Mensaje A Un Desconocido

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Mensaje A Un Desconocido
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© 2021 Josy Gracy

Mesaje a un desconocido by Josy Gracy Trilogía Cartas Libro 01

Portada: Liberty Vitoria – Designer Gold y One Minute Diagramación: Andreia Barboza - LA Book Services Copyright © 2021 Josy Gracy

Todos los derechos reservados

2° Edición

Esta es una obra de ficción. Los nombres, luga-res, personajes e incidentes son producto de la imaginación del autor y son ficticios.

Cualquier semejanza con personas reales, vivas o muertas, eventos o adaptables es pura coincidencia.

Ninguna parte de este libro puede ser reproduci-da o almacenada en un sistema de recuperación o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio, electrónico, mecánico, fotocopiado, graba-

-ción o de otro modo, sin el permiso expreso por escrito del autor.

Mensaje a un Desconocido. Trilogía Cartas Libro 1 - Paraguay, 2021

2° Edición


Gustaría de dedicar este libro a todos que de alguna forma comprenden la realidad del adolescente; sus dificultades y los múltiples aspectos que los hacen únicos.

Por medio de esta obra conocerás los verdaderos sentimientos de una adolescente y harás una jornada de autodescubierta.



Agradecimientos

A Dios, a mi familia y a cada uno de los lectores. A cada adolescente, tú eres una joya invaluable. Mis sinceros agrade-cimientos. Me hacen creer que escribir es la mejor prueba de amor.

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“Por favor Connor no me hable, mi corazón está loco por escucharte”

“Tener con quién hablar y aún más si es con-tigo, sería encantador”

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Embárcate conmigo en este viaje por des-vendar los secretos de la chica de las cartas, el pasado que lucha por esconder y el futuro dispuesto a desvendarlo.

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Prólogo

Índice

  Una Chica

  Un Bón

  Una carta

  90 días amándote

  Secret Love.

  Siempre Tuya.

  en español y portugués

  Supremacía

  Perlas

  Por fe

  Cartas para ti

  Sueño de Amor

  Blaze

  You are human

Una Chica

Ella está decepcionada, herida y confusa. Una chica con muchos secretos y una vida no tan común como los demás. Ella es hermosa, inteligente, la alumna ejemplar del instituto, todos los chicos la desean, pero solamente uno logró arrebatar su corazón. Todo parecía perfecto hasta la llegada de Jhenifer Par-mount, con su cara ange-lical y su belleza llamó desde un principio la atención de todos hasta mismo de su hombre: Connor Dremachovick y solo quedó feliz cuando a toda costa lo quitó de su vida.

Un Bón

Lo que ella no contaba era que el destino le trajera su antiguo amor dejándola más con-fusa que nunca. ¿Ella será capaz de perdo-narlo? ¿Y qué decir de sus propios sentimien-tos revividos un hombre que ella luchaba por olvidar? Esta chica empieza a escribir cartas a diario a una persona desconocida. El pasa-do hizo de ella una persona tímida, miedosa e introvertida, pero con el 13


papel ella sabe ex-presar en palabras lo que pasa en su íntimo; todos los sentimientos guardados de amor, odio, decepción y esperanza.

¿Cuál es la motivación para escribir a un desconocido? ¿Él descubre quién es la autora de las cartas?

Una carta

Una chica escribe cartas y lo pone en un bu-zón viejo y abandonado. ¿Por qué los deja allí?

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Chica Rara

Quiero presentarme.

Soy una chica un poco rara, no me doy muy bien con las personas, o sea, nadie me quiere, así de simple. Mi vida no ha sido de las mejores en estos días, ando un poco aburrida y sin ganas de hacer nada.

La verdad es que no tengo ganas de hacer absoluta-mente nada. ¿Sabe, hay días en que lo único que deseo es no despertar? Si pudiera hoy ni siquiera me levantaría de la cama, pero tengo un maldito examen que tomar, así que estoy aquí sentada en este banco en la vieja plaza de mi ciudad.

¿Qué exactamente estoy viendo? ¿Sinceramente? ¡Ni idea! Miro a las personas y no veo a nadie. No me fijo en ellas. Mi vida está una mierda, así que no consigo ver nada además de mí misma. Creo que ya es lo suficiente.

Nadie iba a querer mirar, mucho menos conversar con alguien como yo.

Para todas las personas soy... Bueno... No terminé de hablar sobre mi día. No quería tomar el examen hoy, ni siquiera recuerdo nada de lo que dijo la maestra la semana pasada, no hay una sola cosa que haya quedado grabada en mi mente.

Bien que mis hermanos viven diciendo que soy burra, 15


y estoy creyendo en ellos. ¿Por qué alguien como yo, no consigue aprender mucha cosa? Me siento en la primera fila todos los días, prácticamente pegada al maestro y me concentro en lo que dice, solo no se queda la infor-mación en mi mente.

¡Diablos! ¡Debería haber nacido en una cuna de oro!

Bien... Ya me aburro en escribir, tengo pereza, así que otro día te cuento lo que las personas piensan de mí.

De: Simplemente una chica

Para: Usted, Desconocido

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Estúpida

¡Estupida, estúpida...!

Hola, desconocido, disculpe empezar mi car-ta así, pero realmente no sé por qué soy tan estúpida. Debe estar preguntándose por qué, le explico lo que me sucedió.

Había un chico en la primaria del cual me enamoré a primera vista. Él era el tipo de chico que dejaba a cualquier chica en las nubes. Era alto, cuerpo atlético pues era jugador, tenía unas piernas hermosas que me dejaban acalorada cada vez que lo veía con short al momento de entrar en la cancha a jugar, aunque éramos adolescentes.

Ah... Tenía una sonrisa encantadora, la bau-ticé como sonrisa matadora. Bueno, yo era la mejor alumna de la escuela, quizás no lo crea, pero es verdad, tuve el primer puesto de mejor alumno por dos años seguidos, te-nía las mejores notas, además era hermosa.

No nací en cuna de oro como me hubiera gustado, pero me esforzaba y lo lograba, y así hice muchas amistades, pero no tenía lo más importante: el corazón de Connor.

 

Sinceramente nunca entendí por qué él me miraba, o me saludaba, pero hasta ahí ape-nas, nunca pude acer-carme, nunca me permi-tió y más tarde entendí el porqué, él tenía un noviazgo en secreto con una de mis compañe-17


-ras. Pero bueno ahorita mismo no quiero ha-blar de eso, lo que sé es que ¡soy tan estúpi-da! Sí, después de años sin verlo, sin ninguna noticia o contacto.

Él apareció frente a mí y lo que más me dejó enojada, fue la reacción que tuvo mi corazón.

Te cuento lo que sucedió.

Me quedé parada como una estatua sin fuer-za para salir del camino cuando él vino ha-cia mí. Bien... Pensé que sería hacia mí, pero en realidad fue hacia el aula, yo era la que estaba estorbando su camino.

Al principio tuve la esperanza de que él pu-diera haberme visto, luego ya no.

¡Qué tonta fui! Imaginar que aquel chico al-gún día se recordaría de mí, más no, ni si-quiera una mirada.

Y ¿sabe lo que más me dolió? Fue saber que mis sentimientos aún no habían cambiado, seguían siendo los mismos, pero alguna vez este corazón errante tendrá que dejar de latir por él.

Y como te dije otro día, las personas no me ven con buenos ojos, y él seguramente no. Para ellos soy una carga, una tonta, una bu-rra, además de todo eso, fea también. Escu-cho eso por el pasillo del colegio: Ahí viene la fea. ¿Por qué ella tiene que estar con noso-tros?

¿Por qué no se va a otro colegio y nos deja en paz? Solo de mirar su cara me da as-co.

Sí, escucho eso todos los días y mi corazón se marchita de a poco.

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Siento que la gente me odia, siento que el mundo no es mi lugar, y si soy una carga ¿qué hago aquí?

Me siento en este banco todos los días y miro a la gente pasar y los veo felices, sonrientes, y pienso ¿Por qué yo soy la única diferente? ¿Por qué no hay felicidad para mí? Siento que muero.

Ah... Antes que me olvide, quiero darte las gracias por escucharme, me hace bien cuan-do hablo con usted.

De: Simplemente una chica

Para: Usted, Desconocido

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Agujero Oscuro

Aquí estoy una vez más, agarro mi bolígrafo y la verdad que son tantas cosas que quiero decirle que no sé por dónde empezar

¡Tantas cosas sucedieron este fin de semana!

Me siento eufórica y al mismo tiempo triste. Te cuento lo que me ha sucedido. En el último día de clase me puse en la última silla, bien allá en el fondo junto a la venta-nilla. Me senté ahí porque quería estar cómoda, alejada de las personas, nadie se sentaba detrás de mí, no había nadie ahí para molestarme, aunque algunas veces mis compañeros me molesten por ser la más callada de todos.

Ellos se ponen nerviosos cada vez que tienen que hacer algún trabajo y queriendo o no, me tienen que aguantar.

Veo el sufrimiento y el disgusto, el gesto malhumorado en sus rostros, pero no importa lo que ellos pien-san, con tal que no me molesten es-tá bien, puedo soportarlo.

Bien... Lo que en verdad te quiero contar hoy es la situación que sucedió el viernes. Estaba yo en la cantina, tras 21


retirar mi merienda busqué un lugar para sentarme y no había siquiera un lugar disponible, ¿qué debería hacer?

Tenía todo en las manos, no podía quedarme parada allí, así que, me fui hasta la mesa más cercana y me senté.

Era un lu-gar que seguramente nadie se sentaría pues al lado estaban los basureros, nadie antes se había sentado allí, era un lugar apartado de todos. Estaba ahí lista para disfrutar cuando las brujas, perdóname la expre-sión, pero son unas verdaderas brujas, se acercaron y se pusieron frente a mí.

Son las tres chicas engreídas de todo el cole-gio. Se creen las más hermosas, finas y edu-cadas.

— Finalmente encontró su lugar, las ba-suras se dan bien, no pueden apartarse, ¿verdad? — Dijo una de ellas mirándome con una sonrisa burlona.

Las otras dos apenas asintieron. Luego aga-rró el vaso de jugo y lo derramó completo so-bre mi cabeza. Sentí el agua fría descendien-do sobre mis cabellos y podía imaginar mi pelo pegado como chicle por el azúcar. Me quedé sin reacción, no sabía qué hacer, ya debería estar acostumbrada a las burlas, pe-ro eso nunca me había sucedido.

No entendía por qué me hacían aquello si yo no les hablaba, siempre me mantenía alejada de ellas. ¿Qué estaba sucediendo? Se alejaron sin decir nada más.

Levanté mi cabeza, miré alrededor y todos, realmente todos me mira-ban y un fuerte dolor atravesó mi corazón.

De: Simplemente una chica

Para: Usted, Desconocido

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Esa soy yo

A

quí estoy otra vez, quizás se pregunte ¿qué es lo que tanto escribo verdad? Pues sí, tengo tanto que contarte...

Estoy triste, eso no es algo raro ¿verdad? Paso mucho tiempo de mi vida así y no es porque quiero sino por las situaciones que suceden.

Lo que pasó conmigo en el colegio el viernes, por ejemplo, como te estaba diciendo, me vi frente al espejo.

Y si me preguntas como fui parar allí, no sé decirte. Miré la imagen de aquella chica de pelos marrón oscuro, mis ojos estaban rojos de haber llorado como una tonta, mis grandes gafas estaban borrosas lo que me permitía ver apenas una imagen bo-rrosa en el espejo. “Esa soy yo”.

Pensé en aquel momento. La chica que nadie quiere cerca.

La chica fea del colegio. Eso dolió hondo en mi corazón, no por ser fea sino por el rechazo.

Si nadie me quiere no hace falta que demuestren,

¿Por qué simple-mente no se quedan callados y vi-ven sus vidas y dejen que viva la mía silenciosamente?

Pero allá en el fondo sé por qué son así. Mi pasado 23


todavía me condena. Está ahí todo el tiempo y por más que quiera huir no encuen-tro fuerzas.

De: Simplemente una chica

Para: Usted, Desconocido

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Tramposo corazón

Hola, desconocido, ya estoy acostumbrándome a hablarte, parece que te conozco hace un tiempo y eso es bueno.

Tener con quién hablar es una ben-dición, aunque parezca que hablo con el papel ja, ja, pero siento que me escuchas.

Estoy sentada en el puente luego de salir del colegio, no me voy a casa temprano pues mi madre a veces me pone a hacer tantas cosas que me deja sin tiempo para estudiar. No soy una persona perezosa para hacerlo, solo que me gusta dedicar tiempo a mis estudios, quiero ser alguien grande en el futuro y por lo tanto depende de mí para alcanzar el objetivo. Sentada aquí, observo las personas que pasan caminando rumbo a sus casas, a sus trabajos, quizás se van de paseo a algún lugar, las veo felices y sin darme cuenta esa imagen me quita una sonrisa. He pasado por un momento de felicidad esta semana, creo que te he hablado sobre Connor, de cómo fue mi reencuentro con él, pues bien; luego de verlo por el pasillo del colegio y de haberme quedado como una 25


estatua, lo vi caminar hacia el aula 220 al lado de la mía y me pregunté qué hacía él allí.

Al salir del colegio caminando por el jardín yendo en dirección a la calle lo vi caído. Me quedé sin saber qué hacer, fingía que no lo había visto y me iba o le ayudaba, me quedé con la segunda opción. Me acerqué y le pregunté tímidamente si estaba todo bien y si necesitaba de ayuda, él me dijo que había tropezado en la escalera y creía que algo había sucedido a su tobillo.

Me agaché para ver su tobillo y al mirar su rostro él dijo algo que hizo mi corazón latir sin control, parpa-deé unas cuantas veces, ni creía en lo que mi oído había escuchado, fingí una tranquilidad que no exis-tía.

Extendí mis manos para que él pudiese apoyarse mientras intentaba ponerlo de pie, pero eso no funcionó, él se desequilibró y sentí el peso de su cuerpo sobre el mío. Sentí mi rostro quemar al ver sus ojos fijados en mi rostro.

Una vez más él dijo lo de antes: Debajo de estas gafas hay unos ojos hermo-

-sos que te pueden hacer enamorar.

Al escucharlo quité su cuerpo de encima del mío con dificultad, me levanté rápidamente, lo ayudé a pararse una vez más y lo llevé hasta un banco en el jardín y salí casi corriendo.

Él no tenía idea de cómo mi corazón reaccionaba cuando lo veía. Desde ese momento mi vida recibió algún sentido de felicidad. A la verdad, desde que lo he 26


visto después de tanto tiempo me veo de vez en cuando sonriendo y él es culpable de todo. Estoy escribiendo y sonriendo como una boba.

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