Un Rito De Espadas

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Из серии: El Anillo del Hechicero #7
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Читает Fabio Arciniegas
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Acerca de Morgan Rice

Morgan Rice es la escritora del bestseller # 1, DIARIO DE UN VAMPIRO (THE VAMPIRE JOURNALS), una saga que comprende once libros (y siguen llegando); la saga del bestseller #1 TRILOGÍA DE SUPERVIVENCIA (THE SURVIVAL TRILOGY), thriller pos apocalíptico que comprende dos libros (y siguen llegando); y la saga de la fantasía épica, el bestseller #1, EL ANILLO DEL HECHICERO, (THE SORCERER´S RING) que comprende trece libros (y contando).

Los libros de Morgan están disponibles en audio y edición impresa y las traducciones de los libros están disponibles en alemán, francés, italiano, español, portugués, japonés, chino, sueco, holandés, turco, húngaro, checo y eslovaco (próximamente en otros idiomas).

A Morgan le encantaría tener comunicación con usted, así que visite www.morganricebooks.com para unirse a la lista de correo electrónico, recibir un libro gratuito, recibir regalos, descargar una aplicación gratuita, obtener las últimas noticias exclusivas, conectarse a Facebook y Twitter y mantenerse en contacto.

Algunas Opiniones Acerca de Morgan Rice

"Es una fantasía animada que entrelaza elementos de misterio e intriga en su historia. La Senda de los Héroes (A Quest of Heroes) trata acerca de la realización del valor y de darse cuenta del propósito de la vida que conduce al crecimiento, madurez y excelencia…Para aquellos que buscan aventuras de fantasía sustanciosa, los protagonistas, estratagemas y acción proporcionan un vigoroso sistema de encuentros que se centran bien en la evolución de Thor, de ser un muchacho soñador a convertirse en un adulto joven que se enfrenta a posibilidades imposibles para sobrevivir… Es sólo el comienzo de lo que promete ser una serie épica para adultos jóvenes".

Midwest Book Review (D. Donovan, Crítico de eBook)

"EL ANILLO DEL HECHICERO (THE SORCERER´S RING) tiene todos los ingredientes para ser un éxito inmediato: tramas, conspiraciones, misterio, caballeros aguerridos y relaciones florecientes repletas de corazones rotos, decepciones y traiciones. Lo mantendrá entretenido durante horas y satisfará a las personas de todas las edades. Recomendado para la biblioteca habitual de todos los lectores del género de fantasía".

--Books and Movie Reviews, Roberto Mattos

"La entretenida fantasía épica de Rice [EL ANILLO DEL HECHICERO – THE SORCERER’S RING] incluye rasgos clásicos del género – una buena ambientación, grandemente inspirada en la antigua Escocia y su historia, y un buen sentido de la intriga de la corte".

– Kirkus Reviews

"Me encantó cómo Morgan Rice construyó el personaje de Thor y el mundo en que vive. El paisaje y las criaturas que viven ahí, estuvieron muy bien descritos… La disfruté [la trama]. Fue corto y tierno… Tiene la cantidad adecuada de personajes secundarios, así que no me confundí. Contenía aventuras y momentos espeluznantes, pero la acción representada no era demasiado grotesca. El libro sería perfecto para un lector adolescente… Los inicios de algo increíble están ahí…"

--San Francisco Book Review

"En este primer libro lleno de acción de la saga de la fantasía épica de El Anillo del Hechicero – The Sorcerer’s Ring (que actualmente consta de 14 libros), Rice presenta a los lectores a Thorgrin, ’Thor’ McLeod, cuyo sueño es unirse a la Legión de los Plateados, a los caballeros de élite que sirven al rey… La obra de Rice es sólida y el argumento es fascinante".

--Publishers Weekly

"[LA SENDA DE LOS HÉROES – A QUEST OF HEROES] es de lectura fácil y rápida. Los finales de los capítulos hacen que tengas que leer lo que sigue y no quieras dejarlo. Hay algunos errores en el libro y algunos nombres están mezclados, pero eso no distrae de la historia en general. El final del libro me hizo querer conseguir el siguiente libro inmediatamente, y eso es lo que hice. Las nueve series del Anillo del Hechicero (The Sorcerer’s Ring) se pueden adquirir actualmente en la tienda Kindle y La Senda de los Héroes (A Quest of Heroes) ¡es gratis, para empezar! Si está buscando algo rápido y divertido para leer mientras está de vacaciones, este libro es el adecuado".

--FantasyOnline.net
Libros de Morgan Rice

EL ANILLO DEL HECHICERO (THE SORCERER’S RING)

LA SENDA DE LOS HÉROES (A QUEST OF HEROES) – [Libro #1]

LA MARCHA DE LOS REYES (A MARCH OF KINGS) – [Libro #2]

EL DESTINO DE LOS DRAGONES (A FATE OF DRAGONS) – [Libro #3]

UN GRITO DE HONOR (A CRY OF HONOR) – [Libro #4]

UNA PROMESA DE GLORIA (A VOW OF GLORY) – [Libro #5]

UNA CARGA DE VALOR (A CHARGE OF VALOR) – [Libro # 6]

UN RITO DE ESPADAS (A RITE OF SWORDS) – [Libro #7]

UNA SUBVENCIÓN DE ARMAS (A GRANT OF ARMS) – [Libro #8]

UN CIELO DE HECHIZOS (A SKY OF SPELLS) – [Libro #9]

UN MAR DE ESCUDOS (A SEA OF SHIELDS) – [Libro #10]

UN REINADO DE HIERRO (A REIGN OF STEEL) – [Libro #11]

UNA TIERRA DE FUEGO (A LAND OF FIRE) – [Libro #12]

EL DECRETO DE LAS REINAS (A RULE OF QUEENS) – [Libro #13]

UN JURAMENTO DE HERMANOS- AN OATH OF BROTHERS (Libro #14)

LA TRILOGIA DE SUPERVIVENCIA (THE SURVIVAL TRILOGY)

ARENA UNO: TRATANTES DE ESCLAVOS – (SLAVERUNNERS) – [Libro #1]

ARENA DOS (ARENA TWO) – [Libro #2]

DIARIO DE UN VAMPIRO (THE VAMPIRE JOURNALS)

TRANSFORMACIÓN (TURNED) – [Libro #1]

AMORES (LOVED) [Libro #2]

TRAICIÓN (BETRAYED) [Libro #3]

DESTINADO (DESTINED) [Libro #4]

DESEO (DESIRED) [Libro #5]

PROMETIDO (BETROTHED) [Libro #6]

PROMESA (VOWED) [Libro #7]

ENCUENTRO (FOUND) [Libro #8]

RESURRECCIÓN (RESURRECTED) [Libro #9]

ANSIAS (CRAVED) [Libro #10]

DESTINO (FATED) [Libro #11]

¡Escuche la saga de EL LIBRO DEL HECHICERO (THE SORCERER’S RING) ¡en formato de audio libro!

Derechos Reservados © 2013 por Morgan Rice

Todos los derechos reservados. A excepción de lo permitido por la Ley de Derechos de Autor de EE.UU. de 1976, ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, distribuida o transmitida en forma o medio alguno ni almacenada en una base de datos o sistema de recuperación de información, sin la autorización previa de la autora.

Este libro electrónico está disponible solamente para su disfrute personal. Este libro electrónico no puede ser revendido ni regalado a otras personas. Si desea compartir este libro con otra persona, tiene que adquirir un ejemplar adicional para cada uno. Si está leyendo este libro y no lo ha comprado, o no lo compró solamente para su uso, por favor devuélvalo y adquiera su propio ejemplar. Gracias por respetar el arduo trabajo de esta escritora.

Ésta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, eventos e incidentes, son producto de la imaginación de la autora o se utilizan de manera ficticia. Cualquier semejanza con personas reales, vivas o muertas, es totalmente una coincidencia.

Imagen de la cubierta Derechos Reservados justdd, utilizada bajo licencia de Shutterstock.com

 
"¿Qué es lo que pretende comunicarme?
Si es algo para el bien general,
Presente ante mis ojos a un lado el honor y al otro la muerte,
Y miraré a ambos con indiferencia,
Que Dios me acompañe, ya que amo
El nombre de la gloria más de lo que temo a la muerte".
 
--William Shakespeare
Julio César


CAPÍTULO UNO

Thorgrin montó en la parte posterior de Mycoples mientras ella volaba a través de la extensa campiña del Anillo, hacia el sur, a buscar a Gwendolyn. Thor sujetó la Espada del Destino mientras miraba hacia abajo y vio el paraje infinito del ejército de un millón de hombres de Andrónico, cubriendo el Anillo como una plaga de langostas. Sintió que la Espada palpitaba en la palma de su mano y sabía qué era lo que estaba instándole a hacer. Proteger al Anillo. Expulsar a los invasores. Era casi como si la Espada le estuviera dando órdenes – y Thor lo hacía con gusto.

Muy pronto, Thor daría la vuelta y haría que todos y cada uno de los invasores la pagara. Ahora que el Escudo había sido activado otra vez, Andrónico y sus hombres habían quedado atrapados; ya no podrían filtrarse más refuerzos del Imperio y Thor no descansaría hasta que hubiese matado a todos y cada uno de ellos.

Pero todavía no era el momento para la matanza. El primer asunto más importante para Thor era su verdadero amor, la mujer por la que había sufrido desde que él se había ido de estas fronteras: Gwendolyn. Thor ansiaba poder verla otra vez, abrazarla, saber que estaba viva. Dentro de su camisa ardía el anillo de su madre, y apenas podía esperar a ofrecérselo a Gwen, de profesarle su amor, de proponerle matrimonio. Quería que ella supiera que nada había cambiado entre ellos, independientemente de lo que había sucedido con ella. Todavía la amaba mucho – incluso más – y necesitaba que ella supiera eso.

 

Mycoples se movió suavemente, y Thor podía sentir la vibración a través de sus escamas. Mycoples, presintió él, estaba ansioso por llegar también donde estaba Gwendolyn, antes de que le pasara algo. Mycoples se agachó y entró y salió de las nubes, agitando sus grandes alas y parecía estar contenta de estar aquí, dentro del Anillo, llevando a Thor. Su vínculo estaba creciendo y Thor sintió que Mycoples compartía cada uno de sus pensamientos y deseos. Era como volar en una extensión de sí mismo.

Los pensamientos de Thor cambiaron hacia Gwendolyn mientras volaba, entrando y saliendo de las nubes. Las palabras de la ex reina dominaban sus pensamientos, seguían volviendo hacia él, tanto, que Thor prefería acallarlos. Su revelación le había dolido más allá de lo que imaginaba. ¿Andrónico? ¿Era su padre?

No podía ser posible. Una parte de Thor esperaba que fuera otro juego mental despiadado de la ex reina, quien, después de todo, lo había odiado desde el principio. Tal vez ella quiso implantar falsas ideas en su mente para molestarlo, para alejarlo de su hija, por el motivo que fuera. Thor quería creer eso desesperadamente.

Pero en el fondo, mientras ella pronunciaba las palabras, éstas resonaban dentro del cuerpo y alma de Thor. Él sabía que eran ciertas. A pesar de que quisiera pensar lo contrario, en el segundo en que ella las había dicho, él sabía que Andrónico era, sin duda alguna, su padre.

El pensamiento pendía sobre Thor como una pesadilla. Siempre había esperado y rezado en algún lugar de su mente, para que el rey MacGil fuera su padre y que de alguna manera Gwen no fuera realmente su hija, para que así pudieran estar juntos. Thor siempre había esperado que el día en que supiera quién era realmente su padre, que todo tuviera sentido en la vida, que su destino se aclarara.

Saber que su padre no era un héroe era una cosa. Podía aceptar eso. Pero saber que su padre era un monstruo – el peor de todos los monstruos – el hombre a quien Thor quería muerto más que nada – era demasiado para procesar. Thor llevaba la sangre de Andrónico. ¿Qué significaba eso para Thor? ¿Eso significa que él, Thor, estaba destinado a convertirse también en un monstruo? ¿Eso significaba que tenía algo de maldad corriendo por sus venas? ¿Estaba destinado a ser como él? ¿O era posible ser diferente a él, a pesar de tener la misma sangre? ¿El destino viajaba a través de la sangre? ¿O cada generación formaba su propio destino?

Thor también luchó para entender todo lo que esto significaba para la Espada del Destino. Si la leyenda era cierta – que sólo un MacGil podía blandirla – ¿eso significaba que era un MacGil? Si fuera así, ¿cómo podría Andrónico ser su padre? A menos que Andrónico, de alguna manera, fuera un MacGil.

Lo peor de todo, ¿cómo podría Thor compartir esta noticia con Gwendolyn? ¿Cómo podía decirle que era el hijo de su enemigo más odiado? ¿Del hombre que hizo que la violaran? Sin duda, ella odiaría a Thor. Ella vería la cara de Andrónico cada vez que mirara a Thor. Y sin embargo Thor tenía que decírselo – no podía ocultarle ese secreto. ¿Eso arruinaría su relación?

La sangre de Thor hirvió de rabia. Él quería golpear a Andrónico por ser su padre, por hacerle eso. Mientras volaban, Thor miró hacia abajo y observó la tierra. Él sabía que Andrónico estaba allí en algún lugar. Pronto se encontrarían cara a cara. Él lo encontraría. Se enfrentaría a él. Y lo mataría.

Pero primero tenía que encontrar a Gwendolyn. Al cruzar el Bosque del Sur, Thor presintió que estaba cerca. Tenía un mal presentimiento en el pecho, de que algo horrible le iba a ocurrir a ella. Instó a Mycoples a volar más y más rápido, sintiendo que en cualquier momento ella podría morir.

CAPÍTULO DOS

Gwendolyn estaba sola en el parapeto superior de La Torre del Refugio, vestida con las túnicas negras que las monjas le habían dado, sintiendo como si hubiera estado aquí desde siempre. Ella había sido recibida en silencio, solo por una monja, su guía, hablando sólo una vez para instruirla sobre las reglas de este lugar: no había que hablar, no había que interactuar con ninguno de los demás. Cada mujer vivía aquí sola, en su propio universo. Cada mujer que quería que no la molestaran. Ésta era una torre del refugio, un lugar para aquellos que buscaban la sanación. Gwendolyn estaría a salvo aquí de todos los daños del mundo. Pero también sola. Absolutamente sola.

Gwendolyn entendía todo muy bien. Ella también quería que la dejaran en paz.

Ahora ella estaba allí parada, en la cima de la torre, contemplando la panorámica de gran alcance de las copas de los árboles del Bosque del Sur del Anillo y se sentía más sola que nunca. Ella sabía que debería ser fuerte, que era una luchadora. La hija de un rey, y esposa – o casi esposa – de un gran guerrero.

Pero Gwendolyn tuvo que admitir que, por mucho que deseara ser fuerte, su corazón y su espíritu aún estaban heridos. Ella extrañaba mucho a Thor y temía que nunca regresaría por ella. Y aunque lo hiciera, una vez que él supiera lo que le había sucedido, temía que nunca querría estar con ella otra vez.

Gwen también se sentía vacía al saber que Silesia había sido destruida, que Andrónico había ganado, y que todos sus seres queridos habían sido capturados o asesinados. Andrónico ya estaba por todas partes. Él ocupó totalmente el Anillo y no había ningún otro lugar a dónde ir. Gwen se sentía desesperada, agotada; demasiado agotada para alguien de su edad. Lo peor de todo es que sentía que había decepcionado a todos; sentía como si ya hubiese vivido demasiadas vidas y ya no quería ver más.

Gwendolyn dio un paso hacia adelante, hasta la cornisa, a la orilla del parapeto, más allá de donde se suponía que uno podía pararse. Levantó los brazos lentamente y sostuvo sus palmas hacia fuera de su costado. Ella sintió una ráfaga de viento, los gélidos vientos del invierno. La hicieron perder el equilibrio y se meció al borde del precipicio. Miró hacia abajo y vio la pendiente en picado hacia abajo.

Gwendolyn miró al cielo, y pensó en Argon. Se preguntaba dónde estaba, atrapado en su propio universo, cumpliendo su castigo, por su culpa. Daría cualquier cosa para verlo ahora, escuchar una última vez su sabiduría. Tal vez eso la salvaría, la haría darse la vuelta.

Pero se había ido. Él también había pagado un precio y no podía regresar.

Gwen cerró los ojos y pensó una última vez en Thor. Si tan sólo estuviera aquí, podría cambiar todo. Si tan sólo tuviera a una persona que quedara viva, que realmente la amara, tal vez eso le daría un motivo para seguir viviendo. Ella miró al horizonte, esperando ver más allá de la razón a Thor. Al ver las nubes pasando rápidamente, creyó escuchar débilmente, en algún lugar en el horizonte, el rugido de un dragón. Era tan distante, tan suave, ella debió haberlo imaginado. Solamente era su mente jugando bromas con ella. Ella sabía que ningún dragón podría estar aquí, dentro del Anillo. Y también sabía que Thor estaba lejos, perdido para siempre en el Imperio, en algún lugar del cual nunca regresaría.

Las lágrimas rodaban por las mejillas de Gwen mientras pensaba en él, en la vida que podrían haber tenido. De lo cerca que habían estado alguna vez. Ella imaginaba la mirada en su cara, el sonido de su voz, su risa. Ella había estado muy segura de que serían inseparables, de que nunca se separarían por nada.

"¡THOR!". Gwendolyn echó hacia atrás su cabeza y lloró, balanceándose en la cornisa. Ella deseaba que él volviera con ella.

Pero su voz hizo eco en el viento y se desvaneció. Thor estaba a un mundo de distancia.

Gwendolyn se agachó y sostuvo el amuleto que Thor le había dado, el que una vez le había salvado la vida. Ella sabía que había utilizado su única oportunidad. Ahora, ya no había más oportunidades.

Gwendolyn miró hacia abajo de la cornisa y vio el rostro de su padre. Estaba rodeado de una luz blanca, sonriéndole.

Ella se inclinó hacia adelante y colgó treinta centímetros sobre el borde, cerrando sus ojos ante la brisa. Ella se cernía ahí, atrapada entre dos mundos, entre los vivos y los muertos. Estaba perfectamente equilibrada y sabía que la próxima ráfaga de viento podría decidir por ella qué dirección seguiría.

Thor, pensó ella. Perdóname.

CAPÍTULO TRES

Kendrick cabalgó ante el vasto y creciente ejército de los MacGil, de los silesios, y liberó a compatriotas del Anillo, mientras todos ellos atravesaban como ráfaga las puertas principales de Silesia hacia el ancho camino al Este, hacia el ejército de Andrónico. Junto a él iban Srog, Brom, Atme y Godfrey y detrás de ellos, Reece, O’Connor, Conven, Elden e Indra, entre miles de guerreros. Mientras cabalgaban, pasaron por los cuerpos calcinados de miles de soldados del Imperio, negros y tiesos por el soplido del dragón; otros estaban muertos por la marca de la Espada del Destino. Thor había desatado oleadas de destrucción, como si fuera un ejército de un solo hombre. Kendrick asimiló todo y estaba asombrado al recorrer con la vista la destrucción de Thor, el poder de Mycoples y la Espada del Destino.

Kendrick se maravilló ante el giro de los acontecimientos. Pero días atrás, todos habían sido apresados, bajo el yugo de Andrónico, obligados a admitir la derrota; Thor todavía había estado en el Imperio, la Espada del Destino era un sueño perdido, y había pocas esperanzas de su regreso. Kendrick y los demás habían sido crucificados, dejados para morir, y había parecido como que todo estaba perdido.

Pero ahora cabalgaban como hombres libres, como soldados y caballeros una vez más, fortalecidos por la llegada de Thor, la fuerza ahora estaba de su lado. Mycoples había sido una bendición, una fuerza de destrucción cayendo del cielo; Silesia ahora era una ciudad libre, y la zona rural del Anillo, en vez de estar llena de soldados del Imperio, estaba llena de cadáveres del Imperio. El camino hacia el Este estaba lleno de cadáveres del Imperio hasta donde alcanzaba la vista.

Pero aunque todo eso parecía alentador, Kendrick sabía que medio millón de los hombres de Andrónico estaban en espera, al otro lado de la zona montañosa. Los habían vencido temporalmente, pero apenas les habían aniquilado. Y Kendrick y los otros no estaban contentos con sentarse a esperar en Silesia a que Andrónico reagrupara y atacara una vez más – ni querían darles la oportunidad de escapar y retirarse hacia el Imperio. El escudo estaba activado, y aunque Kendrick y los demás eran menos en número, al menos ahora tenían la oportunidad de pelear. Ahora, el ejército de Andrónico estaba huyendo y Kendrick y los otros estaban decididos a continuar la serie de victorias que Thor había comenzado.

Kendrick miró sobre su hombro a los miles de soldados y hombres libres que viajaban con él y vio la determinación en sus rostros. Todos habían probado la esclavitud, probado la derrota, y ahora podía ver cuánto apreciaban lo que parecía ser que eran hombres libres una vez más. No sólo para sí mismos, sino para sus esposas y familias. Todos y cada uno de ellos estaban resentidos, incentivados para hacer que Andrónico pagara y asegurarse de que no atacara otra vez. Estos eran un ejército de hombres dispuestos a luchar hasta la muerte, y cabalgaban al unísono. Por donde cabalgaban liberaban a más y más hombres, quitándoles sus ataduras y absorbiendo un ejército extenso y en rápido crecimiento.

Kendrick se estaba recuperando del tiempo que pasó en la cruz. Su cuerpo todavía no estaba tan fuerte como antes, y aún persistía el dolor en sus muñecas y tobillos, en donde habían estado esas cuerdas gruesas. Él miró a Srog y a Brom y a Atme, sus vecinos en la cruz y vio que ellos tampoco estaban tan fuertes como antes. La crucifixión había cobrado su precio en todos ellos. Aun así, todos montaban con orgullo, incentivados. No había nada como una oportunidad para luchar por tu vida, una oportunidad para la venganza, para hacerte olvidar tus heridas.

Kendrick estaba contento de que su hermano menor Reece y los de La Legión hubieran regresado de su misión, cabalgando a su lado una vez más. Le había dolido ver la matanza de la Legión en Silesia, y que estos hombres hubiesen regresado a casa, había restaurado un poco su dolor. Siempre había estado cerca de Reece al crecer, lo había protegido, había tomado el papel de un segundo padre para él durante todos aquellos tiempos cuando el rey MacGil había estado muy ocupado. De alguna manera, el hecho de ser solamente su hermanastro le había permitido a Kendrick acercarse más a Reece; no era ninguna carga para ellos ser apegados y eligieron ser allegados por elección. Kendrick nunca había podido ser allegado con sus otros hermanos menores – Godfrey había pasado su tiempo con inadaptados en la taberna y Gareth – bueno, Gareth había sido Gareth. Reece había sido el único de los hermanos que había elegido el campo de batalla, que había querido llevar la vida que Kendrick había elegido también. Kendrick no podría estar más orgulloso de él.

 

En el pasado, cuando Kendrick había cabalgado con Reece, siempre había sido protector, manteniendo un ojo sobre él; pero desde su regreso, Kendrick pudo notar que Reece se había convertido en un verdadero guerrero, fortalecido, así que ya no sentía la necesidad de estarlo vigilando tanto. Se preguntaba qué tipo de tribulaciones debió haber experimentado Reece en el Imperio para transformarlo en el guerrero curtido y hábil en el que se había convertido. Deseaba sentarse con él y escuchar sus historias.

Kendrick también estaba encantado de que Thor hubiera regresado, y no sólo porque Thor los había liberado, sino también porque le agradaba y había respetado a Thor inmensamente y se preocupaba por él como haría con un hermano. Kendrick todavía recordaba la imagen de Thor regresando y empuñando la Espada. Él no podía superarlo. Era algo que nunca había esperado ver en su vida; de hecho, nunca había esperado ver a alguien blandir la Espada del Destino, mucho menos a Thor, su propio escudero, un pequeño y humilde muchacho de un pueblo agrícola de la periferia del Anillo. Un forastero. Y ni siquiera era un MacGil.

¿O sí lo era?

Kendrick quería saber. Él no dejó de pensar en la leyenda: sólo un MacGil podría esgrimir la espada. En lo más profundo de su corazón, Kendrick tenía que admitir que siempre había esperado ser él mismo el primero en blandirla. Había esperado que fuera el sello definitivo de su legitimidad como un verdadero MacGil, como el primogénito. Él siempre había soñado que de alguna manera, algún día, las circunstancias le permitirían intentarlo.

Pero a él nunca se le había brindado esa oportunidad y no envidiaría con recelo el logro de Thor. Kendrick no era codicioso; por el contrario, se maravilló del destino de Thor. Aunque no lo entendía. ¿La leyenda era falsa? ¿O Thor era un MacGil? ¿Cómo podría serlo? A menos que Thor también fuera hijo del rey MacGil. Kendrick quería saber. Su padre tenía fama de dormir con muchas mujeres fuera de su matrimonio – que era en realidad cómo él mismo había sido engendrado.

¿Fue por eso que Thor había salido a toda prisa de Silesia, después de hablar con su madre? ¿Qué habían discutido, exactamente? Su madre no lo diría. Era la primera vez que ella mantenía algo en secreto, de todos ellos. ¿Por qué ahora? ¿Qué secreto guardaba? ¿Qué podría haber dicho que había hecho que Thor saliera corriendo de esa manera, dejándolos sin decir una palabra?

Hizo que Kendrick pensara en su propio padre, en su linaje. Aunque deseaba tanto que no fuera así, le quemaba la idea de ser ilegítimo, y por millonésima vez, se preguntaba quién era su verdadera madre. Él había escuchado varios rumores a lo largo de su vida acerca de las distintas mujeres con las que se había acostado su padre, el rey MacGil, pero nunca lo había sabido con certeza. Cuando todo se hubiera arreglado – si alguna vez ocurría – y el Anillo volvía a la normalidad, Kendrick decidió que descubriría con seguridad quién era su madre. Él podría enfrentarse a ella. Le preguntaría por qué lo había dejado ir, por qué nunca había formado parte de su vida. Cómo había conocido a su padre. Realmente quería conocerla, ver su rostro; ver si se parecía a él; y hacer que le dijera que sin duda era legítimo, tan legítimo como cualquier otro.

Kendrick se alegró de que Thor hubiera salido corriendo para recuperar a Gwendolyn, sin embargo, una parte de él también deseaba que Thor se hubiera quedado. Al entrar en batalla, ampliamente superados en número contra las decenas de miles de hombres de Andrónico, Kendrick sabía que podían utilizar a Thor y Mycoples ahora más que nunca.

Pero Kendrick había nacido y sido criado como guerrero, y no iba a sentarse a esperar a que otros pelearan sus batallas por él. En cambio, hizo lo que su instinto le había ordenado hacer: salir y conquistar lo más posible del ejército del Imperio como pudiera, con sus propios hombres. Él no tenía las armas especiales como Mycoples o la Espada del Destino, pero tenía dos manos, mismas que había usado desde que era un niño. Y eso siempre había sido suficiente.

Ascendieron una colina y al llegar a su cresta, Kendrick miró al horizonte y vio a lo lejos una pequeña ciudad de MacGil, Lucia, la primera ciudad al Este de Silesia. Los cadáveres del Imperio estaban alineados en el camino, y evidentemente la ola de destrucción de Thor había terminado aquí. En el horizonte lejano, Kendrick podía ver un batallón del ejército de Andrónico retirándose, cabalgando hacia el Este. Él supuso que se dirigían al campamento principal de Andrónico, a la seguridad del otro lado de la zona montañosa. El cuerpo principal del ejército se estaba retirando – pero dejaron detrás una división menor para tener bajo control a Lucia. Varios miles de los hombres de Andrónico fueron colocados en la ciudad, montando guardia ante ella. También eran visibles sus ciudadanos, esclavizados por los soldados.

Kendrick recordaba lo que había pasado con ellos en Silesia, cómo los habían tratado y su cara enrojecida con un deseo de venganza.

"¡AL ATAQUE!", gritó Kendrick.

Levantó su espada por lo alto y detrás de él se oyeron los gritos animados de miles de soldados.

Kendrick pateó su caballo, y todos ellos corrieron al unísono hacia abajo de la colina, rumbo a Lucia. Los dos ejércitos se preparaban para el enfrentamiento, y aunque ambos tenían igual cantidad de soldados, Kendrick sabía que no coincidían en términos de sentimientos. Esta división remanente del ejército de Andrónico era de invasores que huían, mientras que Kendrick y sus hombres estaban dispuestos a luchar por sus vidas para proteger a su patria.

Su grito de batalla ascendía a los cielos mientras se dirigían hacia las puertas de Lucía. Llegaron tan rápido y tan pronto que varias docenas de soldados del Imperio que montaban guardia se dieron vuelta y se miraron unos a otros confundidos, evidentemente no esperaban este ataque. Los soldados del Imperio se dieron vuelta, corrieron al interior de las puertas y con furia dieron vuelta a las manivelas para bajar la verja levadiza.

Pero no lo suficientemente rápido. Varios de los arqueros de Kendrick, liderando el camino, dispararon y los mataron, sus flechas aterrizaron expertamente en sus pechos y espaldas, encontrando las juntas en sus armaduras. El mismo Kendrick aventó una lanza, como lo hizo Reece que estaba junto a él. Kendrick encontró su objetivo – un gran guerrero apuntando con un arco – y quedó impresionado al ver a Reece encontrar el suyo sin esfuerzo, perforando el corazón de un soldado. La puerta permanecía abierta y los hombres de Kendrick no dudaron. Con un gran grito de batalla, fueron a la carga, dirigiéndose hacia el corazón de la ciudad, sin parar, para mantenerse alejados de la confrontación.

Surgió un gran sonido de metal cuando Kendrick y los demás levantaron las espadas y hachas y lanzas y alabardas y enfrentaron a los miles de soldados del Imperio que corrieron a recibirlos a caballo. Al primero en hacer impacto, Kendrick levantó su escudo y bloqueó un golpe, al mismo tiempo que hacía girar su espada y mataba a dos soldados. Sin dudarlo, se dio vuelta y bloqueó otro golpe de espada, luego empujó su espada en el estómago de un soldado del Imperio. Mientras el hombre moría, Kendrick pensó en vengarse; pensó en Gwendolyn, en su gente, en toda la gente del Anillo que había sufrido.

Reece, junto a él, hizo girar su mazo e impactó a un soldado en un costado de la cabeza, derribándolo de su caballo, y luego levantó su escudo y bloqueó un golpe que iba hacia un costado de él. Él giró su mazo y derribó a su atacante. Elden, junto a él, corrió hacia adelante con su gran hacha y la bajó sobre un soldado que apuntaba a Reece, cortando directamente su escudo y yendo hacia su pecho.

O’Connor disparó varias flechas con mortal precisión, incluso a tan corta distancia, mientras que Conven se lanzaba a la batalla y luchaba temerariamente, arremetiendo más allá de todos los demás hombres, sin siquiera molestarse en elevar su escudo. En cambio, giró dos espadas, dirigiéndolas hacia el grueso de los soldados del Imperio, como si quisiera morir. Pero sorprendentemente, no lo hizo. En cambio, derribó a los hombres a la izquierda y a la derecha.

Indra le siguió no muy lejos. Era audaz, más que la mayoría de los hombres. Usaba su daga con habilidad y astucia, cortando como un pez a través de las filas y apuñalando a los soldados del Imperio en la garganta. Mientras lo hacía, pensaba en su tierra natal, en cuánto había sufrido su gente bajo la bota del Imperio.

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