Vencedor, Derrotado, Hijo

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Из серии: De Coronas y Gloria #8
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Vencedor, Derrotado, Hijo
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VENCEDOR, DERROTADO, HIJO

(DE CORONAS Y GLORIA –LIBRO 8)

Morgan rice

Morgan Rice

Morgan Rice tiene el #1 en éxito de ventas como el autor más exitoso de USA Today con la serie de fantasía épica EL ANILLO DEL HECHICERO, compuesta de diecisiete libros; de la serie #1 en ventas EL DIARIO DEL VAMPIRO, compuesta de doce libros; de la serie #1 en ventas LA TRILOGÍA DE SUPERVIVENCIA, novela de suspense post-apocalíptica compuesta de tres libros; de la serie de fantasía épica REYES Y HECHICEROS, compuesta de seis libros; y de la nueva serie de fantasía épica DE CORONAS Y GLORIA. Los libros de Morgan están disponibles en audio y ediciones impresas y las traducciones están disponibles en más de 25 idiomas.

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Algunas opiniones sobre Morgan Rice

«Si pensaba que no quedaba una razón para vivir tras el final de la serie EL ANILLO DEL HECHICERO, se equivocaba. En EL DESPERTAR DE LOS DRAGONES Morgan Rice consigue lo que promete ser otra magnífica serie, que nos sumerge en una fantasía de trols y dragones, de valentía, honor, coraje, magia y fe en el destino. Morgan ha conseguido de nuevo producir un conjunto de personajes que nos gustarán más a cada página… Recomendado para la biblioteca habitual de todos los lectores que disfrutan de una novela de fantasía bien escrita».

--Books and Movie Reviews

Roberto Mattos

«Una novela de fantasía llena de acción que seguro satisfará a los fans de las anteriores novelas de Morgan Rice, además de a los fans de obras como EL CICLO DEL LEGADO de Christopher Paolini… Los fans de la Ficción para Jóvenes Adultos devorarán la obra más reciente de Rice y pedirán más».

--The Wanderer, A Literary Journal (sobre El despertar de los dragones)

«Una animada fantasía que entrelaza elementos de misterio e intriga en su trama. La senda de los héroes trata sobre la forja del valor y la realización de un propósito en la vida que lleva al crecimiento, a la madurez, a la excelencia… Para aquellos que buscan aventuras fantásticas sustanciosas, los protagonistas, las estrategias y la acción proporcionan un fuerte conjunto de encuentros que se centran en la evolución de Thor desde que era un niño soñador hasta convertirse en un joven adulto que se enfrenta a probabilidades de supervivencia imposibles… Solo el comienzo de lo que promete ser una serie épica para jóvenes adultos».

--Midwest Book Review (D. Donovan, eBook Reviewer)

«EL ANILLO DEL HECHICERO tiene todos los ingredientes para ser un éxito inmediato: conspiraciones, tramas, misterio, caballeros valientes e incipientes relaciones repletas de corazones rotos, engaño y traición. Lo entretendrá durante horas y satisfará a personas de todas las edades. Recomendado para la biblioteca habitual de todos los lectores del género fantástico».

-Books and Movie Reviews, Roberto Mattos

«En este primer libro lleno de acción de la serie de fantasía épica El anillo del hechicero (que actualmente cuenta con 14 libros), Rice presenta a los lectores al joven de 14 años Thorgrin “Thor” McLeod, cuyo sueño es alistarse en la Legión de los Plateados, los caballeros de élite que sirven al rey… La escritura de Rice es de buena calidad y el argumento intrigante».

--Publishers Weekly

Libros de Morgan Rice

EL CAMINO DE ACERO

SOLO LOS DIGNOS (Libro #1)

UN TRONO PARA LAS HERMANAS

UN TRONO PARA LAS HERMANAS (Libro #1)

UNA CORTE PARA LOS LADRONES (Libro #2)

DE CORONAS Y GLORIA

ESCLAVA, GUERRERA, REINA (Libro #1)

CANALLA, PRISIONERA, PRINCESA (Libro #2)

ESCLAVA, GUERRERA, REINA (Libro #3)

REBELDE, POBRE, REY (Libro #4)

SOLDADO, HERMANO, HECHICERO (Libro #5)

HÉROE, TRAIDORA, HIJA (Libro #6)

GOBERNANTE, RIVAL, EXILIADO (Libro #7)

VENCEDOR, DERROTADO, HIJO (Libro #8)

REYES Y HECHICEROS

EL DESPERTAR DE LOS DRAGONES (Libro #1)

EL DESPERTAR DEL VALIENTE (Libro #2)

EL PESO DEL HONOR (Libro #3)

UNA FORJA DE VALOR (Libro #4)

UN REINO DE SOMBRAS (Libro #5)

LA NOCHE DE LOS VALIENTES (Libro #6)

EL ANILLO DEL HECHICERO

LA SENDA DE LOS HÉROES (Libro #1)

UNA MARCHA DE REYES (Libro #2)

UN DESTINO DE DRAGONES (Libro #3)

UN GRITO DE HONOR (Libro #4)

UN VOTO DE GLORIA (Libro #5)

UNA POSICIÓN DE VALOR (Libro #6)

UN RITO DE ESPADAS (Libro #7)

UNA CONCESIÓN DE ARMAS (Libro #8)

UN CIELO DE HECHIZOS (Libro #9)

UN MAR DE ARMADURAS (Libro #10)

UN REINO DE ACERO (Libro #11)

UNA TIERRA DE FUEGO (Libro #12)

UN MANDATO DE REINAS (Libro #13)

UNA PROMESA DE HERMANOS (Libro #14)

UN SUEÑO DE MORTALES (Libro #15)

UNA JUSTA DE CABALLEROS (Libro #16)

EL DON DE LA BATALLA (Libro #17)

LA TRILOGÍA DE SUPERVIVENCIA

ARENA UNO: TRATANTES DE ESCLAVOS (Libro #1)

ARENA DOS (Libro #2)

ARENA TRES (Libro #3)

VAMPIRA, CAÍDA

ANTES DEL AMANECER (Libro #1)

EL DIARIO DEL VAMPIRO

TRANSFORMACIÓN (Libro #1)

AMORES (Libro #2)

TRAICIONADA(Libro #3)

DESTINADA (Libro #4)

DESEADA (Libro #5)

COMPROMETIDA (Libro #6)

JURADA (Libro #7)

ENCONTRADA (Libro #8)

RESUCITADA (Libro #9)

ANSIADA (Libro #10)

CONDENADA (Libro #11)

OBSESIONADA (Libro #12)

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Derechos Reservados © 2017 por Morgan Rice. Todos los derechos reservados. A excepción de lo permitido por la Ley de Derechos de Autor de EE.UU. de 1976, ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, distribuida o transmitida en forma o medio alguno ni almacenada en una base de datos o sistema de recuperación de información, sin la autorización previa de la autora. Este libro electrónico está disponible solamente para su disfrute personal. Este libro electrónico no puede ser revendido ni regalado a otras personas. Si desea compartir este libro con otra persona, tiene que adquirir un ejemplar adicional para cada uno. Si está leyendo este libro y no lo ha comprado, o no lo compró solamente para su uso, por favor devuélvalo y adquiera su propio ejemplar. Gracias por respetar el arduo trabajo de esta escritora. Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, eventos e incidentes, son producto de la imaginación de la autora o se utilizan de manera ficticia. Cualquier semejanza con personas reales, vivas o muertas, es totalmente una coincidencia. Imagen de la cubierta Derechos reservados Captblack76, utilizada bajo licencia de shutterstock.com.

ÍNDICE

CAPÍTULO UNO

CAPÍTULO DOS

CAPÍTULO TRES

CAPÍTULO CUATRO

CAPÍTULO CINCO

CAPÍTULO SEIS

CAPÍTULO SIETE

CAPÍTULO OCHO

CAPÍTULO NUEVE

CAPÍTULO DIEZ

CAPÍTULO ONCE

CAPÍTULO DOCE

CAPÍTULO TRECE

CAPÍTULO CATORCE

CAPÍTULO QUINCE

CAPÍTULO DIECISÉIS

CAPÍTULO DIECISIETE

CAPÍTULO DIECIOCHO

CAPÍTULO DIECINUEVE

CAPÍTULO VEINTE

CAPÍTULO VEINTIUNO

CAPÍTULO VEINTIDÓS

CAPÍTULO VEINTITRÉS

CAPÍTULO VEINTICUATRO

 

CAPÍTULO VEINTICINCO

CAPÍTULO VEINTISÉIS

CAPÍTULO VEINTISIETE

CAPÍTULO VEINTIOCHO

CAPÍTULO VEINTINUEVE

CAPÍTULO TREINTA

CAPÍTULO TREINTA Y UNO

CAPÍTULO TREINTA Y DOS

CAPÍTULO TREINTA Y TRES

CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO

CAPÍTULO TREINTA Y CINCO

CAPÍTULO TREINTA Y SEIS

EPÍLOGO

CAPÍTULO UNO

Thanos se agachó cuando una flecha pasó a toda velocidad por delante de él y escuchó su ruido metálico contra las paredes de piedra de una de las casas de Haylon. Regresó a toda prisa por las calles, llegó a un cruce y se giró, espada en mano.

Media docena de los antiguos hombres de Lord West salieron de un lado, los antiguos soldados del Imperio salieron del otro, mientras los soldados nativos de la isla salían en grandes cantidades de las casas de alrededor. Atraparon entre ellos a los soldados de Felldust que perseguían y Thanos atacó.

Thanos clavó su espada contra el escudo de un hombre, se dio la vuelta para bloquear un golpe que iba dirigido a un hombre que estaba a su lado y tiró hacia atrás de una patada a un tercer soldado mientras Sir Justin se metía en el hueco que quedaba y mataba a otro hombre.

—Estás cogiendo por costumbre salvarme —dijo Thanos en un fugaz respiro de la lucha.

—Continúa luchando y estaremos en paz —respondió Justin.

Eso lo podía hacer Thanos, al menos. Atrapó un hacha sobre su espada y la mantuvo en alto para que uno de los soldados del Imperio pudiera clavar una puñalada en el espacio que quedaba y, a continuación, cogió el hacha con su mano mala.

Ahora se acercaban más enemigos, apareciendo en grandes cantidades mientras los invasores se daban cuenta de que allí había un nudo de defensores. Aquello significaba que tocaba dispersarse de nuevo.

—¡Retroceded! —exclamó, y los hombres que había a su alrededor corrieron hacia una de las casas, cortando camino por otra calle. Thanos corría y vio que a su lado iba corriendo el General Haven. El anciano tenía la cara roja por el esfuerzo.

—¿No debería buscar un lugar menos… activo en el que luchar, General? —preguntó Thanos.

Haven le lanzó una mirada amenazadora.

—¡No me digas lo que debo hacer, jovencito! ¡Tú no eres mi príncipe!

A pesar de sus quejas, el viejo general parecía estar contento de luchar junto a Thanos y Justin mientras luchaban por subir una serie de escalones de piedra hasta uno de los tejados de la ciudad. Era imposible saber qué soldados habían salido de qué sitios; Thanos solo veía que los hombres que defendían la isla lo hacían con valentía y tesón.

Sin embargo, desde allí veía el tamaño de la flota que estaba atacando la isla. No era la enorme flota de invasión que había venido a Delos, pero aun así era cuantiosa. Cubría el espacio que rodeaba el puerto como una oscura mancha sobre el agua, llenando con barcos que todavía ahora estaban descargando más y más soldados sobre el suelo de Haylon.

La única esperanza era atacar y marchar corriendo, soltando montones de atacantes para después convertirlos en una multitud antes de que se adentraran en la ciudad. Los guerreros nativos de Haylon parecían estar más que acostumbrados a ese tipo de táctica, pero a Thanos le sorprendió bastante lo bien que las utilizaban los antiguos soldados del Imperio. Probablemente, el tiempo que habían pasado siendo perseguidos por las colinas de la isla tenía algo que ver.

—Por aquí —dijo Haven, y Thanos siguió al general partiendo del hecho de que, seguramente, era el que mejor conocía la isla de todos los que estaban allí. Thanos deseaba que Iakos y Akila estuvieran allí, pero el líder sustituto estaba muerto y Akila estaba demasiado malherido para esas técnicas escapatorias.

Thanos vio una serie de calles que reconocía y hizo una señal al general.

—Aquí —gritó—. Los callejones.

Ante su sorpresa, le siguieron. Pasaron corriendo por una serie de callejones estrechos y volvieron a girar. Parecía que algunos de los hombres de Sir Justin querían atacar de nuevo al enemigo, pero Thanos levantó el brazo para detenerlos.

—Esperémosles —dijo Thanos—. Podemos defender mejor desde este extremo y… bueno, observar.

Puede que aún no lo conocieran, pero aun así se quedaron quietos. Los soldados de Felldust atacaron y entonces fue cuando los isleños que estaban a la espera se colaron por los muros que había a ambos y los cubrieron de escombros.

—Iakos puso trampas en media ciudad —explicó Thanos. Ahora le costaba respirar y deseaba poder parar aunque fuera un momento, pero en una batalla como esta, no había tiempo—. Venga, tenemos que continuar.

Retrocedieron más, esta vez andando con cuidado entre cuerdas de trampa y trampas para animales.

—Esta es una manera sucia de luchar —dijo Sir Justin.

Thanos le puso una mano sobre el hombro. Podía imaginar por lo que aquel hombre estaba pasando. Los antiguos hombres de Lord West probablemente estaban acostumbrados a llevar a cabo ataques y duelos cuidadosamente planeados, no a luchar en callejones y escapar.

—Estamos haciendo lo que debemos para ganar —dijo. Thanos todavía recordaba cuando él había luchado con tanta cautela que no había matado a sus contrincantes, y había luchado con honor. Ahora aquellos tiempos parecían muy lejanos—. Estamos manteniendo a salvo a nuestras familias y amigos. Estamos salvando a la gente de Haylon y al Imperio.

Vio que los guerreros asentían y ahora estaban de nuevo lejos entre las casas, corriendo delante de las fuerzas que avanzaban.

Esa era la parte preocupante de todo aquello. Estaban perdiendo terreno con cada enfrentamiento, incapaces de parar y luchar ante tantos contrincantes. Incluso cuando Thanos giró de nuevo, apartando de un golpe una lanza para poder clavar su espada en la persona que la empuñaba, salió corriendo de nuevo, dirigiéndose de nuevo a la siguiente posición entre las casas y luego hasta la siguiente.

No parecía tanto luchar para ganar como simplemente frenar la derrota tanto tiempo como fuera posible.

Thanos se encontraba tras una barricada en medio de la ciudad cuando llegó un mensajero corriendo, saliendo repentinamente de un portal de por allí cerca. Thanos casi lo ensarta por instinto, pero consiguió retroceder a tiempo.

—Akila dice que ya es hora de que las últimas personas se retiren de la ciudad. Una de las playas de la punta de la isla ha caído, y los necesitamos a todos para reforzar los desfiladeros.

Thanos asintió, intentando ocultar su decepción ante aquellas palabras. Thanos sabía que esto era inevitable desde que las fuerzas de Felldust habían abierto a la fuerza los portones del puerto, pero se había atrevido a esperar que fuera porque lo habían confiado todo a aquel ataque. Si también podían tomar playas cruzando la isla, las cosas estaban peor de lo que pensaba.

—¡Retroceded hasta las colinas! —exclamó, y los hombres que lo rodeaban parecieron sorprenderse por un instante, antes de partir a través de la ciudad hacia los desfiladeros. Los hombres del General Haven fueron tan rápidos como los hombres de Haylon, pues evidentemente habían llegado a conocer las montañas durante el tiempo que lucharon allí. Los antiguos hombres de Lord West siguieron, evidentemente guiados por Thanos. Él tan solo esperaba que no estarlos llevando hasta su muerte.

Llegaron hasta los muros de piedra y los desfiladeros del borde de la ciudad. Había unos hombres con mazos esperando junto a unas grandes plataformas de madera. Thanos imaginaba que cuando los encarrilaran hacia dentro, los muros de piedra se derrumbarían y formarían un muro natural. Thanos imaginaba también que, a no ser que lo hubieran calculado muy bien, los hombres se arriesgaban a quedar enterrados cuando se derrumbaran las piedras. Estaban entregando sus vidas para frenar el avance.

Thanos no podía permitir que lo hicieran solos.

Agarró uno de los martillos, ignorando la cara de conmoción del hombre mientras observaba cómo las tropas que iban con él se colaban por el hueco. Llegaron más guerreros de Haylon, y más todavía, pero ahora Thanos veía que los hombres de Felldust seguían de cerca.

Entonces empezó a pensar en Ceres. Esperaba que su búsqueda le fuera mejor de lo que a ellos les iba en la isla. Tenía muchos deseos con ella y, si moría aquí, nunca sucederían, pero no podía quedarse quieto y dejar que estos hombres lo hicieran solos.

—Debemos hacerlo —dijo uno de los hombres que estaban allí.

Thanos negó con la cabeza.

—Todavía no. Aún tienen que llegar más hombres.

—Pero si los hombres de Felldust nos localizan …

—He dicho que todavía no —repitió Thanos.

Los guerreros continuaron llegando, y Thanos dejaba pasar a tantos de los suyos como podía. Cuando el primero de los guerreros de Felldust fue hacia él, Thanos paró el golpe con el mango de su mazo y, a continuación, atacó de nuevo, sintiendo que las costillas cedían por el golpe. otro se adelantó y allí estaba Haven para derribarlo.

—Este no es un lugar para ti, mi príncipe —dijo.

—Pensaba que había dicho que yo no era su príncipe —remarcó Thanos.

Oyó que el hombre suspiraba.

—No lo eres, pero tienes razón. Vine a esta isla para ser un asesino. Es el momento de ser algo más.

Hizo una señal con la cabeza y Thanos notó unas manos fuertes que le agarraban los brazos. Dos soldados del Imperio lo echaban hacia atrás mientras Haven se hacía con el martillo que sostenía Thanos.

—Haven, no lo haga —dijo Thanos.

Pero era demasiado tarde. El viejo general ya estaba balanceando el martillo, junto a los pocos hombres elegidos de Haylon. Lo balanceaba con toda la fuerza de un hombre mucho más joven, los golpes impactaban contra la plataforma, mientras las rocas crujían por encima suyo.

Cuando estas cedieron, fue como un trueno, parecía que el mundo entero desaparecía bajo la lluvia de piedras que caía. El General Haven desapareció bajo esa avalancha, dejando tan solo un sólido muro de losas.

Thanos miró al montón asombrado.

Aun así, sabía que esto solo les daba un poco más de tiempo.

Haylon estaba perdida.

Solo esperaba que las cosas fueran más fáciles para Ceres.

CAPÍTULO DOS

Ceres alzó la vista desde el hoyo, hacia el círculo de hechiceros medio muertos que lo rodeaban e intentaba ocultar su miedo. Consiguió reunir resistencia mientras observaba cómo se reunían, agarrando con fuerza las empuñaduras de sus espadas iguales, manteniéndose a la espera. No iba a permitir que la vieran asustada allá abajo.

—Podrías habernos liberado —dijo el líder como vieja.

—Liberaros para que destruyerais cosas —respondió Ceres—. Nunca.

—En ese caso tomaremos tu sangre y seremos lo que fuimos por lo menos por un rato.

Ceres se quedó quieta, esperándolos. ¿Cuál de ellos atacaría primero? ¿Se limitarían a disparar su magia hacia el hoyo y destruirla? No, no podían, ¿verdad? No ahora que necesitaban su sangre. Entonces tuvo una idea. Un modo en el que realmente podría salir de este hoyo. Pero sería peligroso. Muy peligroso.

—¿Pensáis que tengo miedo de vosotros? —preguntó Ceres—. Yo ya he luchado en hoyos. Venga, venid todos.

Esto no funcionaría a no ser que todos fueran hacia ella. Aun así, fue aterrador cuando descendían en silencio hasta llegar a la dura piedra del hoyo y echaban a correr a toda prisa para atacarla.

Ceres atacaba y se movía. Había tan poco espacio en el hoyo que existía el peligro de que se arremolinaran a su alrededor. Cortó una mano que la agarró y se agachó para esquivar el golpe de unas garras que se dirigían a su garganta. Notó el arañazo de una mano en el costado y lanzó una patada, derribando a uno de los hechiceros.

 

No eran tan fuertes como habían sido. Ceres imaginaba que habían usado más poder del que deseaban al lanzarle la magia. Continuaba atacando, continuaba esquivando dentro del hoyo mientras esperaba el momento en el que algunos de ellos se alinearan como ella quería.

Ceres lo vio y no dudó. Puede que no tuviera la fuerza y la velocidad superiores que le proporcionaba su sangre, pero todavía era lo suficientemente rápida y fuerte para esto. Derribó a uno que estaba delante de ella, haciéndolo caer de rodillas, lanzó sus espadas fuera del hoyo y usó la espada del hechicero como trampolín mientras este aún se estaba recuperando. Brincó sobre los hombros del siguiente enemigo y, a continuación, saltó con todas sus fuerzas hasta el borde del hoyo. Si esto salía mal, se había deshecho de las únicas armas que tenía para protegerse.

Impactó contra la piedra del muro del hoyo y se agarró al borde con las manos mientras luchaba por subir. Ceres sintió que algo se le agarraba a la pierna y lanzó una patada por instinto, sintiendo el crujido del hueso cuando dio de lleno en el cráneo de un hechicero. Ese impulso fue lo único que necesitó para continuar escalando y, rápidamente, Ceres subió por el borde del hoyo en el que había caído.

Agarró sus espadas y se levantó mientras los hechiceros chillaban furiosos.

—¡Te perseguiremos! —prometieron.

Entonces uno rugió furioso y lanzó magia en su dirección. Ceres se apartó, pero esto fue como una señal para que los demás también atacaran. Las llamas y los rayos la seguían mientras marchaba corriendo del lugar en el que estaba el hoyo y, a su alrededor, Ceres oyó que los muros retumbaban. Al principio cayeron piedras pequeñas y después más grandes.

Ceres continuaba corriendo desesperadamente, mientras caían piedras a su alrededor, rebotando al impactar contra el suelo y rodando en el caso de las más grandes. Se abalanzó hacia delante y, al levantarse, vio que el túnel que había detrás suyo ahora estaba bloqueado.

¿Detendría esto a los antiguos hechiceros? Posiblemente no para siempre. Si no morían, al final conseguirían abrirse camino a través de él, pero eso no era lo mismo que poder perseguir a Ceres ahora. Al menos, por ahora estaba a salvo.

Continuó por los túneles, sin saber en qué dirección ir, pero confiando en el instinto bajo el tenue resplandor de la luz de la cueva. Ceres vio que, más adelante, esta daba a una caverna con estalactitas colgando del techo. Allí también se oía el sonido del agua y Ceres se sorprendió al ver un ancho arroyo que pasaba por el medio.

Además, había un poste de amarre a la que estaba atada una barca de fondo plano. Ceres imaginó que la barca debía llevar allí atada más años de los que ella podía pensar, pero, de alguna manera, todavía parecía fuerte. Río abajo, Ceres vio una luz que no se encontraba en el resto de las cuevas y algo le decía que era hacia donde debía dirigirse.

Subió a la barca, la soltó y se dejó llevar por la corriente. El agua golpeaba el lado de la pequeña embarcación y Ceres sentía que la expectación crecía en su interior mientras esta avanzaba. En otra ocasión, podría haberse preocupado por una corriente así, pensando que podría llevar hasta un dique, o peor aún, hasta una cascada. Sin embargo, ahora la corriente parecía ser algo intencionado, pensada para llevarla hasta su destino.

La barca pasó a través de un túnel tan estrecho que Ceres podría haber tocado las paredes de ambos lados. Más adelante había una luz brillante, después de la penumbra de las cuevas. El túnel daba paso a un lugar que no era roca, ni piedra. En su lugar, en un sitio en el que debería haber habido otra cueva, Ceres se encontraba flotando por un trozo de paisaje idílico.

Ceres reconoció la obra de los Antiguos al instante. Solo ellos podrían haber hecho algo así. Puede que los hechiceros hubieran encontrado el poder para una ilusión, pero esto parecía real; incluso olía a hierba fresca y a gotas de rocío. La barca chocó ligeramente contra la orilla y Ceres vio un amplio prado enfrente, lleno de unas flores silvestres cuyo aroma era dulce y delicado. Algunas de ellas parecían moverse con ella a su paso, y Ceres sintió el roce de las espinas contra su pierna, que sangró junto a un agudo pinchado de dolor.

Sin embargo, tras esto desaparecieron. Al parecer, fueran las defensas que fueran, no estaban pensadas para no dejarla pasar a ella.

A Ceres le llevó un momento darse cuenta de que había dos cosas extrañas en el lugar por el que pasaba. Bueno, más extrañas de lo que lo era un trozo de paisaje en medio de un complejo de cuevas, para empezar.

Una cosa extraña era el modo en el que las visiones del pasado parecían haberse detenido. En las cuevas de arriba, parecían aparecer y desaparecer a cada parpadeo, mostrando el ataque final de los Antiguos al hogar de los hechiceros. Aquí, el mundo no parecía estar atrapado a medio camino entre dos puntos. Aquí, era tan tranquilo como inalterable, sin los constantes cambios que se experimentaban en el resto de aquel lugar.

La segunda cosa extraña era la bóveda de luz que se alzaba en el centro, de un dorado brillante en contraste con el verdor del resto. Era del tamaño de una casa grande, o de la tienda de algún señor nómada, pero aun así parecía estar compuesta de energía casi por entero. Al mirarla, al principio pensó que la bóveda podría ser un escudo o un muro, pero de algún modo Ceres sabía que era más que eso. Era un lugar con vida, un hogar.

También pensó que era el lugar donde podría encontrar lo que fuera que estaba buscando. Casi por primera vez desde que había pisado el hogar de los hechiceros, Ceres se atrevió a sentir un destello de esperanza. Tal vez este era el lugar donde recuperaría sus poderes.

Tal vez, después de todo, podría ayudar a salvar Haylon.

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