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Robinson Crusoe

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Robinson Crusoe
Robinson Crusoe
Аудиокнига
Читает Dietmar Mues, Rolf Boysen, Werner Bruhns, Willi Sachse
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Cualquiera podría pensar que en este complicado estado de buena fortuna, no volví a padecer infortunios, como en efecto, habría sucedido si las circunstancias así lo hubiesen permitido. Mas yo estaba habituado a la vida aventurera, no tenía familia, ni apenas conocidos, ni mucho menos amigos, a pesar de mi fortuna. Aunque había vendido mis propiedades en Brasil, no había logrado olvidar aquellas tierras y tenía fuertes deseos de regresar a ellas; sobre todo, no podía resistir la enorme inclinación de volver a ver mi isla, de saber si los pobres españoles seguían viviendo allí y qué habían hecho con ellos los bandidos que dejamos.

Mi fiel amiga, la viuda, intentó disuadirme por todos los medios y tanto insistió que durante casi siete años logró impedir que me marchase. Durante este tiempo, me hice cargo de mis dos sobrinos, los hijos de mi hermano. Al mayor, que tenía algunas propiedades, lo crié como a un caballero y lo hice heredero de parte de mi estado, en el momento en que yo muriese. Al otro lo puse a cargo del capitán de un navío y, al cabo de cinco años, viendo que era un joven sensato y emprendedor, le di un buen barco y le envié al mar. Posteriormente, este jovencito me indujo a emprender nuevas aventuras.

Mientras tanto, me había asentado parcialmente en este lugar pues, en primer lugar, me casé, para mi bien y mi felicidad, y tuve tres hijos: dos hijos y una hija. Habiendo muerto mi esposa, llegó mi sobrino de un exitoso viaje a España. Su insistencia y mi natural afición por los viajes me llevaron a embarcarme en su navío rumbo a las Islas Orientales en calidad de mercader privado. Esto aconteció en el año 1694.

En este viaje visité mi colonia en la isla y vi a mis sucesores los españoles. Escuché su historia y la de los villanos que habíamos dejado; cómo al principio maltrataron a los pobres españoles y luego llegaron a un acuerdo, para luego pelearse y volver a unirse hasta que, finalmente, los españoles se vieron obligados a usar la fuerza con ellos; cómo se sometieron a los españoles; y cuán honestos habían sido estos con ellos. En pocas palabras, me contaron una historia llena de episodios interesantes y variados, especialmente, en lo referente a las batallas con los caribes, que varias veces desembarcaron en la isla; las mejoras que introdujeron y el valor con que realizaron una expedición a tierra firme, de la que regresaron con once hombres y cinco mujeres en calidad de prisioneros, por lo que, a mi regreso, encontré una veintena de niños en la isla.

Permanecí allí veinte días y les dejé las provisiones que pudiesen necesitar, en particular, armas, pólvora, municiones, ropa, herramientas y dos artesanos que me había traído de Inglaterra: un carpintero y un herrero.

Aparte de esto, repartí la isla entre ellos y me reservé el derecho de propiedad sobre ella, de manera que todos quedaron satisfechos. Habiendo arreglado estos asuntos con ellos, les hice prometer que no se marcharían y allí los dejé. Luego pasé a Brasil, donde compré una embarcación y se la envié con más gente, aparte de víveres y siete mujeres que me parecieron aptas para servirles o casarse con ellos, según les pareciera. A los ingleses les prometí enviarles inglesas con un cargamento de provisiones si se comprometían a cultivar la tierra; y así lo hice posteriormente. Una vez se les adjudicaron sus posesiones por separado, los hombres demostraron ser honrados y diligentes. También les envié cinco vacas de Brasil, tres de la cuales estaban preñadas, algunas ovejas y cerdos, que se reprodujeron considerablemente, como pude apreciar a mi regreso.

Pero todo esto, además de la narración de cómo trescientos caribes invadieron la isla y arruinaron sus plantaciones; cómo lucharon contra el doble de sus fuerzas y fueron derrotados la primera vez, en la que murieron tres colonos; cómo una tempestad destruyó las canoas enemigas y el hambre hizo morir a todos los demás salvajes; cómo recuperaron la plantación y siguieron viviendo en la isla; todo esto y los asombrosos incidentes que acontecieron durante los diez años de mis nuevas aventuras, lo relataré, acaso, más adelante.

Edición digital para Feedbooks a cargo de María del Pilar MARTINEZ

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