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El lóbulo temporal, situado bajo el lóbulo occipital, está implicado en los procesos del lenguaje relacionados con el procesamiento auditivo, igualmente participa de los procesos de consolidación de memorias a largo plazo.

El lóbulo occipital, situado en la parte posterior del cerebro, es en donde se encuentra el centro de procesamiento visual, donde llega toda la información percibida por la vista a través de los nervios ópticos, siendo esencial para la discriminación de símbolos matemáticos escritos.

Con respecto a las localizaciones de los aspectos como la atención, el lenguaje o la memoria, hay que indicar que existen distintas estructuras implicadas en cada una de ella, produciendo la lesión de uno de los lóbulos la pérdida total o parcial de dicha función.

Con esto se abandona así definitivamente la teoría localizacionista que rigió durante décadas el estudio de la neurociencia (Arias, 2018), donde se trataba de asignar a cada región del cerebro una determinada función psicológica, de forma que la lesión de esta impedía a la persona el desempeño de dicha función.

Actualmente se conoce que existe cierta especialización localizada, pero que cuando las regiones que “tradicionalmente” realizan dicho procesamiento, por cualquier motivo no funcionan adecuadamente, se suele encargar de las mismas las regiones anexas. Por lo que se puede afirmar que las funciones cognitivas están distribuidas en el cerebro, y aunque existen centros especializados de procesamiento de determinada información, ya sean auditivas, visuales, propioceptivas… todo ello luego va a distribuirse para constituir las huellas de memoria.

Una vez comentadas las estructuras y funciones del cerebro hay que indicar que con anterioridad al desarrollo tecnológico que ha permitido el conocimiento actual, y teniendo en cuenta las limitaciones propias de la época, esta ciencia se inició con el estudio de casos post-mortem, donde se analizaban las estructuras visibles dañadas de personas que en vida mostraban algún tipo de deficiencia o problema cognitivo o comportamental.

Así uno de los casos más reconocidos en la historia de las neurociencias es el de Phineas Gage (Damasio, 2018), quien sufrió un accidente laboral en una mina donde trabajaba, con tan mala suerte que una de las barras le atravesó el cráneo, a partir de entonces, su comportamiento cambió siendo errático, imprevisible e incluso temerario (@Neuro100cias, 2018) (ver Ilustración 6).

Ilustración 6 Tweet sobre Phineas Gage


El estudio post-morten permitió conocer las áreas afectadas, en concreto el lóbulo frontal izquierdo, lo que posibilitó establecer las primeras hipótesis sobre el papel del lóbulo frontal en el control de los impulsos y el juicio, así como deducir su papel destacado en la planificación, coordinación, ejecución y supervisión de conductas.

Actualmente el avance de las técnicas permite observar el cerebro trabajando en vivo ante determinadas tareas, lo que ha posibilitado conocer no sólo las áreas cerebrales implicadas, sino también las vías de comunicación entre áreas corticales y subcorticales de determinados procesos, ya sean de tipo más fisiológicos o cognitivos, lo que aplicado al ámbito médico, permite comparar el cerebro de los pacientes, con el “normal” y así determinar en qué punto del mismo se encuentra el “problema” en cada caso, especialmente importante a la hora de la intervención quirúrgica, cuando el resto de los tratamientos no tienen la eficacia esperada para su resolución.

Hoy en día el conocimiento científico se obtiene con técnicas como la resonancia magnética funcional o el electroencefalograma, es decir, técnicas no invasivas que informan sobre qué está sucediendo dentro de la cabeza, pero sin necesidad de “abrir” o “esperar” a realizar análisis post-morten.

Capítulo 2. Contextualizando la Pandemia

Antes de entrar en profundidad sobre el impacto neuropsicológico del COVID-19, hay que contextualizar esta obra en el marco de una pandemia que afecta de forma global y sin precedentes en la historia moderna, que ha ido poniendo en jaque a cada uno de los sistemas sanitarios a medida que ha afectado a la población.

A pesar de ver sus consecuencias en China, donde se inició, en ocasiones, no fue hasta que no se contabilizaron los primeros casos en el propio territorio cuando los gobiernos empezaron a tomar medidas al respecto.

Una cronología que apenas se ha iniciado a principios de año y que ha ido afectando cada vez a más países, siendo los primeros casos importados, de ciudadanos provenientes de zonas afectadas, que sin saberlo han extendido el virus por todo el mundo.

Una situación frente a la que los gobiernos han tomado medidas diferentes, pero que en la mayoría de las ocasiones ha implicado el confinamiento de buena parte de la población para reducir la posibilidad de propagación del virus, por lo que cabe distinguir entre las consecuencias entre los afectados por el COVID-19 y aquellos que han estado confinados en sus domicilios en ocasiones durante meses.

Sobre el COVID-19

A pesar de que se trata de un virus nuevo, ya se sabe bastante sobre el COVID-19, empezando por la familia a la que pertenece y las características de este Coronavirus (@OACerebro, 2020) (ver Ilustración 7).


Ilustración 7. Tweet Imagen del COVID.19


Información que ha podido ser descubierta gracias a la implicación de numerosos laboratorios de investigación y universidades repartidos alrededor del mundo, y además de contar por primera vez con la secuencia genética del virus cedido en abierto por China como forma de estimular la búsqueda de una cura.

Estos dos factores han permitido que actualmente se estén realizando distintos ensayos a lo largo del mundo para tratar de conocer cómo combatir su avance y sobre todo para reducir la tasa de fallecidos.

Desde la propia O.M.S. se ofrecen respuestas sobre qué es el COVID-19, cuáles son sus síntomas, cómo se propaga, o cuál es la tasa de recuperación y de fallecimiento entre los contagiados entre otras (O.M.S., 2020).

Pero a pesar de ello hoy en día se siguen investigando diversos aspectos para lo que todavía no se tiene respuesta, sobre todo en lo relativo a un tratamiento eficaz tanto de tipo preventivo como para reducir las consecuencias de la enfermedad.

Al respecto desde el Centro de Ciencia e Ingeniería de Sistemas de la Universidad de Johns Hopkins (EE.UU.) (Johns Hopkins CSSE, 2020) se informa a diario del número de casos de afectados, decesos y recuperados tanto numérica como visualmente, tanto a nivel mundial o por cada uno de los países.

Así a 17 de Abril del 2020, el número de afectados por COVID-19 a nivel mundial son de 4.664.486 distribuidos entre 188 países, de los cuales EE.UU. cuenta con 1.470.199 afectados, seguido de Rusia con 281.752 e Inglaterra con 241.461; situándose España en la posición quinta con 230.698 casos (ver Ilustración 8).


Ilustración 8 Casos de contagiados a 17 de Abril del 2020


Con respecto al número de fallecidos en dicha fecha a nivel global han sido 321.327, de los cuales en EE.UU. ha sido 88.811; seguido de Inglaterra con 34.546; e Italia con 31.763; situándose España en la posición cuarta con 27.563 decesos. Y por último con respecto a los recuperados a nivel global han sido 1.708.062, de los cuales en EE.UU. ha sido 268.376; seguido de Alemania con 154.011; situándose España en la posición tercera con 146.466 casos.

Sobre la sintomatología asociada al COVID-19 y debido a que la información va cambiando en función de que se a conociendo más sobre esta enfermedad se va a exponer lo que declara la propia O.M.S. en la sección de “Preguntas y respuestas sobre la enfermedad por coronavirus (COVID-19)” a fecha de 18 de mayo de 2020:

Los síntomas más habituales de la COVID-19 son la fiebre, la tos seca y el cansancio. Otros síntomas menos frecuentes que afectan a algunos pacientes son los dolores y molestias, la congestión nasal, el dolor de cabeza, la conjuntivitis, el dolor de garganta, la diarrea, la pérdida del gusto o el olfato y las erupciones cutáneas o cambios de color en los dedos de las manos o los pies” (O.M.S., 2020).

Igualmente y en relación a cuándo solicitar atención médica debido a la sintomatología asociada al COVID-19 informa:

“Las personas de cualquier edad que tengan fiebre o tos y además respiren con dificultad, sientan dolor u opresión en el pecho o tengan dificultades para hablar o moverse deben solicitar atención médica inmediatamente” (O.M.S., 2020).

La denominación del COVID-19

Uno de los problemas de los psicólogos sociales es conseguir la fidelidad de los clientes a una marca, siendo esta la que usamos para identificar a una determinada persona, producto o empresa.

Normalmente cuando pensamos en una compañía como Coca-Cola, McDonald o Ikea, lo solemos hacer con respecto a los productos que venden. Si nos fijamos en otras marcas como U.P.S., Iberia o Microsoft lo hacemos sobre los servicios que ofrecen.

Algo que va a influir decisivamente en la adquisición del producto o servicio en cuestión, ya no sólo basado en nuestro propio criterio, si no en la influencia de la opinión de los demás y de los medios de comunicación a través de la publicidad.

Igualmente, cuando pensamos en Stephen Hawking, Barack Obama o Rafael Nadal ya no lo hacemos ni en productos ni en servicios, si no por su Personal Branding o marca personal que han desarrollado gracias a sus carreras científicas, políticas o deportivas respectivamente, es decir, se van asociando aspectos emocionales a la marca, la cual puede ir ligada a una persona, empresa e incluso localidad.

Pues lo mismo pasa cuando se ha de denominar a las “desgracias”, tal y como sucede a la hora de designar a los ciclones tropicales que anualmente castigan buena parte del Caribe y Norteamérica.

Según informa la Organización Mundial de Meteorología (World Meteorological Organization, 2020), estos nombres siguen unos listados preestablecidos que van rotándose, quedando en el recuerdo de muchos los efectos del huracán Katrina del 2005 o de Ike del 2008.

Luego en principio estos nombres no guardan ninguna relación con la fecha en la que se produce, la violencia o las zonas más afectadas, entre estos los hay en inglés o español (por ejemplo, Barry o Gonzalo respectivamente), masculinos o femeninos (por ejemplo, Lorenzo o Laura respectivamente), pero ¿tiene alguna incidencia en la población la denominación de los ciclones tropicales?

Esto es lo que se ha tratado de averiguar con una investigación realizada desde el Departamento de Administración y Empresas; junto con el Departamento de Psicología, del Instituto de Investigación de Comunicaciones y el Laboratorio de Investigación de Encuestas sobre la Mujer y Género de la Universidad de Illinois; junto con el Departamento de Estadística de la Universidad Estatal de Arizona (EE.UU.) (Jung, Shavitt, Viswanathan, & Hilbe, 2014).

En el estudio se analizaron las consecuencias climáticas de los huracanes en EE. UU. durante las últimas seis décadas diferenciándolos en función del nombre masculino y femenino, encontrando primeramente que aquellos que tenían nombres femeninos habían sido los que habían conllevado mayores efectos destructivos y de fallecimientos entre la población.

Hay que recordar que la lista de nombres está prefijada y que su asignación es consecutiva, por lo que a priori no existe ninguna relación entre el género del nombre y su violencia, por ello lo más sorprendente del estudio es que pasaron una lista de nombres de huracanes, 5 masculinos y 5 femeninos a 346 participantes, para que valorasen mediante escala tipo Likert de 1 a 7 hasta qué punto consideraban violento cada uno de los huracanes de la lista.

Los resultados muestran que los huracanes de nombres masculinos tendían a valorarse como más destructivos que los de nombre femenino, independientemente del género de los participantes.

Lo que permitió entender por qué en ocasiones ante los avisos de las autoridades se suele hacer más o menos caso en cuanto a prevención se refiere, por ejemplo, simplemente porque el nombre asignado sea masculino o femenino.

En cambio, la denominación de las enfermedades en el ámbito de la salud suele indicarse con unas siglas que guardan relación con alguna característica identificativa del sitio, síntomas o consecuencias.

Así y dentro de la familia de los coronavirus han existido con anterioridad diversos brotes como en el caso del SARS-CoV surgido en China en el 2002 cuyas siglas se corresponden al Coronavirus del Síndrome Respiratorio Agudo Grave y que hace referencia a su sintomatología; el MERS-CoV que surgió en Arabia Saudita en el 2012 y cuyas iniciales en inglés hacen referencia al Coronavirus del Síndrome Respiratorio de Oriente Medio, en donde se describe la sintomatología y la localización; y el COVID-19 surgido en el 2019 en China cuyas siglas en inglés hacen referencia a la Enfermedad del Coronavirus del 2019, sin hacer ninguna indicación a la sintomatología ni a la localidad en donde surgió.

Hay que tener en cuenta que el término de COVID-19 no ha sido el primero en emplearse para esta enfermedad sino que ha sido un cambio introducido casi dos meses después de que surgiese el primer caso notificado a la O.M.S., lo que ha llevado a algunos a plantear que las motivaciones de modificarlo incorporando un nombre “oficial” podría haber sido realizado para evitar las consecuencias económicas negativas que conlleva asociar un tipo de enfermedad con una región o población (@radioyskl, 2020) (ver Ilustración 9).


Ilustración 9. Tweet Denominación del COVID-19


De esta forma se pretendería eliminar las denominaciones de “virus de China” o “virus de Wuhan”, términos que apuntan directamente al foco del origen de la infección.

Una deferencia hacia China que algunos profesionales de la salud denuncian, por no haberse tenido la misma consideración con otras poblaciones como en el caso del Coronavirus del Síndrome Respiratorio de Oriente Medio.

A pesar de que se haya dado una denominación oficial de COVID-19, la población ha seguido usando las denominaciones de Virus y especialmente Coronavirus para informarse sobre la sintomatología, medidas de prevención o extensión de la enfermedad, y aunque todavía es pronto para comprender el motivo por el que ha “fallado” la denominación oficial.

Hay que tener en cuenta que para crear una marca nueva y conseguir que se adhieran a ella se han de atender a una serie de variables, tal y como se ha analizado desde la Universidad de Taylor (Malasia) (Poon, 2016) con una investigación donde se ha tratado de conocer las motivaciones del éxito de determinadas marcas frente al resto, para ello se seleccionaron una lista de cincuenta productos de uso diario más vendido, de las dos principales empresas comercializadoras, para comprobar los efectos de la marca.

Después de analizar los mensajes, panfletos y publicidad que sobre esas dos marcas se difunden por los medios de comunicación y por las redes, se encontró mediante la aplicación del análisis textual y el método interpretativo, que estas marcas se sustentaban sobre dos pilares para mantener la fidelidad de sus clientes.

El primero de ellos, es la capacidad de generar emociones positivas; y el segundo fue, el de la estética de la honestidad, es decir, parecer que el producto en realidad sirve para lo que indica, manteniendo los estándares de calidad publicitados.

Con respecto a la credibilidad de la O.M.S., indicar que según la encuesta realizada por WIN/Gallup International (O.N.U., 2014), este organismo junto con UNICEF son las agencias internacionales mejor valoradas a nivel mundial mostrándose cómo el 72% de los entrevistados tenían buena opinión de estos organismos.

Por lo que se esperaría que los ciudadanos poco a poco vayan adoptando este último nombre teniendo en cuenta el desfase que se produjo entre el anuncio de su denominación oficial realizado el 11 de febrero del 2020 (ver Ilustración 9), mientras que la preocupación a nivel mundial se inició casi un mes antes, el 20 de enero del 2020, a su vez, casi un mes después de que se reportara el primer caso el 31 de diciembre del 2019.

La evolución de la pandemia

A pesar de que las circunstancias son recientes y no permiten analizar la información con cierta perspectiva, a continuación, se presenta una pequeña secuencia de fechas y datos con respecto a la pandemia actual haciendo hincapié en cuanto a la información sobre los contagiados y los confinados se refiere, primero de forma general y luego específica en España.

Así hay que comentar que el nuevo coronavirus 2019 (n-CoV) como se le denominó inicialmente, también conocido como “virus de China” o “virus de Wuhan” que es como se llama la provincia China donde se inició el contagio, siendo su nombre oficial COVID-19 según declaraciones de la O.M.S. de 11 de febrero del 2020.

Si bien el primer caso declarado de COVID-19 fue a finales de diciembre en China, algunas investigaciones señalan que con anterioridad ya se habían producido diversos casos los cuales no habían sido reportados a la O.M.S. Igualmente, se ha llegado a criticar sobre la tardía declaración de pandemia por parte de este organismo realizada en ese mismo día 11 de marzo del 2020, cuando ya en el mundo había más de 1.000.000 de contagiados (@radio_angelica, 2020) (ver Ilustración 10).


Ilustración 10 Tweet Declaración de Pandemia


Un virus, desconocido hasta ese momento, que poco a poco fue extendiéndose, pero de cuya importancia solo parecía que eran conscientes el personal sanitario, así la población hasta que no vio las medidas que se iban adoptando por los distintos gobiernos, estaban “tranquilos” confiando en las bonanzas de su propio sistema sanitario.

Quizás la medida más “drástica” e impopular adoptada poco a poco por la mayoría de los países a medida que se detectaban personas contagiadas por el virus entre sus ciudadanos ha sido el del confinamiento en el propio domicilio cuando así se requiere, donde la persona debe de evitar salir a la calle y hacerlo únicamente en caso justificado ya que, si no puede ser detenido y llevado preso, o recibir una fuerte multa por ello.

Práctica del confinamiento que se inició por primera vez en China y para asombro del mundo, donde quedó recluida en sus casas buena parte de la población de la provincia de Hubei, en donde se encuentra Wuhan, la ciudad en donde se produjo el brote.

Un confinamiento que afectó de la noche a la mañana a millones de ciudadanos, algo que hasta ese momento se pensaría que era imposible por la cantidad de personas que supone, decisión que fue adoptada el 24 de enero del 2020 (@shildalys, 2020) (ver Ilustración 11).


Ilustración 11 Tweet sobre la cuarentena en China


Decisión polémica en cuanto a la limitación que supone con respecto a los derechos individuales de movimiento e incluso de trabajo, pero que es necesario adoptar en tiempos de crisis de salud si se piensa en el bien de la colectividad, realizado con la finalidad de detener la propagación de la enfermedad entre la ciudadanía.

Aspecto no siempre comprendido por la población que queda confinada, de ahí que desde los gobiernos se hayan invertido millones en campañas de publicidad a través de los medios de comunicación y las redes sociales para “modificar” la visión sobre esta medida restrictiva, como necesaria en base a las circunstancias que se están viviendo en ese momento.

Con posterioridad a la decisión adoptada por China y basado en el creciente número de casos que se empezaban a detectar, Italia llevó a cabo las mismas medidas restrictivas en cuanto a movimiento se refiere en algunas de las regiones del norte, decisión adoptada el día 7 de marzo del 2020 (@Renzo_Utili, 2020) (ver Ilustración 12).


Ilustración 12 Tweet sobre la cuarentena de Italia


En el caso concreto de España el primer contagio se produjo el 31 de enero del 2020 proveniente de un ciudadano extranjero. Situación que ha requerido que el gobierno haya tenido que ir tomando medidas en cuanto el número de contagiados y fallecidos ha ido aumentando, tal es así que España ha pasado a ser considerada como uno de los principales focos de contagio después de China e Italia, debido a lo cual el 14 de marzo se decretó el estado de alarma y con ello el confinamiento de la mayoría de la población en sus domicilios, estando exenta de esta medida el personal esencial, entre ellos los cuerpos y fuerzas de seguridad, aquellos implicados en el abastecimiento o la limpieza de la ciudad, y por supuesto, el personal sanitario.

Medidas adoptadas como la del confinamiento han servido para ralentizar la evolución en cuanto al número de nuevos contagios, lo que ha permitido en muchas localidades prevenir el colapso del sistema sanitario.

Así la tasa de crecimiento de la pandemia en España tuvo su pico máximo el 26 de Marzo del 2020 produciéndose desde entonces una reducción paulatina del número de contagiados, llegando a una situación en donde poco a poco se va permitiendo a la ciudadanía volver a la calle en un proceso denominado como desescalada (Instituto de Salud Carlos III, 2020).

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