Una Carga De Valor

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Из серии: El Anillo del Hechicero #6
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Читает Fabio Arciniegas
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Una Carga De Valor
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Acerca de Morgan Rice

Morgan Rice es la escritora del bestseller # 1, DIARIO DE UN VAMPIRO (THE VAMPIRE JOURNALS), una saga que comprende once libros (y siguen llegando); la saga del bestseller #1 TRILOGÍA DE SUPERVIVENCIA (THE SURVIVAL TRILOGY), thriller pos apocalíptico que comprende dos libros (y siguen llegando); y la saga de la fantasía épica, el bestseller #1, EL ANILLO DEL HECHICERO, (THE SORCERER´S RING) que comprende trece libros (y contando).

Los libros de Morgan están disponibles en audio y edición impresa y las traducciones de los libros están disponibles en alemán, francés, italiano, español, portugués, japonés, chino, sueco, holandés, turco, húngaro, checo y eslovaco (próximamente en otros idiomas).

A Morgan le encantaría tener comunicación con usted, así que visite www.morganricebooks.com para unirse a la lista de correo electrónico, recibir un libro gratuito, recibir regalos, descargar una aplicación gratuita, obtener las últimas noticias exclusivas, conectarse a Facebook y Twitter y mantenerse en contacto.

Algunas Opiniones Acerca de Morgan Rice

"EL ANILLO DEL HECHICERO (THE SOURCERER´S RING) tiene todos los ingredientes para ser un éxito inmediato: tramas, conspiraciones, misterio, caballeros aguerridos y relaciones florecientes repletas de corazones rotos, decepciones y traiciones.  Lo mantendrá entretenido durante horas y satisfará a las personas de todas las edades. Recomendado para la biblioteca habitual de todos los lectores del genero de fantasía".

–-Books and Movie Reviews, Roberto Mattos

"Rice hace un gran trabajo para captar su atención desde el principio, al utilizar una gran calidad descriptiva que va más allá de la simple descripción de la ambientación… Está bien escrito y es sumamente rápido de leer”.

–-Reseña de Black Lagoon (Con respecto a Transformación – [Turned]).

"Es una historia ideal para lectores jóvenes. Morgan Rice hizo un buen trabajo, dando un giro interesante… Es innovador y singular. La serie se centra alrededor de una chica… ¡una chica extraordinaria! Es fácil de leer, pero con un ritmo extremadamente rápido…  Clasificada PG (Guía Paternal)”.

–-Reseña de The Romance Reviews (referente a Transformación – [Turned]).

"Me llamó la atención desde el principio y no dejé de leerlo… Esta historia es una aventura increíble, de ritmo rápido y llena de acción desde su inicio.  No hay un momento aburrido".

–-Reseña de El Gremio de Romance Paranormal (Paranormal Romance Guild) – [referente a Transformación – (Turned)].

"Lleno de acción, romance, aventura y suspenso.  Ponga sus manos en él y vuelva a enamorarse”.

–-vampirebooksite.com (con respecto a Transformación – Turned).

"Tiene una trama estupenda, y éste es el tipo de libro que cuesta trabajo dejar de leer en la noche. El final en suspenso es tan espectacular, que inmediatamente querrá comprar el siguiente libro, solamente para ver qué sigue".

–-The Dallas Examiner (respecto a Amores – Loved).

"Es un libro equiparable a TWILIGHT y DIARIO DE UN VAMPIRO (VAMPIRE DIARIES) y hará que quiera seguir leyendo hasta la última página. Si le gusta la aventura, el amor y los vampiros, ¡este libro es para usted!".

–-vampirebooksite.com (con respecto a Transformación – [Turned]).

"Morgan Rice se demuestra a sí misma una vez más, ser una narradora de gran talento… Esto le encantará a una gran audiencia, incluyendo a los aficionados más jóvenes del género de los vampiros y de la fantasía.  Termina con un suspenso inesperado, que le dejará impactado".

–-The Romance Reviews (referente a Amores – Loved).

Libros de Morgan Rice
EL ANILLO DEL HECHICERO (THE SORCERER’S RING)
LA SENDA DE LOS HÉROES (A QUEST OF HEROES) [Libro # 1]
LA MARCHA DE LOS REYES (A MARCH OF KINGS) [Libro #2]
EL DESTINO DE LOS DRAGONES (A FATE OF DRAGONS) [Libro #3]
UN GRITO DE HONOR (A CRY OF HONOR) [Libro #4]
UNA PROMESA DE GLORIA (A VOW OF GLORY) [Libro #5]
UNA CARGA DE VALOR (A CHARGE OF VALOR) [Libro # 6]
UN RITO DE ESPADAS (A RITE OF SWORDS) [Libro #7]
UNA SUBVENCIÓN DE ARMAS (A GRANT OF ARMS) [Libro #8]
UN CIELO DE HECHIZOS (A SKY OF SPELLS) [Libro #9]
UN MAR DE ESCUDOS (A SEA OF SHIELDS) [Libro #10]
UN REINADO DE HIERRO (A REIGN OF STEEL) [Libro #11]
UNA TIERRA DE FUEGO (A LAND OF FIRE) [Libro #12]
EL DECRETO DE LAS REINAS (A RULE OF QUEENS) [Libro #13]
LA TRILOGIA DE SUPERVIVENCIA (THE SURVIVAL TRILOGY)
ARENA UNO:  TRATANTES DE ESCLAVOS – (SLAVERUNNERS) – [Libro #1]
ARENA DOS (ARENA TWO) – [Libro #2]
DIARIO DE UN VAMPIRO (THE VAMPIRE JOURNALS)
TRANSFORMACIÓN (TURNED) – [Libro #1]
AMORES (LOVED) [Libro #2]
TRAICIÓN (BETRAYED) [Libro #3]
DESTINADO (DESTINED) [Libro #4]
DESEO (DESIRED) [Libro #5]
PROMETIDO (BETROTHED) [Libro #6]
PROMESA (VOWED) [Libro #7]
ENCUENTRO (FOUND) [Libro #8]
RESURRECCIÓN (RESURRECTED) [Libro #9]
ANSIAS (CRAVED) [Libro #10]
DESTINO (FATED) [Libro #11]
¡Escuche la saga de EL LIBRO DEL HECHICERO (THE SORCERER’S RING) ¡en formato de audio libro!

Derechos Reservados © 2013 por Morgan Rice

Todos los derechos reservados. A excepción de lo permitido por la Ley de Derechos de Autor de EE.UU. de 1976, ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, distribuida o transmitida en forma o medio alguno ni almacenada en una base de datos o sistema de recuperación de información, sin la autorización previa de la autora.

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Ésta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, eventos e incidentes, son producto de la imaginación de la autora o se utilizan de manera ficticia.  Cualquier semejanza con personas reales, vivas o muertas, es solo coincidencia.

Imagen de la cubierta: Derechos Reservados, Sergii Votit, utilizada bajo licencia de Shutterstock.com.

 
"Los cobardes mueren muchas veces antes de su muerte;
Los valientes nunca prueban el sabor de la muerte mas que una vez".
 
—William Shakespeare
Julio César


CAPÍTULO UNO

Gwendolyn estaba acostada boca abajo en el pasto, sintiendo la fría brisa del invierno corriendo sobre su piel desnuda, y mientras sus ojos parpadeaban para abrirse, lentamente, a lo lejos, el mundo volvía a verse con claridad. Había estado en algún lugar lejano, en un campo radiante con la luz del sol, flores, Thor y su padre a su lado, todos ellos riendo y felices. Todo había estado perfecto en el mundo.

Pero ahora, mientras ella abría los ojos, el mundo ante ella no podía haber sido más diferente. El suelo estaba duro, frío, y, parado sobre ella, levantándose lentamente, no estaba ni su padre ni Thor – sino un monstruo: McCloud. Habiendo abusado de ella, lentamente se levantó, abrochó su pantalón y miró hacia abajo con satisfacción.

Rápidamente, ella recordó todo. Su rendición ante Andrónico. La traición de él. Haber sido violada por McCloud. Sus mejillas enrojecieron al darse cuenta de lo ingenua que había sido.

Estaba allí acostada, todo su cuerpo le dolía, tenía el corazón destrozado, y más que nunca en su vida, quería morir.

Gwendolyn abrió más los ojos y vio al ejército de Andrónico, docenas de soldados, todos observando la escena, y se sintió más avergonzada. Ella nunca debió haberse rendido ante esta criatura; en cambio, ella deseaba haber muerto peleando. Ella debería haber escuchado a Kendrick y a los demás. Andrónico había jugado con sus instintos de sacrificio y ella había caído. Ella deseaba haberlo conocido en la batalla: aunque hubiera muerto, al menos habría caído con dignidad, con su honor intacto.

Gwendolyn sabía con certeza, por primera vez en su vida, que estaba a punto de morir. Pero de alguna manera, eso ya no le preocupaba. Ya no le importaba morir – sólo le importaba morir a su manera – y aún no estaba lista para hacerlo.

Mientras estaba allí acostada, boca abajo, Gwendolyn estiró la mano furtivamente y agarró un montón de tierra con una mano.

"Ya puedes levantarte, mujer", ordenó McCloud ásperamente. "Ya terminé contigo. Es momento para que otros tengan su turno".

 

Gwen agarró la tierra con tanta fuerza, que sus nudillos se pusieron blancos y rezó para que esto funcionara.

Con un movimiento rápido, giró y lanzó el montón de tierra a los ojos de McCloud.

No se lo esperaba y gritó y tropezó, levantando sus manos para tratar de quitar la tierra de sus ojos.

Gwen aprovechó el momento. Habiendo vivido en el Castillo del Rey, había sido educada por los guerreros del rey, y siempre le habían enseñado a atacar una segunda vez, antes de que el enemigo tuviera la oportunidad de recuperarse. También le habían enseñado una lección que nunca había olvidado: llevara un arma o no, siempre estaba armada. Siempre podía usar el arma del enemigo.

Gwen extrajo la daga del cinturón de McCloud, lo levantó por lo alto y lo hundió entre sus piernas.

McCloud gritó aún más fuerte, quitó las manos de sus ojos y agarró su ingle. Brotó sangre de entre sus piernas mientras se agachaba y se sacó la daga, jadeando.

Ella estaba emocionada por haber dado el golpe, por conseguir, por lo menos, esta pequeña venganza. Pero para su sorpresa, la herida, que habría derribado a cualquiera, no le hizo nada. Este monstruo era imparable. Ella le había herido gravemente, justo donde se lo merecía, pero no lo había matado. Ni siquiera había logrado ponerlo de rodillas.

En cambio, McCloud extrajo la daga, chorreando sangre y la vio con desprecio, con una mirada de muerte. Comenzó a descender hacia ella, sosteniendo la daga con la mano temblorosa, y Gwendolyn sabía que había llegado su hora. Por lo menos moriría con alguna pequeña satisfacción.

"Ahora voy a sacar tu corazón y haré que te lo comas", dijo él. "Prepárate para aprender lo que significa el verdadero dolor".

Gwendolyn se preparó para que le clavara la daga, se preparó para afrontar una muerte dolorosa.

Se escuchó un grito, y después de un momento de conmoción, Gwendolyn se sorprendió al darse cuenta de que el grito no provenía de ella. Era de McCloud; estaba chillando de dolor.

Gwen bajó las manos y miró hacia arriba, confundida. McCloud había dejado caer la daga. Ella parpadeó varias veces, tratando de entender lo que veía delante de ella.

McCloud estaba allí parado, con una flecha alojada en su ojo. Él clamó, la sangre brotaba de la cuenca del ojo, mientras levantaba una mano y agarraba la flecha. Ella no podía entender. Le habían disparado a él. Pero, ¿cómo? ¿Quién?

Gwen se dio vuelta en la dirección en la que la flecha había navegado, y su corazón se emocionó al ver a Steffen, allí de pie, sosteniendo un arco, escondido en medio de un enorme grupo de soldados. Antes de que los demás se dieran cuenta de lo que estaba pasando, Steffen disparó seis flechas más y uno a uno, los seis soldados que estaban de pie al lado de McCloud cayeron, las flechas perforaron sus gargantas.

Steffen puso la mano hacia atrás para tratar de disparar más, pero finalmente fue descubierto por un grupo de soldados que se abalanzaron hacia él y lo sometieron en el piso.

McCloud, aún gritando, se dio vuelta y corrió hacia la multitud. Sorprendentemente, todavía no estaba muerto. Ella esperaba que se desangrara hasta morir.

El corazón de Gwen se inundó de gratitud hacia Steffen, más de lo que él podía imaginar. Ella sabía que moriría aquí hoy, en manos de otra persona, pero al menos por ahora no sería por McCloud.

El campamento de soldados se calmó cuando Andrónico se levantó y marchó lentamente hacia Gwendolyn. Ella estaba allí tirada y lo vio acercarse, era increíblemente alto, como una montaña yendo hacia ella. Los soldados se quedaron atrás cuando él se acercó más, en el campo de batalla había un silencio sepulcral, el único sonido que había era el del azote del viento.

Andrónico se detuvo a unos metros de distancia, amenazante, mirando hacia abajo, inexpresivo. Él estiró la mano y lentamente tocó las cabezas reducidas de su collar, y salió un extraño sonido que provenía de las entrañas de su pecho y garganta, como un ronroneo. Parecía estar tanto enojado como intrigado, al mismo tiempo.

"Has desafiado al gran Andrónico", dijo lentamente; el campo entero escuchaba cada palabra que decía, antigua y grave. Su voz se elevó con autoridad y resonó a través de las llanuras. "Habría sido más fácil si te hubieras sometido a tu castigo. Ahora tendrás que aprender lo que significa el verdadero dolor".

Andrónico bajó la mano y sacó la espada más larga que había visto Gwen alguna vez. Debe haber tenido unos dos metros y medio de largo, y su sonido especial resonó en el campo de batalla. La levantó por lo alto, volviéndola hacia la luz, el reflejo era tan fuerte que la cegó. Él se observó a sí mismo cuando la torció en sus manos, como si las viera por primera vez.

"Eres una mujer de origen noble", dijo. "Te viene de perlas morir por una espada noble".

Andrónico dio dos pasos adelante, agarró la empuñadura con ambas manos y levantó la espada a lo alto.

Gwendolyn cerró los ojos. Oyó el silbido del viento, el movimiento de cada brizna de hierba y apareció un destello por su mente, de recuerdos aleatorios de su vida. Ella sintió que su vida finalizaba, sintió todo lo que había hecho, a todos lo que había amado. En sus reflexiones finales, Gwen pensó en Thor. Ella puso la mano en su cuello y apretó el amuleto que le habían dado, y lo sostuvo firmemente en su puño. Podía sentir la cálida energía irradiando a través de él, esa antigua piedra roja, y recordó las palabras de Thor cuando se lo regaló: este amuleto puede salvar tu vida. Una vez.

Sujetó el amuleto con más fuerza, palpitando en su mano, y le pidió a Dios con cada fibra de su ser.

Por favor Dios, deja que este amuleto funcione. Por favor, sálvame, sólo por esta vez. Déjame volver a ver a Thor.

Gwendolyn abrió los ojos, esperando ver la espada de Andrónico bajando hacia ella – pero lo que vio, la sorprendió. Andrónico se quedó allí, paralizado, mirando por encima de su hombro, como si viera que alguien se acercaba. Parecía estar sorprendido; incluso confundido, y no era una expresión que ella hubiera esperado ver en él alguna vez.

"Ahora bajarás tu arma", se escuchó una voz detrás de Gwendolyn.

Gwendolyn se sintió electrificada al escuchar esa voz. Era una voz que conocía. Ella giró, y quedó sorprendida al ver allí parado a una persona que conocía tan bien como su propio padre.

A Argon.

Allí estaba, con su túnica blanca y capucha, sus ojos brillando con una intensidad como nunca había visto en su vida, mirando a Andrónico. Ella y Steffen estaban en el suelo, entre estos dos Titanes. Eran dos criaturas de una fuerza increíble, uno de las tinieblas y el otro de la luz, de pie uno contra el otro. Ella casi podía sentir la salvaje guerra espiritual por encima de su cabeza.

"¿Lo haré?". Andrónico se burló, sonriendo.

Pero en la sonrisa de Andrónico, Gwen pudo ver que sus labios temblaban, pudo ver, por primera vez, algo así como un miedo en los ojos de Andrónico. Nunca pensó que vería eso. Andrónico debe haber sabido de Argon. Y lo que supiera, era suficiente para hacer que el hombre más poderoso del mundo tuviera miedo.

"Ya no dañarás más a la chica", dijo Argon con calma. "Aceptarás su rendición", dijo él, dando un paso más cerca, con sus ojos brillando, hipnotizantes. "Le permitirás regresar con su gente. Y permitirás que su pueblo se rinda, si así lo desean ellos. Sólo te diré esto una vez. Serás prudente en aceptarlo".

Andrónico miró a Argon y parpadeó varias veces, como si estuviera indeciso.

Finalmente, reclinó su cabeza y rió a carcajadas. Fue la risa más ruidosa y más siniestra que Gwen había oído, llenando todo el campo, pareciendo llegar hasta el cielo.

"Tus trucos de hechicero no funcionan conmigo, viejo", dijo Andrónico. "He oído hablar del Gran Argon. Hubo un tiempo en que fuiste poderoso. Más poderoso que el hombre, que los dragones, que el mismo cielo, o al menos eso dicen. Pero tu tiempo acabó. Ahora es una nueva época. Ahora es el momento del Gran Andrónico. Ahora eres una reliquia, un remanente de otra época, cuando gobernaban los MacGil, cuando la magia era fuerte. Cuando el Anillo era indefendible. Pero tu destino está ligado al Anillo. Y ahora el Anillo es débil. Como tú.

"Eres un tonto por enfrentarte a mí, anciano. Ahora vas a sufrir. Ahora conocerás la fuerza del Gran Andrónico".

Andrónico se mofó y levantó su espada hacia Gwendolyn, esta vez mirando a Argon.

"Voy a matar a la chica lentamente, ante tus ojos", dijo Andrónico. "Después voy a matar al jorobado. A continuación, voy a mutilarte, pero te dejaré vivo, como un símbolo del poder de mi grandeza".

Gwendolyn se preparó y se estremeció mientras Andrónico bajaba la espada hacia su cabeza.

De repente, algo ocurrió. Escuchó un ruido en el aire, como de mil fuegos, seguidos por los gritos de Andrónico.

Abrió los ojos en total incredulidad al ver el rostro de Andrónico, retorcido de dolor, dejando caer su espada y arrodillándose en el suelo. Ella vio a Argon dar un paso adelante, y luego otro, con una sola mano extendida, que irradiaba una bola de luz violeta. La bola se hizo más y más grande, envolviendo a Andrónico, mientras Argon continuaba caminando hacia adelante, inexpresivo, acercándose más y más a Andrónico, mientras mantenía extendida su mano.

Andrónico se acurrucó en ovillo, en el suelo, mientras la luz lo envolvía.

Un jadeo surgió de este hombre, pero ninguno se atrevía a acercarse. O tenían miedo, o Argon había hecho alguna especie de hechizo para hacerlos impotentes.

"¡BASTA YA!", gritó Andrónico, subiendo las manos y tocando sus orejas. "¡TE LO RUEGO!".

"No le harás ningún daño adicional a la chica", dijo Argon lentamente.

"¡Ya no le haré más daño a la chica!", repitió Andrónico, como si estuviera en trance.

"Vas a liberarla ahora y permitirás que regrese con su gente".

"¡La liberaré ahora y le permitiré regresar a su pueblo!".

"Le darás a su gente una oportunidad para rendirse".

"¡Le daré a su gente una oportunidad para rendirse!", agregó Andrónico. “¡Por favor! ¡Haré lo que sea!".

Argon respiró profundamente, y finalmente se detuvo. La luz desapareció de su mano mientras bajaba lentamente el brazo.

Gwen lo miró asombrada; nunca había visto a Argon en acción, y no podía comprender su poder. Era como ver que los cielos se abrían.

"Si nos volvemos a ver, Gran Andrónico", dijo Argon lentamente, mirando hacia abajo mientras Andrónico yacía en el suelo, gimiendo, "será en tu camino hacia los reinos más oscuros de la muerte".

CAPÍTULO DOS

Thor luchaba, sujetado firmemente en su lugar por los soldados del Imperio, vio con impotencia cómo Durs, un hombre al que alguna vez había considerado su hermano, levantaba una espada para matarlo.

Thor cerró los ojos y se preparó, sabiendo que había llegado su hora. Se pateaba a sí mismo por ser tan estúpido, tan confiado. Le habían tendido una trampa todo ese tiempo, era un cordero llevado al matadero. Peor aún, como líder, los demás chicos buscaban a Thor para orientación. No sólo se había decepcionado a sí mismo, había quedado mal con los demás. Su ingenuidad, su naturaleza confiada, lo habían puesto en peligro.

Mientras Thorgrin luchaba, trataba con todas sus fuerzas de convocar su poder, de llamarlo desde algún lugar profundo dentro de sí mismo, quería sólo la suficiente energía para liberarse de sus ataduras, para luchar.

Sin embargo, aunque lo intentara, no llegaba. Su propia fuerza no era suficiente para liberarse de todos los soldados que lo estaban sujetando.

Thor sentía el viento acariciar su rostro, mientras Durs bajaba la espada y se preparó para el inminente impacto del acero. No estaba preparado para morir. En su mente vio a Gwendolyn, en el Anillo, esperándolo. Sintió que él le había defraudado también.

Thor oyó un ruido repentino de carne contra carne y abrió los ojos y se sorprendió al ver que estaba vivo todavía. El brazo de Durs se paralizó en el aire, su muñeca fue sujetada por un enorme soldado del Imperio que se elevaba sobre Durs – no era tarea fácil, teniendo en cuenta el tamaño de Durs. Sujetó la muñeca de Durs, a solo centímetros de empalar a Thor.

Durs se volvió hacia el soldado del Imperio, con la sorpresa en su rostro.

"Nuestro líder no los quiere muertos", murmuró el soldado sombríamente hacia Durs. "Los quiere vivos. Como prisioneros".

"Nadie nos dijo eso", protestó Durs.

"¡El trato era que íbamos a matarlos!", añadió Dross.

"Los términos del acuerdo han cambiado", respondió el soldado.

"¡No puedes hacerlo!", dijo Drake.

"¿Que no podemos?", respondió sombríamente, volviéndose hacia él. "Podemos hacer lo que queramos. De hecho, ahora son nuestros prisioneros, también". El soldado sonrió. "Mientras más Legión tengamos para pedir rescate, mejor".

 

Durs miró al soldado, con su cara llena de indignación, y un momento después, el caos estalló, mientras docenas de soldados del Imperio se abalanzaban contra los tres hermanos, quienes los derribaron y les ataron las muñecas.

Thor aprovechó la ventaja del caos y se volvió y buscó a Krohn, a quien vio a pocos metros de distancia, acechando en las sombras, fielmente a su lado.

"¡Krohn, ayúdame!", gritó Thor. "¡AHORA!".

Krohn entró en acción con un gruñido, volando por el aire, aterrizando sobre sus colmillos en el cuello del soldado del Imperio, que sostenía la muñeca de Thor. Thor se liberó y Krohn saltó de un soldado a otro, mordiendo y arañándolos hasta que Thor pudo liberarse y agarrar su espada. Después, Thor se dio vuelta y de un solo golpe, cortó tres de las cabezas.

Thor corrió hacia Reece, que estaba más cerca de él y apuñaló a su captor en el corazón, liberándolo y permitiéndole sacar su espada y unirse a la lucha. Los dos se apresuraron hacia sus hermanos de La Legión, atacando a sus captores y liberando a Elden, a O'Connor, a Conval y a Conven.

Los otros soldados estaban distraídos sujetando a Drake, Durs y Dross, y cuando se dieron vuelta para ver qué es lo que estaba pasando, ya era demasiado tarde. Thor, Reece, O'Connor, Elden, Conval y Conven eran libres, todos con armas en la mano. Todavía los superaban en número por mucho, y Thor sabía que la lucha no sería fácil. Pero al menos tenían una oportunidad de pelear. Sin inmutarse, fueron hacia el enemigo, con desenfreno.

Los cien soldados del Imperio atacaron y Thor oyó un chillido a lo alto y vio a Estopheles. Su halcón bajó en picado y arañó los ojos del líder de los soldados del Imperio, quien cayó al suelo, agitándose. Estopheles entonces arañó a varios otros, derribándolos uno por uno.

Cuando iban a atacar, Thor colocó una piedra en su honda y la lanzó, golpeando a uno de los soldados en la sien y derribándolo antes de que él pudiera alcanzarlos; O'Connor logró disparar dos flechas, ambas aterrizaron con mortal precisión y Elden arrojó una lanza, empalando a dos soldados, cayendo a sus pies. Fue un buen comienzo— pero quedaban otros cien soldados para matar.

Se reunieron en el centro con un gran grito de guerra. Como le habían enseñado, Thor se centró en un soldado en particular, eligiendo al más grande y más malo que pudo encontrar, y levantando su espada por lo alto. Hubo un gran sonido de metal, mientras la espada de Thor bloqueaba el escudo del hombre, y el hombre inmediatamente bajó un martillo hacia la cabeza de Thor.

Thor se hizo a un lado, y mientras el martillo caía en la tierra, Thor sacó la daga de su cinturón y lo apuñaló; se desplomó, muerto.

Thor levantó su escudo a tiempo para bloquear los golpes de espada de dos atacantes, y luego los detuvo con el suyo, matando a uno de ellos. Estaba a punto de golpear al otro, cuando alcanzó a vislumbrar una espada yendo hacia él, desde atrás; tuvo que girar y bloquearlo con su escudo.

Thor estaba siendo atacado por todos lados, era superado en número por mucho, y era lo único que podía hacer para evitar que le llovieran golpes de todos lados. No tenía tiempo ni energía para atacar – sólo para defenderse. Y más y más soldados seguían yendo hacia él.

Thor vio a sus hermanos de La Legión en la misma situación: cada uno de ellos lograba matar a uno o dos soldados – pero eran muchísimos; pagaban un precio, recibiendo heridas leves por todos lados. Thor podría decir que ellos estaban perdiendo terreno – incluso con Krohn saltando y atacando, e incluso con Indra ayudando, recogiendo piedras y lanzándolas al grupo de soldados. Sólo sería cuestión de tiempo hasta que fueran rodeados y acabados.

"¡Libérennos!", dijo una voz.

Thor se volvió y vio a Drake, atado con sogas con sus hermanos, a pocos metros de distancia.

"¡Libéranos!", repitió Drake, "¡y les ayudaremos a luchar contra ellos! ¡Luchamos por la misma causa!".

Mientras Thor levantaba un escudo para bloquear otro gran golpe, esta vez de un hacha de combate, se dio cuenta de que tener tres manos más ayudaría enormemente. Sin ellos, era obvio que no tenían ninguna posibilidad de derrotar a todos estos soldados. Thor sentía que ya no podía confiar en los tres hermanos, pero en este momento sintió que no tenía nada que perder por intentarlo. Después de todo, los tres hermanos tenían motivos para luchar también.

Thor bloqueó todavía otro golpe de espada, luego cayó de rodillas y rodó, a través de la multitud, varios centímetros, hasta que llegó a los tres hermanos. Se levantó de un salto y cortó sus sogas una a la vez, protegiéndolos de los golpes, mientras cada uno sacaba sus espadas y saltaba al combate.

Drake, Dross y Durs fueron a la carga hacia la densa multitud de soldados del Imperio y atacaron, acuchillando, empujando, golpeando. Cada uno de ellos era grande y hábil, y atraparon a los soldados del Imperio desprevenidos, matando a varios de ellos inmediatamente, ayudando a las probabilidades. Thor tenía sentimientos encontrados acerca de liberarlos, después de lo que habían hecho – pero dadas las circunstancias, parecía ser la opción más inteligente. Es mejor que la muerte.

Ahora eran nueve contra los restantes ochenta y tantos soldados. Las probabilidades seguían siendo todavía terribles, pero al menos eran mejor que antes.

Los hermanos de la Legión siguieron sus habilidades del entrenamiento, sus ejercicios aprendidos durante Los Cien, las incontables veces que habían sido entrenados para luchar, mientras eran cercados y superados en número; hicieron lo que Kolk y Brom les habían enseñado a hacer: se replegaron y formaron un círculo apretado, de espaldas unos con otros, y lucharon contra la invasión de los soldados del Imperio como una sola unidad. Ellos se sintieron envalentonados por la llegada de los tres combatientes adicionales, y cada uno tomó un segundo aire y se defendió más vigorosamente que antes.

Conval extrajo su mayal y le dio vueltas y golpeó al enemigo una y otra vez, logrando sacar tres soldados del Imperio antes de que la cadena se alejara de él. Su hermano Conven utilizó un mazo normal, apuntó hacia abajo y cortó las piernas de los soldados con la bola de metal. O'Connor no podía usar su arco a tan corta distancia, pero logró extraer dos dagas de su cintura y las arrojó a la multitud, matando a dos soldados. Elden esgrimió su martillo de guerra a dos manos ferozmente, lanzando grandes golpes a su alrededor. Thor y Reece los bloquean y detuvieron con sus espadas de manera experta. Por un momento, Thor se sentía optimista.

Entonces, por el rabillo del ojo de Thor, vio algo que le inquietó. Vio a uno de los tres hermanos girando y yendo a la carga hacia el círculo de la Legión; Thor se volvió y vio a Durs. Él estaba yendo al ataque, no hacia un soldado del Imperio, sino hacia él. Hacia Thor. Por la espalda.

Todo pasó demasiado rápido, y Thor, luchando contra dos soldados del Imperio ante él, no pudo voltear a tiempo.

Thor sabía que iba a morir. A punto de ser apuñalado por la espalda, por un muchacho que una vez había pensado que era su hermano, un muchacho en quien, ingenuamente, había confiado dos veces.

Conval apareció de repente frente a Thor, para protegerlo.

Y cuando Durs bajó su espada hacia la espalda de Thor, encontró en cambio el pecho de Conval.

Thor se volvió y gritó: "¡CONVAL!".

Conval se quedó allí, congelado, con los ojos con una mirada de muerte, mientras veía la espada sumirse en su corazón, la sangre chorreaba por su torso.

Durs se quedó allí parado, mirando hacia atrás, igualmente sorprendido.

Conval cayó de rodillas, brotaba sangre de su pecho. Thor observó, en cámara lenta, cómo Conval, un hermano cercano de La Legión, un muchacho que había amado como a un hermano, caía de bruces al suelo, muerto. Todo para salvar la vida de Thor.

Durs se quedó parado encima de él, mirando hacia abajo, pareciendo conmocionado por lo que había hecho.

Thor se lanzó hacia delante para matar a Durs – pero Conven le ganó. El gemelo de Conval se abalanzó y giró ampliamente su espada, decapitando a Durs, cuyo cuerpo inerte cayó a tierra.

Thor se quedó allí y se sintió hueco por dentro, aplastado por la culpa. Había cometido demasiados errores de juicio. Si él no hubiera liberado a Durs, Conval podría estar vivo ahora.

Estando de espaldas hacia el Imperio, les daba a los soldados una oportunidad. Todos se apresuraron a través del círculo abierto, y Thor sintió que un martillo le pegaba en la parte posterior del omóplato; la fuerza del golpe lo envió al suelo, boca abajo.

Antes de que pudiera levantarse, varios soldados se abalanzaron sobre él; sintió sus pies en la espalda, después un soldado bajó la mano, lo sujetó del cabello y se inclinó sobre él con un puñal.

"Despídete, jovencito", dijo el soldado.

Thor cerró los ojos, y al hacerlo, se sintió transportado a otro mundo.

Por favor Dios, dijo Thor para sí mismo. Permíteme vivir este día. Dame la fuerza para matar a estos soldados. Déjame morir otro día, en otro lugar, con honor. Vivir lo suficiente para vengar esas muertes. Para ver a Gwendolyn una última vez.

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