecerán píxeles de gran tamaño que dan a la imagen un aspecto de poca definición. Por eso también se tendrá en cuenta en un principio el tamaño final de la imagen para trabajarla en una resolución adecuada.

Aplicación práctica
Tras pensarlo mucho, usted decide comprarse un modelo de impresora concreto. El fabricante de dicha impresora indica que su resolución de impresión es de 300 ppp. Para realizar una prueba de impresión, usted selecciona una imagen de su colección de archivos con un tamaño de 15 x 20 cm a una resolución de 72 ppp. Como no quiere sacar la imagen en papel más pequeña, deja el tamaño original de 15 x 20, aumentando la resolución a 300 ppp. Pero su prueba no sale como esperaba: la imagen aparece sin definición y con dientes de sierra. ¿Qué ha ocurrido?
SOLUCIÓN
La imagen ha salido pixelada. Esto ocurre cuando se aumentan los píxeles de impresión a un tamaño mayor del que la imagen es capaz de reproducir al tamaño al que fue hecha. El software de impresión, para aumentar de tamaño la imagen, tiene que estirarla, creando píxeles ficticios y emborronando el acabado. Las imágenes digitales se deben trabajar a un tamaño y resolución concretos, teniendo claros el formato y sistema de impresión final.
6.2. La lineatura
La imagen digital está formada por una matriz de píxeles y dependiendo de la cantidad de los mismos se obtendrá la resolución (calidad) de la imagen. Ahora es preciso tener en cuenta que, dependiendo de dicha resolución, podrá obtenerse una imagen impresa de mayor calidad o tamaño. La lineatura es el número de puntos de color o de degradados de grises por pulgada (lpp) al que es capaz de imprimir un dispositivo. La calidad y tamaño de dicha impresión relaciona los ppp con los que cuenta una imagen de partida y los lpp a los que se pretendan imprimir. En imprenta, la resolución de la imagen se calcula de este modo, así, a mayor lineatura, mejor resolución.
De todos modos, no siempre podrá usarse una alta lineatura en impresión, ya que esta no solo depende de la resolución de la imagen a imprimir, sino que hay que tener en cuenta otros factores importantes como el papel (según el tipo de papel, este puede absorber más o menos tinta y condicionar la calidad de la imagen), la tinta (depende de su densidad) y otros fenómenos. Por tanto, no siempre la más alta lineatura dará como resultado la mejor imagen. Por ejemplo, pueden observarse las diferentes lineaturas según el tipo de soporte:
1 En papeles de prensa, lineaturas de 80 lpp.
2 En papeles tipo offset de baja calidad, lineaturas de 100 lpp.
3 En papeles offset de alta calidad, lineaturas de 125 lpp.
4 En papeles estucados, 150 lpp.
5 En papeles estucados de gran calidad, 175 lpp.
6 En reproducciones de arte de gran calidad, 200 lpp.


Recuerde
La lineatura es el número de puntos de color o de degradados de grises por pulgada (lpp) al que es capaz de imprimir un dispositivo.

Actividades
15. Buscar una imagen reproducida en prensa y otra de un folleto de publicidad impreso en papel satinado. Comprobar a simple vista la diferencia de resolución de lineatura.
Puede pensarse que la conversión de resolución de un archivo en ppp y su equivalente en lineatura puede resultar difícil, pero es sencillo calcular la lineatura necesaria para cada archivo y según el soporte final mediante una regla aritmética:
Resolución = Lineatura x 2
Sabiendo esto, puede afirmarse que la resolución necesaria para imprimir un archivo de 100 lpp sería de 200 ppp, ya que:
100 lpp x 2 = 200 ppp.

Aplicación práctica
Acaba de desarrollar un diseño que será impreso en papel estucado. En imprenta le indican que la lineatura por pulgada a la que se imprime en ese tipo de papeles es de 150 lpp. Contando con que usted ya ha dado el tamaño concreto a su archivo, ¿a qué resolución de píxeles por pulgada habrá tenido que trabajar dicho archivo?
SOLUCIÓN
Para que la impresión sea correcta, se debe trabajar el archivo a una resolución determinada que posteriormente alcance la lineatura por pulgada necesaria para impresión, lpp = ppp / 2. En este caso, si la lpp que piden es de 150 lpp, la resolución de ppp del archivo deberá ser de 300 ppp.
6.3. La angulación
Al reproducir una imagen mediante tintas la composición de tonos y color se realiza mediante la adición de diferentes proporciones de cian, magenta, amarillo y negro (el sistema CMYK). Al pasar a impresión un archivo, la imagen de este se divide en cuatro canales de color (fotolitos en imprenta estándar) que corresponden a cada uno de estos tonos para, en conjunto, conformar la imagen definitiva con sus diversas tonalidades.
La imagen a reproducir se descompone en puntos, generalmente de diferente tamaño, para dar sensación de gradación tonal. Todos estos puntos se recomponen al ser percibidos por el ojo en diversas gamas tonales, percibiendo un valor concreto. Puede pensarse que para realizar imágenes monotonales (una sola tinta) no es necesario tramar la imagen, pero en reproducción industrial no es así, ya que, como se ha estudiado, los distintos tonos se consiguen por mezcla de proporciones de color.
Al colocar los fotolitos (o trabajar sobre un canal de color) y dependiendo de la lineatura que se esté usando, estos tienen una angulación determinada en la secuencia de tramas según el color. Esta colocación de las diferentes tramas deben llevar un orden determinado para evitar el llamado efecto moaré y, además, para que los puntos utilizados en la trama sean imperceptibles para el ojo, dando la sensación de tonos continuos.

Sabía que...
El efecto moaré es una sensación visual que se genera en la interferencia de dos rejillas de líneas a partir de determinado ángulo, o cuando estas tienen un tamaño distinto.
Según diversos estudios matemáticos, se ha llegado a la conclusión de que la mejor angulación de las diversas tramas para evitar los efectos anteriores es la siguiente:
1 Amarillo 0º.
2 Negro 45º.
3 Cian 15º.
4 Magenta 75º.


Actividades
16. La roseta es el dibujo que se forma en la disposición de tramas, dependiendo de la densidad y tamaño del punto. Buscar en internet imágenes de distintos tipos de roseta.
Esta disposición de las tramas en distintos ángulos crea una figura conocida como roseta, la cual, dependiendo de la lineatura en la que se trabaje, puede llegar a ser más o menos perceptible.
En resumen, la angulación es necesaria para crear las distintas gamas tonales al descomponer la imagen en los cuatro canales CMYK. Por eso el ojo puede percibir el acabado con degradados de color y, de este modo, evitar el efecto moaré.

Aplicación práctica
Usted es un operario de impresión en una imprenta. Tras hacer una prueba de impresión montando las planchas que usará en la tirada definitiva, observa que en el resultado final aparecen marcas de moaré. ¿Dónde se podría encontrar el fallo?
SOLUCIÓN
El efecto moaré suele producirse por un fallo en la angulación de la trama en uno o varios de los fotolitos. Por ello, lo primero que se debe hacer es comprobar que la angulación de los fotolitos es la correcta. Se debe recordar siempre que la angulación estándar suele ser: Amarillo 0º, Negro 45º, Cian 15º y Magenta 75º.
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