Cultura política y subalternidad en América Latina

Текст
Из серии: Colección Investigación #136
0
Отзывы
Читать фрагмент
Отметить прочитанной
Как читать книгу после покупки
Шрифт:Меньше АаБольше Аа

26. David Bushnell y Neill Macaulay, El nacimiento de los países latinoamericanos, Madrid, Nerea, 1989; Tulio Halperín Donghi, Historia contemporánea de América Latina, ob. cit.

27. James Sanders, Republicanos indóciles. Política popular, raza y clase en Colombia, siglo XIX, traducido por Isidro Vanegas, Bogotá, Ediciones Plural, 2017, p. 17.

28. Francisco A. Ortega, Social Difference in Nineteenth-Century Spanish America: An Intellectual History, London, Bloomsbury (por aparecer).

29. Para una crítica del eurocentrismo y el elitismo de mucha de la historia conceptual, ver Francisco A. Ortega, “The Conceptual History of Independence and the Colonial Question in Spanish America”, Journal of the History of Ideas, vol. 79, nº 1, enero de 2018, p. 100.

30. John M. Headley, The Europeanization of the World: On the Origins of Human Rights and Democracy, Princeton, Princeton University Press, 2008, pp. 4-5.

31. Roberto Breña, “The Cádiz Liberal Revolution and Spanish American Independence”, en New Countries: Capitalism, Revolutions, and Nations in the Americas, 1750-1850, John Tutino, ed., Durham, Duke University Press, 2016, pp. 71-104. Ver también José María Portillo Valdés, Crisis atlántica. Autonomía e independencia en la crisis de la monarquía hispana, Madrid, Fundación Carolina / Centro de Estudios Hispánicos e Iberoamericanos / Marcial Pons Historia, 2006.

32. Para esta crítica poscolonial del eurocentrismo, ver Stuart Hall, “The West and the Rest: Discourse and Power”, en Modernity: An Introduction to Modern Societies, Stuart Hall, David Held, Don Hubert y Kenneth Thompson, eds., Cambridge, Polity Press, 1995, pp. 184-227; Aníbal Quijano, “Coloniality and Modernity / Rationality”, Cultural Studies, vol. 21, nº 2-3, marzo/mayo de 2007, pp. 168-178; Walter D. Mignolo, The Darker Side of Western Modernity: Global Futures, Decolonial Options, Durham, Duke University Press, 2011; Edward W. Said, Culture and Imperialism, New York, Knopf, 1993; Dipesh Chakrabarty, Provincializing Europe: Postcolonial Thought and Historical Difference, Princeton, Princeton University Press, 2007.

33. John Beverley, Against Literature, Minneapolis, University of Minnesota Press, 1993.

34. Aunque el Cambridge School ha insistido en la necesidad de contextualizar la historia de las ideas, su enfoque todavía consiste en interpretar obras escritas en libros y ensayos, en vez interpretar las peticiones, testimonios, y acciones de grupos populares. Quentin Skinner, “Meaning and Understanding in the History of Ideas,” History and Theory, vol. 8, nº 1, 1969, pp. 3-53.

35. Acerca de la historiografía sobre la esclavitud, ver Peter J. Parish, Slavery: History and Historians, New York, Westview Press, 1989.

36. Eden Medina, Ivan da Costa Marques y Christina Holmes, eds., Beyond Imported Magic: Essays on Science, Technology, and Society in Latin America, Cambridge, The MIT Press, 2014; Eden Medina, Cybernetic Revolutionaries: Technology and Politics in Allende’s Chile, Cambridge, The MIT Press, 2011.

37. Arnulf Grübler, Technology and Global Change, Cambridge, Cambridge University Press, 1998, p. 5.

38. En inglés esta escuela de investigación se llama “firsting”, una palabra que, desgraciadamente, pertenece al argot (aunque su crítica historiográfica es muy necesaria). Ver Lauren Beck, “Firsting in Discovery and Exploration History”, Terrae Incognitae: The Journal of the Society for the History of Discoveries, vol. 49, nº 2, septiembre de 2017, pp. 109-113; Jean M. O’Brien, Firsting and Lasting: Writing Indians out of Existence in New England, Minneapolis, University of Minnesota Press, 2010.

39. Se puede ver estos debates en la revista Journal of the History of Ideas.

40. James Sanders, Republicanos indóciles; para la primera edición, James E. Sanders, Contentious Republicans: Popular Politics, Race, and Class in Nineteenth-Century Colombia, Durham, Duke University Press, 2004.

41. Ver Mauricio Archila Neira y Nidia Catherine González, Movimiento indígena caucano: Historia y política, Tunja, Sello Editorial Universidad Santo Tomás, 2010; Joanne Rappaport, Cumbe Reborn: An Andean Ethnography of History, Chicago, The University of Chicago Press, 1994; María Teresa Findji y José María Rojas, Territorio, economía y sociedad Páez, Cali, Universidad del Valle, 1985; Brett Troyan, Cauca’s Indigenous Movement in Southwestern Colombia: Land, Violence, and Ethnic Identity, Lanham, Lexington Books, 2015; Fernanda Muñoz, “Los indígenas de Pasto y la construcción del Estado. Tierras de resguardo y disputas legales, 1850-1885”, en El siglo diecinueve colombiano, Isidro Vanegas, ed., Bogotá, Ediciones Plural, 2017, pp. 191-214; Nancy P. Appelbaum, Muddied Waters: Race, Region, and Local History in Colombia, 1846-1948, Durham, Duke University Press, 2003; Alonso Valencia Llano, Dentro de la ley, fuera de la ley. Resistencias sociales y políticas en el valle del río Cauca (1830-1855), Cali, Universidad del Valle, Centro de Estudios Regionales, 2008; Marcela Echeverri, Indian and Slave Royalists in the Age of Revolution: Reform, Revolution, and Royalism in the Northern Andes, 1780-1825, Cambridge, Cambridge University Press, 2016.

42. De Anselmo Soto Arana y E. León a los diputados, Popayán, septiembre 9 de 1871, en Archivo Central del Cauca-Popayán (en adelante ACC), Archivo Muerto, paq. 112, leg. 2.

43. Eliseo Payán, “Mensaje que el Presidente del Estado Soberano del Cauca dirije a la Lejislatura en sus sesiones ordinarias de 1865”, Popayán, julio 1 de 1865, en ACC, Archivo Muerto, paq. 90, leg. 49.

44. Del cabildo pequeño de indígenas de Yascual al presidente de la asamblea provincial, Túquerres, octubre 8 de 1852, en ACC, Archivo Muerto, paq. 48, leg. 4. Otros se también se refirieron a “nuestra república”; ver Parcialidad de indígenas de Fúnes al Presidente, Pasto, julio 27 de 1882, en Archivo General de la Nación-Bogotá, Sección República, Fondo Ministerio de Industrias-Correspondencia de Baldíos, t. 4, f. 136.

45. Reporte del pequeño cabildo de indíjenas de Jambaló, Jambaló, marzo 6 de 1866, en ACC, Archivo Muerto, paq. 94, leg. 54.

46. Del alcalde mayor indígena y los cabildos pequeños de la provincia de Túquerres al presidente de la cámara de representantes, Túquerres, diciembre 30 de 1848, en Archivo del Congreso-Bogotá, 1849, Cámara, Informes de Comisiones IX, f. 184. Ver también del gobernador y regidor del pequeño cabildo indígena de Rioblanco al jefe municipal, Popayán, octubre 4 de 1878, en ACC, Archivo Muerto, paq. 140, leg. 62.

47. Del alcalde mayor indígena del municipio de Obando (con firmas de las parcialidades de Potosí, Mayasquer, Yaramal, Cumbal, Guachucal, Muellmuez, Colima, Carlosama, Caserío de Pastas, Pupiales, Anfelima, Girón, Iles, Ospina y Puerres) a la secretaría de gobierno, Ipiales, marzo 4 de 1866, en ACC, Archivo Muerto, paq. 94, leg. 54.

48. De pobladores indígenas de Cajamarca al gobernador, Cajamarca, julio 30 de 1871, en ACC, Archivo Muerto, paq. 112, leg. 29; del Cabildo de Indígenas de Guachucal y Colimba a los diputados de Guachucal, agosto 12 de 1873, en ACC, Archivo Muerto, paq. 124, leg. 6.

49. Pequeño cabildo indígena de Genoy al presidente de la legislatura, Pasto, agosto 15 de 1877, en ACC, Archivo Muerto, paq. 137, leg. 18.

50. Nick Nesbitt, Universal Emancipation: The Haitian Revolution and the Radical Enlightenment, Charlottesville, University of Virginia Press, 2008; Laurent Dubois, A Colony of Citizens, ob. cit.

51. Marixa Lasso, Myths of Harmony, ob. cit.; Isidro Vanegas Useche, Todas son iguales. Estudios sobre la democracia en Colombia, Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 2010.

52. James Sanders, Republicanos indóciles, ob. cit., pp. 79-94; para la historia de los afro-caucanos, ver también Margarita Pacheco, La fiesta liberal en Cali, Cali, Ediciones Universidad del Valle, 1992; Germán Colmenares, Cali: Terratenientes, mineros y comerciantes. Siglo XVIII, Bogotá, Tercer Mundo Editores, 1997; Germán Colmenares, Historia económica y social de Colombia II. Popayán: Una sociedad esclavista, 1680-1800, Bogotá, Tercer Mundo Editores, 1997; José Escorcia, Sociedad y economía en el Valle del Cauca, tomo III. Desarrollo político, social y económico, 1800-1854, Bogotá, Biblioteca Banco Popular, 1983; Alonso Valencia Llano, Estado Soberano del Cauca: Federalismo y Regeneración, Bogotá, Banco de la República, 1988; Francisco Zuluaga Ramírez, Guerrilla y Sociedad en el Patía: Una relación entre clientelismo político y la insurgencia social, Cali, Universidad del Valle, 1993; Yesenia Barragán, “Free Black Women, Slavery, and the Politics of Place in Chocó, New Granada”, Revista de Estudios Colombianos, nº 47, enero-junio de 2016, pp. 57-66; Luis Ervin Prado Arellano, Rebeliones en la provincia: La guerra de los supremos en las provincias suroccidentales y nororientales granadinas, Cali, Universidad del Valle, 2007.

 

53. Los infrascritos miembros de la Sociedad Democrática de Cali al presidente del Estado, Cali, junio 1 de 1877, en ACC, Archivo Muerto, paq. 137, leg. 7.

54. Los infrascritos miembros de la Sociedad Democrática de Cali al presidente del Estado, Cali, junio 1 de 1877, en ACC, Archivo Muerto, paq. 137, leg. 7.

55. Thomas Bender, A Nation among Nations: America’s Place in World History, New York, Hill and Wang, 2006, p. 256.

56. Niall Ferguson, Civilization: The West and the Rest, New York, Penguin Books, 2011; David S. Landes, The Wealth and Poverty of Nations: Why Some Are So Rich and Some So Poor, New York, W.W. Norton, 1999; Samuel P. Huntington, The Clash of Civilizations and the Remaking of World Order, New York, Simon & Schuster, 1996, pp. 46, 149.

57. Hay una nueva ola de obras que está redefiniendo la historia de democracia en las Américas. Fernando López-Alves, “Modernization Theory Revisited: Latin America, Europe, and the US in the Nineteenth and Early Twentieth Century”, Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, vol. 38, nº 1, 2011, pp. 243–279; Hilda Sábato, “La reacción de América: La construcción de las repúblicas en el siglo XIX”, en Europa, América y el mundo: Tiempos históricos, Roger Chartier y Antonio Feros, eds., Madrid, Fundación Rafael del Pino, 2006, 263-279; Guy Thomson, “Mid-Nineteenth-Century Modernities in the Hispanic World”, en When Was Latin America Modern?, Nicola Miller y Stephen Hart, eds., New York, Palgrave, 2007, pp. 69-90; Lucía Sala de Touron, “Democracia en América Latina: Liberales, radicales y artesanos a mediados del siglo XIX”, Secuencia, nº 61, enero-abril de 2005, pp. 62–98; Isidro Vanegas, Todas son iguales, ob. cit.; Laurent Dubois, A Colony of Citizens, ob. cit.; Hilda Sábato, ed., Ciudadanía política y formación de las naciones; Carlos A. Forment, Democracy in Latin America, 1760-1900, vol. 1, Chicago, The University of Chicago Press, 2003; Gerardo Caetano, ed., Diccionario político y social del mundo iberoamericano, v. 2: Democracia, Madrid, Universidad del País Vasco, 2014; José Antonio Aguilar y Rafael Rojas, eds., El republicanismo en Hispanoamérica: Ensayos de historia intelectual y política, México, Fondo de Cultura Económica, 2002; James Sanders, The Vanguard of the Atlantic World, ob. cit.

58. C. L. R. James, The Black Jacobins: Toussaint L’Ouverture and the San Domingo Revolution, New York, Vintage, 1963.

59. David S. Landes, The Wealth and Poverty of Nations, ob. cit., p. 313.

60. H.W. Brands, American Colossus: The Triumph of Capitalism, 1865-1900, New York, Anchor Books, 2010.

61. Niall Ferguson, Civilization, ob. cit.; David S. Landes, The Wealth and Poverty of Nations, ob. cit.; Samuel P. Huntington, The Clash of Civilizations and the Remaking of World Order, ob. cit.

62. Jürgen Osterhammel, The Transformation of the World: A Global History of the Nineteenth Century, Princeton, Princeton University Press, 2014, pp. 593-605.

SUBALTERNIDAD Y GÉNERO EN LA CULTURA POLÍTICA

Ishita Banerjee

El Colegio de México

¿Qué significa género y subalternidad en el contexto de la cultura política? ¿Son conceptos-categorías ontológicas y epistemológicas o son perspectivas útiles que nos ayudan a aproximar los mundos sociales en que vivimos y que queremos estudiar y comprender? Siguiendo el mismo planteamiento, ¿qué entendemos por cultura política? ¿Son palabras que evocan connotaciones fijas que confieren al conjunto “cultura política” un significado auto-evidente?

Trabajos importantes y debates dentro de la disciplina de antropología y de las ciencias sociales han afirmado que la cultura es mucho más que un sistema coherente de significados conformado por creencias exclusivas e inmutables, tradiciones cerradas y costumbres distintas de cada población. La cultura se define dentro de las relaciones históricas de producción y reproducción, y emerge críticamente mediada por las configuraciones cambiantes de conceptos como género y clase/casta, raza y edad, oficio y sexualidad. Además, tales relaciones y configuraciones, basadas en el poder, envuelven diversas representaciones de dominación y de subordinación, así como las negociaciones y contestaciones de la autoridad desde distintas arenas.63 Y, dado que las relaciones, procesos y mundos cambian, las modificaciones y transformaciones yacen en el corazón de la cultura.

La política a su vez implica mucho más que relaciones de poder institucionalizado, centrado en el Estado y sus sujetos y/o el ejercicio de autoridad fundada únicamente en el control de recursos políticos y económicos. Estas relaciones de poder y de significado están expresadas a través de procesos de dominación, control y formación de sujetos. El poder, se ha comentado, no es algo desencarnado, irreprochable y totalizador que emana de un centro abstracto o es ejercido por sujetos ya formados. Por el contrario, permea todas las relaciones de la vida cotidiana e involucra una variedad de sujetos. En este sentido, la cultura y la política están hondamente vinculadas. Si la cultura está permeada por relaciones de poder, la política entonces se moldea constantemente por su aprehensión por sujetos de distinta índole, dominantes y subalternos.

Un posible e importante punto de intersección entre la subalternidad, el género y la cultura política podría ser, entonces, una aproximación a los múltiples procesos históricos, socio-políticos, económicos y sociales que rigen la formación de sujetos y que a su vez quedan registrados en la “acción” de tales sujetos como individuos o en colectividades.

Subalternidad, subalterno, historia

Antes de hablar de la “cultura política” y la subalternidad es de suma importancia analizar y explicar qué se entiende por ellas. Tomando en consideración la propuesta del simposio de discutir y poner en cuestión los avances conceptuales, metodológicos e historiográficos sobre el tema, y debido a mis propias limitaciones de conocimiento acerca de la historia y la historiografía de América Latina, intentaré traer a colación algunos trabajos importantes sobre la subalternidad en el Sur de Asia para ver si nos ayudan a comprender mejor los mundos sociales en América Latina y abrir un espacio de debate sobre las posibilidades y los límites de las disciplinas académicas.

Cabe señalar que la palabra “subalterno”, de uso común ahora en trabajos académicos y arenas no-académicas, fue introducida en la historiografía por el proyecto de “Estudios Subalternos” del Sur de Asia hace más de tres décadas.

Una preocupación por la pluralidad y la heterogeneidad en los entendimientos de los pasados y las temporalidades, así como por las prácticas de la escritura de la historia, fue crítica para el proyecto elaborado por un grupo de jóvenes historiadores encabezados por Ranajit Guha, un distinguido historiador, a comienzos de la década de 1980. Aunque separados por una generación, estos historiadores compartían una mutua sensibilidad política y ética.64 El propósito de sus discusiones era establecer una nueva agenda para la historiografía del subcontinente indio, una agenda que reconociera la centralidad de los grupos subordinados —legítimos protagonistas pero desheredados— en la construcción del pasado. Un pasado que escogieron para analizar y recuperar desde una perspectiva diferente a la del periodo colonial que incluía la lucha nacionalista (siglos xviii a xx) en India para pensar críticamente en los límites de la nación india independiente.

Una declaración programática inicial definía su propósito como un esfuerzo “para promover una discusión sistemática e informada de temas subalternos en el campo de estudios del Sur de Asia para rectificar el sesgo elitista de gran parte de la investigación y el trabajo académico”.65 Este proyecto emprendió la elaboración de la categoría de lo subalterno —que tiene el significado “de rango inferior” en el ámbito militar—, derivada de los escritos de Antonio Gramsci. En su intento de recobrar lo subalterno como el sujeto de la historia, este colectivo buscó repensar la historiografía colonial de India enfocándose en las numerosas insurgencias campesinas en el periodo colonial, integradas normalmente como la “prehistoria” de la lucha nacionalista o la prehistoria de los movimientos socialistas en la historiografía. De forma comprensible, los miembros del grupo intentaron investigar y presentar sugerentes ensayos sobre “la historia, la política, la economía y la sociología de la subalternidad” junto con las actitudes, ideologías y sistemas de fe subalternas, es decir “la cultura que informaba tal condición” de subalternidad66 para así reconstruir las variadas trayectorias y la conciencia reflejada en los movimientos de los grupos subordinados con el fin de enfatizar la autonomía y la agencia de esas comunidades. En tales obras, la categoría de “subalterno” fue usada como una metáfora del atributo general de subordinación en el Sur de Asia.

La subordinación, en palabras de Guha, es una condición cuyo espectro de definición es muy amplio, por lo que se expresará en términos de casta, clase, edad, género, ocupación o en cualquier otra forma. Guha menciona en su ensayo introductorio de Estudios Subalternos I, “Sobre algunos aspectos de la historiografía de India colonial”, que los términos “pueblo” y “clases subalternas” son usados indistintamente como sinónimos.67 Lo hace también en su obra clásica Aspectos elementales de insurgencia campesina en la India colonial (1983) y considera que “representan la diferencia demográfica entre el total de la población india y todos aquellos descritos como ‘élite’”.68

En el análisis estructuralista de Guha, el binomio antinómico de dominación-subordinación es lo que distingue lo subalterno de la “élite”. En esta categorización si lo “subalterno” es enorme y heterogéneo, el rango de “élite” también es grande y plural debido a que está compuesto tanto por los grupos pequeños de colonizadores ingleses como por una gama de élite india que “ejercían control y dominación” sobre el subalterno.

El paso importante de dividir y separar la población india con base en relaciones asimétricas de poder permitió a Guha y al grupo de los Estudios Subalternos hacer una afirmación significativa: que el subalterno era un agente consciente y político. La “conciencia” de lo subalterno era “negativa” porque tomaba al otro —el dominador— como su punto de referencia. Es su condición de ser dominado, es decir, la conciencia de estar sometido a relaciones de poder desiguales lo que lo hace consciente y político.

Para demostrar con sutileza y gran fuerza los distintos elementos de la conciencia subalterna reflejados en sus “actos políticos”, Guha analiza más de 110 casos de insurgencia campesina y tribal en un periodo de 117 años, entre 1783 y 1900, que va desde el periodo inicial colonial bajo el mandato de la Compañía Inglesa de las Indias Orientales hasta el cambio a una colonia directa de la Corona británica en la segunda mitad del siglo xix. Es importante notar que para continuar con sus argumentos de que las insurgencias campesinas tenían su propia lógica, las cuales se vinculaban con sus problemas, Guha se enfoca principalmente en un periodo anterior a la inauguración formal de la lucha nacionalista anti-colonial, con frecuencia identificada con la fundación del Congreso Nacional Indio en 1885 o los movimientos organizados por los socialistas. Es significativo también que Guha y los Estudios Subalternos vieron en el campesinado —un grupo enorme de gente con diferentes y variables derechos a cultivar la tierra— el representante idóneo de lo subalterno en India colonial. Esto se debe a que las formas de desarrollo capitalista en la agricultura eran muy débiles e incipientes en el periodo anterior a 1900 y la renta formaba una gran parte del ingreso derivado de la tierra. El elemento constante en la relación de la élite indígena y la inglesa con el “campesino” era la expropiación de los excedentes de la labor del campesino no por medio de las fuerzas del mercado, sino mediante el estatus y el poder de los propietarios y terratenientes en la sociedad local y en la estructura colonial.69 En tal contexto, la insurgencia representaba un acto político supremo porque el rebelde era completamente consciente de la consecuencia de su acto. Fallido el alzamiento, el destino que le esperaba era el castigo, un despojo total de su deber moral-colectivo marcado por una subordinación incondicional a sus superiores y la muerte. No es de sorprender que cada caso de rebelión haya sido ponderado mediante un balance cauteloso de los “pros” y “contras” por parte de los insurgentes, por medio de solicitudes a los superiores para obtener justicia así como de varias reuniones con los ancianos de las aldeas. Cuando no les quedaban otras alternativas, era cuando se levantaban. Y por tal razón, era posible rastrear y captar la conciencia colectiva subalterna en momentos de insurgencia/rebelión.

 

En palabras de Partha Chatterjee, un miembro importante del colectivo, Guha no intentó “dibujar rostros en la multitud, como lo habían sugerido los historiadores sociales radicales de Inglaterra y Francia”.70 Para Guha los campesinos insurgentes de India colonial eran políticos, no en el sentido del ciudadano burgués individualizado de la democracia liberal. Eran sujetos políticos en masa cuya racionalidad tenía que ser buscada en la vida colectiva de la comunidad campesina. Guha encontró sus respuestas en la estructura de la conciencia rebelde.71 Su trabajo clásico se dedicó a la recuperación de los aspectos elementales de la “conciencia”, quizá rudimentaria e ingenua, de los campesinos rebeldes para entender la experiencia de insurgencia y para afirmar que no se puede escribir una historia de la insurgencia como una narrativa de eventos sin sujetos.72 En otras palabras, Guha se dio a la tarea de reconstruir la conciencia de los campesinos insurgentes para colocarlos como sujetos y agentes propios de su historia.

El trabajo de Guha y del colectivo de Estudios Subalternos marcó un parteaguas en la ampliación del concepto de lo político al sacarlo de la esfera política institucional centrada en el Estado. Según ellos, existían dos esferas dentro de la acción política en India colonial. Una formal-institucional ligada a la élite y apegada a la institución británica donde la movilización para la intervención política era vertical. La segunda, no reconocida por la historia elitista, era la de los grupos subordinados. Ésta era casi autónoma de las instituciones políticas coloniales y fue gobernada por solidaridades horizontales en cuanto a la movilización —solidaridades de casta, clan o parentesco—. Es decir, no impulsadas por líderes políticos de partidos indios que vinieron de fuera para movilizar unas masas “pasivas” e inconscientes. La movilización en la esfera informal se dirigía contra la dominación, no sólo del estado colonial, sino también de los grupos dominantes indios. La esfera informal no necesitaba de la esfera formal para existir, pero la esfera formal dependía de la cooptación de la informal.73

Criticado posteriormente por ser muy general y estructuralista, la redefinición de lo “político” cambió radicalmente el modo de abordar las insurgencias campesinas,74 que no habían sido vistas como “políticas” porque carecían de un “programa político” bien definido y una ideología, debido a que englobaban una conciencia “pre-política” y primitiva, según los protagonistas marxistas de la “historia desde abajo” de Inglaterra y Francia.75 La lucha nacionalista liderada por el Congreso Nacional Indio también vino a ser analizada desde la perspectiva subalterna, por ejemplo, las visiones de los campesinos sobre líderes como Gandhi, visiones que lo hicieron un santo y un líder político al mismo tiempo: un Mahatma (alma grande). Desde esta perspectiva novedosa se analizaron los choques entre tales percepciones y las acciones basadas en ellas, y los intentos de Gandhi y del Congreso por controlar y disciplinar a los seguidores subalternos,76 subrayando con sutileza las brechas y tensiones en la interacción de las esferas formales e informales de la política.

Más importante aún, al sostener que el campesino era consciente y político, y que vivía y compartía la misma modernidad que las élites nacionalistas, los Estudios Subalternos ofrecían “unas de las más persuasivas demostraciones de la verdad de que el tiempo de la modernidad colonial y poscolonial fue heterogéneo, que sus prácticas eran híbridas, y que lo ‘arcaico’ fue, de varias maneras significativas, constitutivo de lo moderno”.77

Es importante detenernos aquí para considerar las implicaciones que tiene para la “cultura política” de los subalternos en América Latina esta manera de comprender a los subalternos como agentes conscientes y políticos. ¿Ayudarán los análisis y aportes de los Estudios Subalternos a definir e identificar a los “subalternos” en América Latina? ¿Quiénes son los subalternos? ¿Cómo sentían y percibían su subalternidad y cómo se reflejaba tal conciencia en su cultura política? Del mismo modo, ¿cómo se caracteriza su cultura política? ¿En actos de insurgencia, en grandes movimientos sociales y políticos, o en gestos pequeños de subversión en la vida cotidiana? ¿Refleja la cultura política subalterna en América Latina una consciencia colectiva o individual? Es posible que estos planteamientos nos ayuden a abordar el tema con una conciencia y una perspectiva diferentes.

Otro aporte importante de los Estudios Subalternos residía en una lectura crítica de los archivos coloniales, en los que las lagunas y silencios, así como las declaraciones de los funcionarios y administradores coloniales, ofrecían diferentes y nuevas formas de entender los acontecimientos y procesos. Una atención minuciosa al lenguaje del administrador o el juez colonial y una conciencia de preguntar por qué escribieron de la manera en que lo escribieron, permitió a los miembros del colectivo entrar en un diálogo con el archivo en que los mismos documentos hablaban en idiomas diferentes. Además de habitar el archivo existente de una manera diferente, construyeron un archivo basado en fuentes “no canónicas, poco sofisticadas, baratas, frecuentemente no destinadas para la prensa”, literatura de canciones, baladas, folletos, periódicos locales, almanaques y variedades de historias “no archivadas” que de alguna manera sobrevivieron, para complementar, enriquecer y cambiar el archivo canónico.78

Es importante apuntar que el concepto-entidad de subalterno fue elaborado subsecuentemente como una perspectiva donde las múltiples mediaciones y diversas modalidades —social, epistémica, cultural y discursiva— que apuntalaban la producción de sujetos subalternos fueron discutidas. Un resultado importante fue el impulso de desalojar a Occidente del lugar predominante de poder y conocimiento que se refleja en trabajos sofisticados como el de Dipesh Chakrabarty, entre otros. Para dar un solo ejemplo, al plantear la pregunta “¿quién habla en nombre de los pasados indios?” en su ensayo “La poscolonialidad y el artilugio de la historia: ¿Quién habla en nombre de los pasados ‘indios’?”,79 Chakrabarty abre el debate respecto a la silenciosa pero irrevocable presencia de “Europa” como el sujeto teórico de la disciplina académica de la historia, para su reflexión crítica. No es sorprendente que tales trabajos sean considerados como aportes importantes a la teoría y la perspectiva poscolonial, aunque en su análisis, Saurabh Dube plantea que los Estudios Subalternos nacieron bajo la marca de la nación y los estudios poscoloniales bajo el signo de la colonia.80

Бесплатный фрагмент закончился. Хотите читать дальше?
Купите 3 книги одновременно и выберите четвёртую в подарок!

Чтобы воспользоваться акцией, добавьте нужные книги в корзину. Сделать это можно на странице каждой книги, либо в общем списке:

  1. Нажмите на многоточие
    рядом с книгой
  2. Выберите пункт
    «Добавить в корзину»