Kotaro arrugó la nariz, sin siquiera molestarse en mirar a Toya y sólo miró en la dirección general de su hermano. "SabÃa que te olÃa en algún lugar," dijo insultantemente.
Kamui observó con asombro cómo Toya se erizó y pudo decir que estaba cada vez más enojado por la segunda. Se acercó a Kyoko susurrando. "Ah, Kyoko, es posible que desee detener esto antes de que comience." Sabiendo que Kyoko era la única cosa que les impedÃa desgarrarse, Kamui dio un paso atrás seguro del trÃo.
Kyoko sabÃa que Kotaro era inofensivo... bueno, a ella de todos modos. Ella tomó sus manos de las suyas... todavÃa sonrojándose por la forma en que la miraba. En realidad, podÃa ver el amor y la devoción brillando en sus ojos azules.
-Kotaro, ¿qué te trae por aqu� Ella pregunta para obtener su atención fuera de Toya. Kotaro sonrió, olvidando a Toya de inmediato y respondiendo a su pregunta. "Oà que hay problemas en el área este cerca del bosque, esperaba encontrar a Hyakuhei y matarlo por ti para que pudieras apurarte y ser mi compañera, mi dulce Kyoko". Oh, le encantaba a Kyoko pero también le encantaba sacudir la jaula de Toya.
Kyoko se volvió un par de matices rosados al oÃr sus palabras. Sus labios se separaron para decir algo, pero perdiendo su tren de pensamiento, simplemente se rindió.
Toya habÃa oÃdo bastantes tonterÃas del estúpido golpe. Caminando frente a Kyoko para protegerla de la vista de Kotaro, él gruñó bajo en su garganta, "¡Retrocede!" Ãl entrecerró sus ojos dorados y frunció el ceño. "No necesitamos tu ayuda para deshacernos de Hyakuhei, asà que ¿por qué no intentas quedarte fuera de nuestro camino y dejar a Kyoko sola?"
Kotaro actuó como si Toya no estuviera allÃ. En un desenfoque, se movió alrededor de Toya para poner un casto beso en la mejilla de Kyoko. Con un guiño, se fue tan rápido como habÃa aparecido.
Toya apretó los puños a los costados. Estaba tan loco que parecÃa que iba a explotar. ¿Por qué todos de repente quieren besar a Kyoko? ¡Ella era su maldición!
-¡Kotaro, vuelve aquà y pelea conmigo bastardo! -gritó con toda la fuerza de sus pulmones-.
Kyoko se volvió hacia Kamui como si nada hubiera pasado. "Entonces, supongo que la información de Sennin estaba bien."
Toya se dio por vencida y se volvió. -Vamos, vamos a reunir nuestras cosas, podemos recoger a Suki y a Shinbe en el camino, tenemos que pasar por donde están para llegar al bosque del este, de todos modos -soltó todavÃa furioso ante su lujurioso hermano por escupir mentiras sobre Kyoko. Nunca habÃa dejado que Kotaro la tuviera y él no podÃa esperar a encontrarse con él y sacar la mierda fuera de él para hacerle saber.
Kyoko sabÃa que Toya tenÃa celos de Kotaro. Sin embargo, la forma en que lo vio, al menos Kotaro podÃa decirle sus verdaderos sentimientos, donde Toya sólo la mantenÃa confundida. Se inclinó y empezó a recoger el resto de la comida que más tarde compartirÃan con los demás.
Toya se inclinó delante de ella esperando que subiera sobre su espalda. HacÃan mejor el tiempo de esa manera y era la única vez que podÃa librarse de ella sin que nadie levantara una ceja.
Kyoko contuvo la respiración por un segundo y luego la dejó salir lentamente sin querer hacerla diferente a las otras veces que habÃa hecho esto... pero lo era. Ella envolvió sus brazos alrededor de su pecho como sus manos cuando bajo sus rodillas para abrazarla firmemente contra su espalda. Miró hacia el cielo preguntándose si los destinos se estaban divirtiendo todavÃa.
Kamui se rio en silencio ante las acciones de Toya cada vez que alguien intentaba llamar la atención de Kyoko. Recogiendo el saco de comida después de que habÃan desaparecido, las alas translúcidas brillaron en la existencia, enviando una lluvia de polvo de estrellas multicolores a través del campamento que mágicamente borró todas las pruebas de que alguien habÃa estado allÃ.
Al sentir la presencia de Kaen detrás de él, comentó: "Parece que va a ser un dÃa interesante. ¿Se unirán a ellos? "Sus pies dejaron el suelo mientras él se deslizaba detrás de ellos sin ser visto.
En secreto, a Kyoko le encantaba montar en la espalda de Toya cuando tenÃan prisa. PodÃa sentir los músculos tensarse y estirarse debajo de ella. Ella apoyó su mejilla en su fuerte hombro y se aferró a él mientras su largo cabello fluÃa alrededor de ella, haciendo cosquillas en su rostro. Ãl actuó como si no pesara nada él saltó de un miembro a otro, a veces aterrizando en el suelo, sólo para disparar hacia los árboles de nuevo. ParecÃa tener algo para las alturas.
A Toya le encantó cuando Kyoko cabalgó a su espalda, pero nunca se lo dirÃa. Le hacÃa sentir bien cuando se aferraba a él en un esfuerzo por mantenerse. A veces iba incluso más rápido sólo para que ella tuviera que mantenerse más apretada, con las piernas apoyadas contra él y sus brazos alrededor de él. Ãl nunca habÃa mostrado sus alas alrededor de ella por esta razón.
A veces, ella apoyaba su mejilla contra su espalda y él podÃa sentir que ella también lo disfrutaba tanto como él. Su mente volvió al bosque en el este. El Guardián del corazón de cristal ya estaba medio recogido y Hyakuhei tenÃa la mayor parte de él en este punto. Las cosas se estaban poniendo muy peligrosas y él tendrÃa que permanecer en guardia.
SentÃa que tenÃa que proteger a Kyoko con su vida, especialmente cuando habÃa peligro por todas partes. El demonio con el que habÃa luchado ayer habÃa sido un llamado de atención. Toya aceleró, con la esperanza de encontrarse con Suki y Shinbe en su camino de regreso al campamento, para que pudieran darse prisa y llegar al este antes de que Kotaro y Kyou lo hicieran.
Muy arriba de ellos, Kyou voló a través del cielo sin expresión, como si fuera una aparición de una deidad. Sus ropas flotaban a su alrededor mientras exploraba el este a lo lejos. Asà que el bosque oriental es donde la presencia de Hyakuhei habÃa desaparecido. Aquà también estaban Toya y la sacerdotisa. Sus labios se curvaron hacia arriba en el mÃnimo atisbo de una sonrisa.
"¡Yo!" Gritó Toya cuando captó un destello de movimiento en la distancia, saltando de árbol en árbol y de rama a rama, aterrizó con gracia delante de Shinbe y Suki.
Kyoko se deslizó por la espalda de Toya y caminó rápidamente hacia ellos, sonriendo a sus amigos. "Acabamos de saber que el bosque del este es adonde deberÃamos dirigirnos", les informó Kyoko.
La cabeza de Shinbe se levantó y miró a Toya. "Oh, sÃ, ¿qué está pasando en esa área?" Preguntó acercándose a Toya para discutir el asunto. Kamui salió de la orilla del bosque para unirse a los guardianes con la planificación, asintiendo con la cabeza cuando Kaen apareció de la nada, como a menudo lo hacÃa justo cuando era el momento adecuado.
Kyoko susurró a Suki, tirando de ella a un lado y lejos de los otros, "Pero de todos modos, ¿cómo fue tu visita?" Ella ladeó su cabeza a un lado, sonriendo.
Suki giró los ojos en dirección a Shinbe. -¿Puedes creer que ese idiota trató de besarme? Cruzó los brazos delante de su pecho y lanzó puñaladas al guardián amatista.
Toya se retorció con su audiencia excepcional. HabÃa oÃdo el comentario de Suki y cuando Kyoko lo oyó, ella lo miró directamente, con los ojos cerrados. Ella volvió su rostro para ocultar el rubor que se deslizaba por sus mejillas pero no antes de que Suki y Shinbe tomaron nota de ello.
Shinbe se inclinó hacia su hermano manteniendo la voz baja. "¿Qué pasó entre ustedes dos mientras estábamos fuera, Toya?", Sintió que un tiro de celos le lanzó, pero trató de ignorarlo sabiendo que era una causa perdida. Kamui también dio un paso más cerca esperando para escuchar la respuesta.
Los ojos de Toya se ensancharon y el pequeño cabello fino se levantó en su nuca, haciéndole retroceder con una mirada de culpabilidad. "Heh, no pasó nada", cruzó los brazos y los miró, desafiándolos a llamar su farol.
Suki agarró el brazo de Kyoko y la tiró a una buena distancia de los chicos esta vez. "Ok, derrame, ¿qué extraño?" -preguntó ella con los labios temblorosos con una alegrÃa apenas oculta. Durante tanto tiempo como Suki habÃa conocido a Kyoko, se sentÃa como si la hubiera conocido desde siempre. La amaba como a una hermana, y en ese momento podÃa decir que habÃa algo.
Kyoko no iba a encontrarse con los ojos de Suki, y su rostro todavÃa era de color.
"Kyoko, cede," suplicó Suki.
Kyoko miró a su mejor amiga que era por lo menos un par de pulgadas más alta y se encogió de hombros. "Bueno, ahora me han besado, eso es todo", ella rápidamente rodó sus ojos tratando de jugar como que no es gran cosa.
Suki miró a Toya. "Entonces, finalmente te besó, ¿verdad?" Volviendo a Kyoko, ella sonrió una sonrisa de conocimiento hasta que vio la sacudida de la cabeza de Kyoko. Suki frunció el ceño. "¿Fue Toya quien te besó? ¿No es asÃ, Kyoko? "Ella arqueó una ceja confusa.
Kyoko gimió. "Es una larga historia, asà que voy a hacerlo muy corto. Tres tipos diferentes ahora me han besado y todo dentro del tiempo que tú te has ido. Y no, no le pedà a uno solo de ellos que me bese. ¡Otra vez, no es ninguna gran cosa! âElla puso énfasis en las tres últimas palabras.
Suki abrió los labios mientras miraba a su amiga. Mientras tanto, Toya se habÃa tensado al escuchar a Kyoko decir que no era gran cosa. -Bueno, ahora sé lo que piensa -pensó Toya con el ceño fruncido mientras se volvÃa hacia sus hermanos y se concentró en contarles lo que sabÃa de la zona del bosque del este.
Suki finalmente encontró su voz pero la mantuvo baja, "Kyoko, ¿quién te besó?" Al ver los labios de Kyoko presionarse, Suki suspiró. -De acuerdo, quiero saber quién te besó primero.
Kyoko cerró los ojos. Kyou fue el primero.
"¡Kyou!" Gritó Suki y luego se golpeó la boca con la mano.
La mano de Toya se curvó en un puño a su lado en un esfuerzo por contener su ira. Se volvió y miró mal a Kyoko antes de cerrar rápidamente la distancia entre ellos, sin gustarle el giro de la conversación. ¡No tenemos tiempo para esta mierda! Ãl bufó, mirando a las chicas. "Tenemos que ir a buscar los talismanes antes de que el enemigo le ponga las manos encima".
Kamui asintió, "SÃ, Kotaro vino al campamento y dijo que estaba en su camino en la misma zona justo antes de besar a Kyoko en la mejilla y se fue".
Toya le dio un puñetazo a Kamui en la nuca con un rápido gruñido.
-Oh, ¿por qué hiciste eso?, no hice nada. Kamui se frotó el nudo que se habÃa formado sobre su cabeza, con sus grandes ojos llenos de astillas de agua. Era un espectáculo obviamente, porque dentro de él estaba en el medio De reÃrse de su asno en la mirada que habÃa cruzado la cara de Toya.
Los ojos de Suki se arquearon. -¡Kotaro, también! Ella sacudió la cabeza en la dirección de Kyoko preguntándose qué estaba pasando en el mundo.
Shinbe se deslizó hacia Toya. "¿Asà que cuál es el problema?"
Toya lo miró como si le desafiara a decir otra palabra.
Suki agarró el brazo de Shinbe y lo apartó de Toya antes de que terminara como Kamui, con un bulto en la cabeza.
Toya volvió su mirada hacia Kyoko.
Ella se encogió de hombros y le devolvió la mirada. -¿Cuál es tu problema y no golpees a Kamui? Gritó, pisándose delante del guardián como para protegerlo. Ella no tenÃa ni idea de que Kamui ahora se encontraba detrás de ella, sonriendo a Toya como si acabara de conseguir una sobre él.
Suki sabÃa que iba a haber una pelea. Agarrando la mano de Kyoko, empezó a arrastrarla por el sendero. "Vamos Kyoko, camina conmigo por un tiempo," Suki no le dio tiempo para discutir mientras ella la atraÃa.
Sin sentirse tan seguro de quedarse allà dentro del alcance de Toya, Kamui salió con las chicas, dejando a Toya mirando a sus espaldas en retirada.
Una vez suficientemente lejos de Toya, Suki se volvió hacia Kyoko. Suki casi gritó, mirando a su amiga con preocupación, la idea de que Kyou besara a alguien era sólo... inquietante.
Kyoko se encogió de hombros. "No tengo la más remota idea de por qué lo hizo, yo estaba nadando, flotó y me asustó mucho. Antes de que supiera lo que estaba haciendo, me estaba besando, luego se fue sin decir una palabra".
Kamui sintió que alguien le habÃa dado un puñetazo en el estómago. Rápidamente dio un paso detrás de Kyoko, colocando una mano firme en su hombro. "Kyoko, ¿te marcó?" Preguntó con una voz tensa.
Kyoko frunció el ceño. Girando a su alrededor, miró a Kamui con una mirada confundida. "Toya me preguntó lo mismo, ¿qué significa eso?
Kamui apretó los labios. "Para que Kyou te bese de ese modo, significa que está pensando en convertirte en su compañero de vida".
-¡Qué! -gritó Kyoko poniéndose las manos en las caderas-. Tienes que estar bromeando.
"No es broma... con ese beso, Kyou ya ha comenzado a hacer su reclamo sobre ti." La oscuridad entró en los ojos de Kamui como si prestasen efecto, "Ahora te acechará, poco a poco, hasta que te marque y te hace suya". Dejó caer la mano de su hombro. -Supongo que lo pensarÃas como una cita.
De repente, comprendiendo más de lo que querÃa, Kamui silbó entre sus dientes. "Es por eso que Toya está tan molesto, y entonces Kotaro viene soplando y besando tu mejilla, eso es lo mismo.
Kyoko no supo qué decir. Ella se quedó allà un momento. Luego, mirando por encima del hombro de Kamui, notó que Toya y Shinbe seguÃan detrás de ellos, todavÃa perdidos en la planificación de su siguiente movimiento mientras se dirigÃan hacia el este.
Suki atrajo la atención de Kyoko. "Okay, dijiste tres, Kyoko. Entonces, Toya te besó también, ¿no?"
Ella asintió y sacudió la cabeza. "Pero Toya realmente no querÃa besarme, fue algo... un accidente."
Kyoko volvió a mirar por encima del hombro, notando que los otros se estaban poniendo al dÃa. "Nos pusimos a pelear con un demonio y Toya perdió sus puñales y su sangre de demonio se hizo cargo. Mató al demonio y corrà por una de las dagas, pero él me atrapó justo cuando llegué a ella. Pensé que iba a matarme, Pero en vez... me besó y el contacto con el hechizo de las dagas lo cambió de nuevo.
Suki miró por encima de su hombro a Toya, luego de vuelta a Kyoko. "Espera, ¿quieres decir que cambió de nuevo mientras te estaba besando?" Ella arqueó una ceja cuando Kyoko asintió.
Kamui sonrió, "¡Yo lo sabÃa! Realmente te gusta, por eso en su otra forma te besó en lugar de matarte, lo hizo porque se sentÃa bien para él." Kamui se apartó de ellos sabiendo que Toya estaba ahora escuchando distancia.
-Bueno, vamos a hacerles compañÃa. Suki decidió seguir el ejemplo de Kamui y dejarlo caer por ahora... para Shinbe malo no era tan inteligente.
Shinbe se volvió hacia Kyoko, escuchando la última declaración de Kamui. -¡Asà que por eso es tan irritable! Ãl sonrió, preguntándose si debÃa añadir su beso a la lÃnea de citas de Kyoko antes de que pasara mucho tiempo.
Toya se volvió hacia ellos, rascándose el cuello. -¿Quieres dejar de hablar mierda sobre mÃ, maldita sea?
Su cuello ya estaba rojo y Kyoko rio. SabÃa que cuando el cuello de Toya comenzaba a picar asÃ, pensaba que alguien estaba hablando de él a sus espaldas y eso lo irritaba.
Los dedos de Toya se estremecieron al oÃr a Kyoko sonreÃr. Envió una sacudida de placer a través de su cuerpo y le hizo desear que lo harÃa más a menudo. Miró a su alrededor notando que todos habÃan dejado de charlar. Satisfecho de que nadie hablara más de él, dejó caer su mano.
Vamos, no tenemos tiempo para jugar, tenemos que detener a Hyakuhei y recoger los talismanes antes que él. Toya se inclinó frente a Kyoko. -Vamos, deja que encuentren su propio camino y tú montas conmigo, será más rápido. Esperó a que Kyoko subiera. Al menos asà no tendrÃa que oÃr hablar de sus rivales.
Kyoko sonrió y subió. Luego lo rodeó con los brazos y le dio un suave apretón para decirle que estaba lista.
Afuera de todo el mundo para que nadie pudiera ver, Toya cerró los ojos mientras saboreaba el abrazo que acababa de recibir. Abriendo los ojos de nuevo, las luces de plata brillaban dentro de sus lirios de oro y se quitó a una velocidad que rivalizarÃa con su viento, el hermano Kotaro.
CapÃtulo 3 "Besos malvados"
La brisa estaba cada vez más frÃa a cada minuto y Toya se detuvo al notar un aura maligna a lo lejos. La sangre de Kyoko se enfrió mientras la sensación antinatural la abrumaba. Toya saltó de las ramas altas, llegando a una parada en la cima de una colina. Se deslizó al suelo mientras los otros aparecieron rápidamente detrás de ellos mirando a lo lejos.
Kyoko observó como una ominosa nube se alzaba sobre el área. -Siento un talismán. Ella sacudió su cabeza. "No sólo uno, hay más", dijo sin aliento. "El mal que rodea los fragmentos es sofocante".
Suki se acercó detrás de Kyoko, ajustando su arma sobre su hombro para un acceso más fácil en caso de batalla. "¿Me pregunto si es Hyakuhei lo que estás sintiendo?" Miró a Shinbe mientras él se acercaba a ellos, su abrigo y el largo pelo azul de medianoche soplando en el viento que ahora estaba recogiendo.
Los ojos de Toya se estrecharon y cambiaron a plata fundida. Percibiendo el peligro cerca de ellos, miró hacia la izquierda y bajó el brazo hacia abajo. La hoja metálica de una daga brilló en su palma. -¡Venga, bastardo, puedo olerte! Toya gruñó, pisando delante de Kyoko y los otros para protegerlos. La ladera y el valle abajo sostenÃan el pesado hedor del mal.
Una forma que llevaba una túnica negra ondulada materializada de la nada, justo delante de ellos con una inclinación malvada hacia sus labios. -Asà que has respondido a mi llamada.
Kyoko se estremeció cuando sus oscuros ojos se encontraron con los de ella. El recuerdo del sueño que habÃa tenido la noche anterior se estrelló contra ella, dándole escalofrÃos. Dio un paso atrás, escondiéndose detrás de Toya y espiando a su alrededor en Hyakuhei. TenÃa un mal presentimiento de que la única razón por la que estaba allà era ella y los talismanes que llevaba.
Toya notó que la atención de Hyakuhei estaba centrada en Kyoko y sintió un chasquido mental. Gruñó, agarrando el mango de su daga y arrojándose hacia delante para golpear al enemigo. La capa negra voló hacia el suelo como era de esperar. Ãl sabÃa que era sólo uno de los tÃteres de Hyakuhei de todos modos.
"¿Alguna vez tendrás las agallas para enfrentarme verdaderamente?" Toya se enfureció.
"Los poderes de la sacerdotisa serán mÃos, asà que... ven a mÃ..." La voz frÃa de Hyakuhei sopló lentamente en el viento.
Kyoko sintió escalofrÃos por su espina dorsal de las palabras que Hyakuhei habÃa hablado. -¿Ven a él? ¿Está loca? -susurró sintiendo al cobarde dentro de su cabeza asustada-.
Toya se acercó a ella. SabÃa que los guardianes estaban a cargo de mantener el cristal fuera de las manos del mal, pero no le gustaba el hecho de que puso a Kyoko en peligro. Hyakuhei habÃa matado a muchos inocentes por los talismanes. HabrÃa sido condenado antes de que Kyoko se convirtiera en una de las vÃctimas de esta guerra.
Ãl la protegerÃa. Su necesidad de proteger a Kyoko era tan fuerte, se habÃa convertido en su único propósito para la existencia y en este momento, tenÃa un sentimiento muy malo. PodÃa oÃr los latidos de Kyoko acelerando y podÃa oler el miedo que venÃa de ella en las olas. Toya observó con asombro cuando se volvió hacia él con una sonrisa helada.
-Bueno, ¿vamos a recoger otro talismán? Kyoko levantó la barbilla desafiando el miedo que sentÃa y enderezó sus hombros.
Toya miró detrás de ella y pudo ver que los otros también estaban listos. Los otros... la única gente en la que habÃa confiado.
*****
Hyakuhei miró al espejo que su subalterno Yuuhi le ofreció. El espejo de las almas que le permitÃa ver los movimientos de Kyoko. Esta chica era su enfoque por el momento. Ella sola tenÃa el poder de controlar al Guardián del Corazón de Cristal y necesitaba ese poder.
Pero... también necesitaba que ella lo ayudara a fusionar los talismanes juntos. Para hacer eso, tendrÃa que encontrar una manera de hacerla venir a él... de buena gana. La querÃa... no estaba muerta... en cambio, la querÃa a su lado.
Como si leyera la mente de su maestro, Yuuhi habló con la voz tranquila y sin emoción que pertenecÃa a un niño. -Quieres el poder que ejerce la chica, pero ella es pura y no vendrá a ti de buena gana. La forma fantasmal del blanco miró a Hyakuhei con ojos negros que contenÃan el conocimiento de miles de años.
"Capturarla es capturar un corazón puro, para lo cual tendrás que atraparla en una red de engaños". El extraño chico miró al espejo, mirando a Kyoko con los ojos del color de la muerte.
Hyakuhei sonrió con una sonrisa viciada. Su cuerpo y rostro impecables y perfectos ocultaron su malevolencia. Su cabello largo y oscuro cayó en cascada a su alrededor en ondas relucientes. Era muy sensual, con músculos esbeltos ondulando bajo su piel con cada movimiento. Esta sacerdotisa que los guardianes protegÃan tenÃa la semejanza de lo único que jamás habÃa amado.
SabÃa que Kyoko era una reencarnación de la que habÃa perdido hacÃa mucho tiempo... la que le habÃan quitado sin piedad.
Su puño de mano como los recuerdos trataron de volver a él de otra época. Los empujó con un gruñido y se concentró de nuevo en la sacerdotisa ante él. ¿Cómo podÃa hacer que un corazón inmaculado se enamorara de él cuando era puro mal? TenÃa el poder que habÃa dado a su antepasado hace tanto tiempo. Esto es lo que lo atrajo hacia ella, la idea de corromper esa clase de pureza. Primero, tendrÃa que atraparla.
"Invocaré la magia de Tenshi para lanzar un hechizo sobre la sacerdotisa y ella se enamorará de mÃ". Hyakuhei entonces comenzó a reÃr pero el sonido no sostuvo ningún humor. Cerrando sus ojos oscuros, invocó la figura angelical de uno de los demonios internos que habÃa consumido dentro de su cuerpo y ahora controlado.
Este demonio Tenshi podrÃa tejer un hechizo alrededor de la chica, inconscientemente haciéndola enamorarse de quien la tiene en su poder. También llamando a un demonio de inmensa fuerza y una masa de espÃritus malvados volando para mantener a Toya ya los demás a raya, Hyakuhei los envió a encontrarse con el grupo mientras lo miraba a través del espejo de las almas.
*****
Mientras Toya y el grupo se acercaban al aura siniestra del valle, Kyoko se detuvo. Malevolencia... podÃa sentirlo a su alrededor, pero no podÃa verlo. "Algo está aquà con nosotros," susurró Kyoko mientras daba un paso atrás asustada. Sus amplios ojos esmeraldas se alzaron ante una colina frente a ellos justo cuando un enorme demonio se elevaba desde el suelo como si saliera de alguna tumba sin marcar.
Toya gruñó ante los demonios más pequeños que también venÃan del suelo. ParecÃa que alguien habÃa abierto una puerta del infierno. Las dagas gemelas brillaron rápidamente a la vida como Shinbe y Suki estaba a cada lado de él. Kaen descubrió sus colmillos cuando Kamui se lanzó hacia Kyoko para situarse frente a ella, en caso de que algunos de los demonios lo hicieran más allá de los demás.
Toya saltó hacia delante gritando. Kyoko! ¿Ves un talismán en el demonio principal?
Kyoko miró al demonio con fuerza y vio un suave resplandor saliendo de su frente. "¡Frente!" Gritó de nuevo a Toya mientras Suki empezaba a cortar los espectros que volaban hacia ellos delante del demonio principal.
Kyoko observó a Shinbe comenzar a desenrollar las cuentas de amatista de su mano para abrir el maldito vacÃo que Hyakuhei le habÃa regalado cuando era niño, el mismo vacÃo que podÃa tragarlo todo si sus poderes se ponÃan fuera de control. El vacÃo del vacÃo podrÃa chupar a los demonios en sus profundidades en las olas, por lo que es una de sus mejores y más peligrosas armas en la batalla contra Hyakuhei y su subordinado.
Kyoko vio una sombra pasar por ella y miró por encima de ellos. "Shinbe, no lo hagas, un changeling" Ella señaló y Shinbe levantó la vista, cerrando rápidamente el maldito vacÃo y asintió con la cabeza agradeciendo la advertencia justo cuando un enjambre de demonios se acercaba a ellos. Los changelings eran la caÃda de los espacios solitarios.
Shinbe casi habÃa muerto la última vez que habÃa accidentalmente chupado uno de los changelings de Hyakuhei. Su poder se reflejó dentro del vacÃo, girándolo fuera de control y poniendo la propia vida de Shinbe en peligro de ser consumida por el vacÃo maldito.
La bayoneta de Suki se acercó por el aire en el último segundo, matando a algunos de los demonios avanzados. Shinbe lanzó sus pupilas y lanzó hechizos al resto que los atacaba.
Ahà fue cuando todo empezó a suceder a la vez, Kyoko observó cómo el grupo luchaba contra un gran enjambre de infantes de tierra. Los demonios aéreos atacaron a Toya con movimientos demasiado rápidos para rastrear, dando al demonio gigantesco una apertura para atacar. Toya fue lanzado a través del campo sólo para levantarse de nuevo y volver a hacerlo.
Kyoko levantó su ballesta, con la intención de ayudarle tanto como pudiera cuando algo llamó su atención... deteniendo sus movimientos. Una iluminación descendió a su alrededor, rechazando a Kamui como si le hubieran echado de encima. Era tan brillante que Kyoko cerró los ojos con fuerza y lanzó su brazo frente a ella para evitar ser cegada.
Toya vio que la esfera de luz descendÃa sobre Kyoko. Su corazón golpeó su pecho... su atención en ella en vez de la pelea con el demonio mientras se levantaba de la tierra otra vez.
Finalmente abriendo los ojos, Kyoko jadeó cuando vio a un hombre justo enfrente de ella. Era hermoso... con alas de luz... como en sus libros de literatura en la escuela. HabrÃan dicho que era un ángel. Este hombre no era en absoluto un ángel... podÃa sentirlo. Retiró la cuerda de su ballesta y un dardo de espÃritu se formó mientras recordaba la historia sobre el ángel más hermoso que habÃa sido expulsado del cielo porque él era malvado.
Kyoko estabilizó su objetivo mientras miraba los cristales que eran sus ojos pero no podÃa disparar. ¿Cómo podÃa herir algo tan precioso? Con su pelo largo y blanco fluyendo a su alrededor, nunca habÃa visto algo tan encantador en su vida. Ãl lentamente se acercó a ella, susurrando palabras que ella no podÃa entender.
Entre Suki y Shinbe, habÃan borrado casi todos los espÃritus voladores libres y se volvieron para ayudar a Toya con el demonio enfurecido que lo golpeaba contra el suelo porque no estaba prestando atención a la pelea. Estaba demasiado ocupado tratando de ver lo que le estaba pasando a Kyoko.
Suki arrojó su arma y atravesó la mejilla del demonio, fijando su atención en ella. Shinbe la sacó del camino justo cuando el demonio atacó, enviando escombros volando mientras sus garras se perdÃan y golpeaban el suelo. Le gritó a Toya. "Tú vas a ayudar a Kyoko, ¡nos encargaremos de esto!"
Toya corrió a la luz radiante, viendo la imagen de un hombre con alas flotando hacia Kyoko dentro de la barrera. Corrió hacia ella, pero la barrera lo rechazó como lo habÃa hecho Kamui. Pequeños relámpagos del color de la luz negra chisporroteaban sobre su piel. Volando hacia atrás, golpeó el suelo con un ruido ensordecedor. Se quedó allà un momento, aturdido e intentando recuperar el aliento.
Kamui estaba parado al otro lado de la esfera, lanzando frenéticamente cada hechizo mágico que podÃa pensar para desestabilizar la barrera, pero no funcionaba. Gruñó en frustración cuando volvió a intentar romper el escudo y llegar a Kyoko. Colocó sus manos frente a él, cantó su hechizo más poderoso y lo soltó, sólo para que se reflejara en la pared de la barrera y golpear de nuevo en él, enviándole patinando sobre la hierba con irritación.
Kyoko estaba tratando de luchar contra la forma de aparición que tenÃa frente a ella. PodÃa oÃrle susurrar encantamientos y podÃa sentir una sensación extraña en su pecho. No fue doloroso... pero aún asÃ... parecÃa que iba a estallar. No con dolor... era un sentimiento de amor. TodavÃa estaba lúcida para sentir miedo al mismo tiempo.
Trató de retroceder cuando él se acercó aún más y fue entonces cuando se dio cuenta de lo que estaba haciendo exactamente. Este malvado demonio le estaba lanzando un hechizo... y ahora era demasiado tarde. Kyoko parpadeó lentamente. SentÃa el sentimiento abrumador de estar enamorada. Ella harÃa cualquier cosa por esa persona, pero ella no sabÃa quién era esa persona. ¿A quién amaba tanto que le dolÃa?
Sintió que el suelo se movÃa bajo sus pies y ella empezó a hundirse en un vacÃo justo cuando el seductor demonio finalmente estaba a una distancia de su pelo. Sus sedosos labios rozaron los de ella y su mundo se volvió negro.
*****
Hyakuhei miró a través del espejo y presenció el hechizo que se colocaba en Kyoko. SabÃa que cuando se despertara, la persona ante ella serÃa la que amaba. Sus ojos brillaron con una débil luz carmesà cuando abrió un portal bajo la esfera de la barrera en la que estaba atrapada y comenzó a atraerla hacia él.
-SÃ, ven a mÃ, soy yo a quien realmente amas -sus pensamientos se distorsionaron y él se sintió como si finalmente estuviera regresando a su casa-. Como deberÃa ser -susurró.
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